miércoles, 3 de abril de 2013

PATRICIA CIOFI Y JUAN DIEGO FLOREZ EN LES PECHEURS DE PERLES EN EL TEATRO REAL


Ópera en tres actos de Gerges Bizet con libreto de Michel Carré y Eugène Cormon, en versión de concierto. Director musical, Daniel Oren. Director del coro, Andrés Máspero. Reparto: Léïla, Patrizia Ciofi. Nadir, Juan Diego Flórez. Zurga, Mariusz Kwiecien. Nourabad, Roberto Tagliavini. Coro y orquesta titulares del Teatro Real. 28 de marzo de 2013.

Hay pocas oportunidades de escuchar en una sala esta ópera de Georges Bizet, que el compositor de veinticinco años estrenó en el Théâtre Lyrique de París en 1863, anunciando así la llegada de la nueva estética del “drame lyrique”, género habitual en los fastos del imperio de Napoléon III.
 De nuevo en este caso y no podemos dejar de evocar la Norma de Bellini, el drama gira en torno a la pureza de una sacerdotisa (brahmánica ahora) con un trío amoroso, dos hombres y una mujer, aunque el final de “Les pêcheurs” no es tan amargo como el de la ópera del músico siciliano.
El gusto y la sensibilidad franceses adoran el exotismo oriental  por lo que la acción se despliega en la antigua Ceilán (hoy Sri Lanka) y a su origen no es ajeno el Conde Waleski, que ofrecía su apoyo económico a compositores que no hubieran presentado obra nueva el año anterior.
 Bizet para llevar a cabo esta ópera, tuvo que trabajar con rapidez y reutilizó pasajes de trabajos anteriores. Es de destacar la importancia que aquí reviste el coro, que al comienzo incluye una danza casi orgiástica (“Sur la grève en feu”), seguida de una intervención de Zurga y la posterior llegada de Nadir, con su “des savanes et des forêts”.
“Au fond du temple saint”, el dúo de Zurga y Nadir, es uno de los momentos más sentidos de la obra y también de los más conocidos y escuchados en grabaciones. A destacar asimismo la cavatina de Léïla (“me voilà seule dans la nuit…”), que en la voz de Patrizia Ciofi adquiere una dimensión inusitada.
El ritmo y la tensión dramática se sostienen firmes a lo largo de todo el desarrollo operístico, desgraciadamente mermado por la opción de concierto, pero, como comentó alguien, “así no nos distraemos de lo que hacen las voces…”.Influencias de autores contemporáneos como Verdi o Meyerbeer no impiden que la calidad que ya apuntó Bizet en su juventud haga intuir la brillantez de su creación posterior.
Activa y potente la dirección musical del israelí Daniel Oren, algo un po forte, pero el maestro estuvo en cada detalle. El coro, que en esta partitura se convierte en un personaje decisivo, se lució como suele o más si cabe, gracias a Andrés Máspero y su siempre fantástica inspiración.

Patrizia Ciofi compuso la sacerdotisa Léïla, lució un modelo de pantalones negros tipo babucha para evocar su rol y un chal gris platino con iridiscencias y desplegó una actuación vocal intensa y grandiosa. En los instantes más difíciles del papel, es cuando parecía sentirse más cómoda y de una elegancia y sobriedad conmovedoras. Impresionante.

Juan Diego Flórez es siempre un reclamo en una función y contribuyó junto con el resto del reparto a que se colgara el cartel de “localidades agotadas” hace meses. Creó como siempre una gran expectación y por momentos se lo vio fragilizado en una performance exigente donde cumplió sin embargo de maravilla.

Hay quien ha recordado su maravilloso Puritani de hace tres años y lamentaba no volver a disfrutar de su voz y su prestancia escénica en breve, según anunció el propio tenor, con lo cual el público suspendía el aliento cada vez que cantaba. Lo mismo con Ciofi. Y luego están las versiones grabadas, que nunca pueden compararse con una actuación en directo.
 Roberto Tagliavini muy acertado y noble en Nourabad y con algún contratiempo, al fin solucionado con soltura Mariusz Kwiecien, que - según anunció el Teatro antes del acto II- sufría una afección alérgica esa noche.
 El público se deshizo en aplausos al final de la velada,  premiando la labor esforzada y generosa  de todos los participantes. El espíritu de la música evocadora de Bizet quedó como suspendida en el aire, bastante después de abandonar el coliseo madrileño. ¡Claro!

Alicia Perris                                                   Fotos: Javier del Real

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