lunes, 24 de noviembre de 2014

DESPEDIDA BARROCA. NATALIE DESSAY DEMUESTRA EN EL LICEU QUE LA EXPRESIVIDAD Y LA EMOCIÓN DE SU CANTO SIGUEN INTACTAS A PESAR DE LOS PROBLEMAS DE SALUD QUE LA LLEVAN A DEJAR LOS ESCENARIOS



Javier Pérez Senz  Barcelona
Cuando una soprano que anuncia su retirada del mundo de la ópera viene a despedirse de un teatro en el que ha protagonizado veladas memorables, como es el caso de la diva francesa Natalie Dessay, la gratitud y reconocimiento deben ir por delante de cualquier consideración crítica. Ciertamente, los contratiempos de salud han dejado huella en su portentosa voz (una afección en las cuerdas vocales le obligó a cancelar sus actividades y someterse en dos ocasiones a cirugía) pero la expresividad y la emoción del canto siguen intactas, y con ellas cautivó de nuevo al público del Liceo en una velada barroca consagrada a las mejores arias y escenas de la ópera Giulio Cesare, de Georg Friedrich Haendel.


Natalie Dessay, © Photo: Simon Fowler
Dessay, que en el coliseo lírico barcelonés ha protagonizado títulos como Hamlet, Manon y Los cuentos de Hoffmann, ha escogido bien a sus compañeros en esta última aventura barroca: la directora Emmanuelle Haïm al frente de su excelente orquesta, Le Concert d’Astrée, y el contratenor Christophe Dumaux en el papel estelar de Giulio Cesare, con quienes ha interpretado el personaje de Cleopatra, primero en la Ópera de París, en 2011, en un montaje escénico de Laurent Pelly y, después, en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Y con ellos se ha embarcado en esta gira que recala en el Liceo.
Haïm respira con los cantantes. El cuidado en las dinámicas y los tempi preside una dirección atenta a las necesidades de la voz. Dessay pasó apuros en la emisión y el control del fiato, pero alcanzó momentos de magia expresiva en sus grandes arias —la interpretación de Piangerò fue sublime— y dio vida teatral a los recitativos de manera incisiva. La mayor parte del programa corrío a cargo de Christophe Dumaux, excelente cantante que convenció más por la musicalidad y buen gusto en las ornamentaciones que por el volumen de su voz, muy bien manejada, pero con graves muy pálidos.
Haendel: Escenas de Giulio Cesare
Natalie Dessay, soprano
Christophe Dumaux, contratenor.
Le Concert d’Astrée. Directora: Emmanuelle Haïm.
Gran Teatre del Liceu, 22 de noviembre de 2014
Le Concert d’Astrée tiene un sonido bello, suave y natural, sin crispaciones, con el que Haïm, fundadora y alma del conjunto francés, recrea magistralmente el virtuosismo, la transparencia y la tensión dramática que anima el lenguaje operístico de Haendel. Brillaron la pureza y el limpio sonido del concertino David Plantier, y la elegante finura del flautista Sébastien Marq en las danzas de la Suite nº 3 de la Música acuática, aunque en una sala tan grande como el Liceo, estas exquisiteces no son muy audibles más allá de las primeras filas.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/11/23/catalunya/1416778427_442421.html

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