miércoles, 8 de enero de 2014

BENJAMIN LACOMBE EN EL MUSEO ABC


El artista francés, que a sus 31 años se ha convertido en uno de los grandes nombres de la ilustración mundial, expone por primera vez en España su genial trabajo

ISABEL PERMUY



Ondina envuelta en olas, Madama Butterfly metamorfoseada en cientos de mariposas, un autorretrato con seis brazos y su omnipresente perro Virgilio... Éste es el mágico y maravilloso universo creado porBenjamin Lacombe (París, 1982)joven prodigio de la ilustración mundial, que expone por vez primera en España. Lo hace, hasta el 26 de enero, en el Museo ABC (Amaniel 29-31), donde muestra 30 bellísimas ilustraciones y un par de esculturas, realizadas junto a Julian Martínez. La exposición está coorganizada por la editorial Edelvives, con la que Lacombe lleva trabajando desde hace tiempo. Ahora presenta dos nuevas publicaciones:«Swinging Christmas» y la segunda parte de «Nuestra Señora de París». Poco antes de dar una Master Class en el museo (numerosos jóvenes se agolpaban horas antes de la charla; parecían fans esperando a su ídolo musical y no a un ilustrador), hablaba con ABC.
Su cabeza –tan privilegiada como su mano– va a toda velocidad, lo que hace que dispare las palabras como si saliesen de una metralleta.Noblesse oblige, lo primero que subraya es que el Museo ABC «es magníficoEn Francia, donde hay muchísimos más ilustradores que en España, no hay un museo como éste. Lo visité hace dos años y vi una exposición de Ana Juan que me gustó mucho. Me interesan las exposiciones que organiza». Da cifras que ilustran de lo que habla: en su país se publican al año entre 7.000 y 8.000 libros ilustrados y 5.000 cómics, frente a 20.000 o 30.000 novelas. Nada que ver con el escueto mercado español, donde, advierte, «se está produciendo un descubrimiento del mundo de la ilustración». Es cierto que hay un«boom» de libros ilustrados en nuestro país. ¿Cree que sigue siendo la Cenicienta, la hermana pobre, de las artes? «Al igual que el cómic, la ilustración no ha recibido el reconocimiento que merece. Se la ha asociado a objetos comerciales, bienes de consumo, pero para mí es un arte con mayúsculas».
Lacombe y sus influencias
Puestos a buscar huellas en su exquisito trabajo –perfeccionista, cuida hasta el más mínimo detalle y sus dibujos destilan grandes dosis de emoción–, asoman entre sus precisos y preciosos trazos el Quattrocento italiano, los primitivos flamencos y los prerrafaelitas, en pintura; Tim Burton, Hitchcock y Fritz Lang, en cineDiane Arbus, en fotografía... ¿Le interesa especialmente el lado oscuro? «Bueno, me achacan que uso colores tétricos, que mis personajes no sonríen. No es cierto, sí lo hacen, pero no todo el día ni con sonrisas falsas. La vida no es de color rosa, no es todo fantástico. No es que mis libros sean deprimentes –no llevan al suicidio a los adolescentes–, pero mis personajes sí sufren adversidades, situaciones difíciles de superar. Es lo que más me conmueve. Admiro mucho a Arbus, que retrata la cara más monstruosa, pero me parece algo sublime. También me gusta Murakami, pero pinta con esos colores tan vivos... La vida no es así».
En «Swinging Christmas» vuelve a trabajar con la cantante francesaOlivia Ruiz: se trata de un cuento de Navidad con banda sonora incorporada (jazz de fondo y un CD con cinco temas), en el que no hay rastro de Papá Noel, ni de Santa Claus, aunque sí están presentes la nieve, el amor y regalos muy especiales: «Se inculca el amor a los libros a un niño disléxico a través del jazz». Se ha atrevido Lacombe con dos pesos pesados de la literatura: Poe («Cuentos macabros») y Víctor Hugo («Nuestra Señora de París»). ¿Facilita su trabajo como ilustrador que sean unos textos tan buenos o se encoge la mano por miedo y respeto? «Las dos cosas: ayuda e intimida al mismo tiempo. El texto de Poe es uno de mis primeros proyectos; lo elaboré mentalmente cuando tenía 10 años. El de Victor Hugo, en cambio, nunca me lo planteé, pero se presentó la oportunidad. Hay muy pocas obras ilustradas de esta novela, que todos creen haberla leído, aunque no lo hayan hecho. Me preguntan:¿Por qué le has pintado el pelo rojo a Quasimodo? Yo les digo que es así en el libro. Es uno de los principales iconos del romanticismo. He querido respetar al máximo los colores del romanticismo y sus matices. Pero ha sido un trabajo ingente y agotador de tres años: es un libro de 670 páginas y yo hice más de cien dibujos».
Madama Butterfly y Da Vinci
Lacombe lleva publicados ya 28 libros. Su despegue internacional comenzó a los 19 años con «Cereza guinda». Su última aventura, «Madama Butterfly», basada en la célebre ópera de Puccini, que Edelvives espera publicar el próximo año. ¿Cómo se dibuja una ópera? «Mi madre me introdujo en el mundo de la ópera. Me conmueve muchísimo. Lloré de emoción al oír por primera vez “Madama Butterfly”. Es un proyecto que quise abordar hace tiempo, pero no me atrevía. La ópera es perfecta y yo he tratado de recrear las emociones que provoca». Nos enseña un ejemplar del libro en francés. Es increíble: incluye un desplegable de diez metros. No hay retos imposibles para Benjamin Lacombe. Se atreve incluso con iconos ymitos intocables como Leonardo da Vinci y su homosexualidad. Lleva tiempo involucrado en un cómic en el que aborda la historia de amor durante más de 30 años entre el maestro y su discípulo Salai: «Quería romper falsos estereotipos de un pintor viejo, loco... Era un hombre guapísimo, inteligente, sublime. No se debían sentir cómodos con él los demás artistas. Debió ser difícil para él ser homosexual y trabajar para el Papa».
Como modelos para sus personajes escoge a familiares y amigos. Pero sus musas preferidas son sus perros: Virgilio y Lisbeth, que nos enseña orgulloso en su tableta. En la Master Class que debe pronunciar minutos después de la charla va a abordar las últimas técnicas y nuevos retos en su brillante carrera. ¿Dibuja con ordenador o es de los que les gusta tirar de lápiz, tinta, acuarelas...? Explica que siempre hace todos sus diseños a mano y que sólo utiliza el ordenador para maquetar.


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