domingo, 29 de junio de 2014

'JUBILARSE ES LA ANTESALA DE LA MUERTE' CHARLES AZNAVOUR, CON 90 AÑOS RECIÉN CUMPLIDOS, VISITA BARCELONA PARA ACTUAR EN EL LICEU


Charles Aznavour, retratado en Barcelona hace un par de años. ANTONIO MORENO
JAVIER BLÁNQUEZ Barcelona

Charles Aznavour tiene planes detallados para los próximos 30 años. «¡Vivir! Quiero seguir viviendo como hasta hoy, la vida es una cosa preciosa y he podido hacer lo que he querido», cuenta en el restaurante del hotel Le Mèridien, mientras se le escapa una sonrisa. De este modo, el gran referente de la chanson, todavía en activo tras haber cumplido los 90 -el pasado jueves actuó en Barcelona, en el Gran Teatre del Liceu, en una gala retrospectiva de su carrera de más de seis décadas-, parece reafirmarse en su promesa, dicha en broma hace un tiempo, y que consistía en no morirse hasta llegar a los 120 años. «El trabajo es para mí como un deporte. Me gusta mucho lo que hago y no lo voy a dejar».
No lo hace porque, aunque administrativamente ya es un jubilado, Aznavour se resiste a dejar lo que ha hecho siempre: escribir canciones y melodías. «Escribo cada mañana, pero no necesariamente son canciones. El cerebro hay que entrenarlo a diario, es como un músculo». Lo que le preocupa es sucumbir al aburrimiento, «que es lo peor de la jubilación; esta etapa de la vida hay que intentar verla desde lejos, porque si te fijas en ella muy de cerca es como si estuvieras en la antesala de la muerte».
«Bob Dylan sigue trabajando y es un enlace entre pasado y presente»
Y aunque su último disco propone una momificación de su legado -se trata de 90ème Anniversaire. Best of Edition, un cofre de cuatro CDs publicado por Universal Francia el pasado mes de mayo que incluye, cómo no, sus mejores 90 canciones-, Aznavour tiene ya planes para publicar un nuevo disco. «He empezado a grabar. Tengo canciones en francés y en inglés, y quizá haya alguna en italiano. Escribo muchas piezas, pero la mayoría las mando directamente a la basura. Las que me gustan me las guardo para mí o las doy a otros intérpretes». En 2011 se despidió del público francés con una larga gira, pero no ha podido resistirse a volver. Hay dos musicales en Estados Unidos y Canadá que se están montando a partir de sus canciones, y el día de su 90 cumpleaños, el 22 de mayo, lo hizo cantando en Berlín. Su único signo de debilidad aparente es el audífono que tiene que colocarse en el oído derecho antes de empezar a responder preguntas. «Para mí nada ha cambiado. Cuando era joven, tenía mala voz. Con el tiempo, la voz mejoró, y el único problema de cantar a esta edad es que la mala voz ha vuelto. Pero tengo un público que lo sabe perdonar».
Las canciones de Aznavour han traspasado varias generaciones. Las modas cambian, pero su obra sigue impactando a los nuevos públicos jóvenes, llegando al corazón. «Mucha gente dice que es porque mis canciones hablan sobre el amor. Pero no creo que sea verdad, porque no tengo muchas canciones de amor, en realidad. La juventud necesita esas canciones de amor, y yo siempre se las he dado, pero a la vez les he violado con otros temas. Los temas que trato son importantes, y creo que ahí está la clave del éxito, en la variedad: he escrito sobre el extrarradio, sobre el alcohol, sobre la homosexualidad».
«El trabajo es para mí como un deporte. Me gusta y no lo voy a dejar»
Se define como un clásico -«tengo una manera de escribir que ya no voy a cambiar»- y sentencia su punto de vista con una frase que no admite dobles lecturas: «yo ya no voy a la gente, es la gente la que viene a mí», en referencia a las nuevas maneras de hacer música, que no le interesan en absoluto. «En Estados Unidos el cambio de una generación a otra no ha sido tan traumático como en Francia», explica. «No me gusta lo que se hace, en general, pero hay algunos de los clásicos, como Bob Dylan o los grandes autores de comedia musical, que siguen trabajando y son un enlace entre el pasado y el presente. Pero en Francia ya no es así». De este modo, Aznavour no se atreve a identificar un heredero de su manera de hacer, vivir y entender la música, aunque también se resiste a considerarse el último superviviente de una edad de oro. «Yo seguí los pasos de Charles Trenet y otros me seguirán a mí. Todos formamos parte de una gran línea. Conmigo no se acaba nada». Sobre todo, porque Aznavour tiene cuerda para años.

http://www.elmundo.es/cataluna/2014/06/26/53ac5e8c22601d14768b456c.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario