miércoles, 6 de mayo de 2015

LA GRAN MARTHA ARGERICH DEBUTA CON LA FILARMÓNICA EN MADRID ACOMPAÑADA DE LA ORQUESTA DA CAMERA



Auditorio Nacional. Sala Sinfónica. Martes, 5 de mayo de 2015.
Intérpretes

Orquesta Da Camera
Alexander Janiczek, concertino-director
Martha Argerich, piano
Mireia Farrés, trompeta

Programa

J. S. Bach (1685-1750)
 Concierto para violín, en la menor, BWV 1041
(Senza indicazione di tempo)
Andante
Allegro assai

Dmitri Shostavovich, Concierto para piano, trompeta y cuerdas núm. 1, en do menor, op. 35
Allegro moderato
Lento
Moderato
Allegro con brio

Ludwig van Beethoven, Sinfonía núm. 4, en Si bemol mayor, op. 60
Adagio- Allegro vivace
Adagio
Allegro vivace
Allegro ma non  troppo


La pianista Martha Argerich interpretó junto con la trompetista Mireia Farrés el Concierto para piano, trompeta y cuerdas núm. 1 de Shostakovich y la Orquesta Da Camera, creada en 2013, formada por jóvenes talentos españoles, el Concierto para violín de Bach y la 4ta de Beethoven.

La Filarmónica presentó por primera vez a la gran pianista Martha Argerich y a la Orquesta Da Camera, que provocó un impacto entre el público y la crítica  después de su presentación en octubre de 2013.

El programa incluyó el Concierto para piano, trompeta y cuerdas núm.1 de Shostakovich, interpretado por Martha Argerich al piano y Mireia Farrés a la trompeta. Legendaria, imprevisible, genial y extraordinaria, Argerich es una de las pianistas más destacadas del panorama internacional. Lleva en sus genes y en su espíritu la voluptuosidad y la calidez homérica de la ciudad que la vio nacer.
 Por otro lado, Mireia Farrés es trompetista solista de la OBC desde 2004 y tiene una larga carrera como solista e instrumentista. Colabora con orquestas de todo el mundo como la Sinfónica de Praga y la Orquesta de Cámara de Viena y ha recibido diversas distinciones a lo largo de su carrera.

Fundada en el año 2013, la Orquesta Da Camera está formada por miembros del Cuarteto Casals, del Cuarteto Quiroga y jóvenes intérpretes españoles que colaboran con formaciones de gran prestigio internacional como la Mahler Chamber Orchestra, la Lucerne Festival Orchestra, Les Arts Florissants o la Academia de la Filarmónica de Berlín. Interpretaron la Cuarta Sinfonía de Beethoven y el Concierto para violín, en la menor, BWV 1041 de J. S. Bach. Ha contado en esta ocasión con Alexander Janiczek como concertino-director. Este músico de cámara y profesor es desde el 2011 Artista Asociado en la Scottish Chamber Orchestra y tiene una larga trayectoria.

Pocos violinistas, hoy en día, igualan la amplitud intelectual y musical de este artista. Su vida musical comenzó en Salzburgo, en el seno de una familia de músicos de ascendencia polaca y checa, y en la actualidad actúa en todo el mundo, tanto como director, solista, músico de cámara y profesor.

Se ha desempeñado como director invitado con las orquestas de cámara más notables en Europa. Con la Chamber Orchestra of Europe realizó una gira por toda Europa y Asia y en 2011, la Scottish Chamber Orchestra (SCO) lo nombró Artista Asociado. Invitado regular por el Hebrides Ensemble y antiguo concertino de la SCO, Janiczek, ha actuado como solista tanto en Escocia como en el extranjero. A partir de 2015, será también Director Musical del East Neuk Festival Retreat de Escocia.

Su discografía incluye las Sinfonías de Beethoven grabadas en vivo con La Chambre Philarmonique y Emmanuel Krivine, la 8ª de Mahler con Sir Simon Rattle y la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, y proyectos con Sir Colin Davis y la Sinfónica de Londres. Con la SCO, Janiczek dirigió una serie de CD dedicados a  Mozart y Weber para Linn Records, sello Gramophone del año 2010.

Janiczek es además profesor de violín en la Escuela Guildhall de Música y Arte Dramático, y, como dato relevante, hay que señalar que toca un violín Giuseppe Guarneri del Gesù, (Cremona 1731), cedido por el Banco Nacional de Austria.

Martha Argerich, que es toda una leyenda en la tradición de la interpretación del piano, nació en Buenos Aires (Argentina). Inició sus lecciones de piano a la edad de cinco años con Vicente Scaramuzza, un mito. En 1957, ganó los concursos de piano de Bolzano y Ginebra y en 1965 el Concurso Internacional Chopin de Varsovia. Desde entonces, es una de las pianistas más destacadas del mundo, tanto por su popularidad como por su talento. Su estilo es único e inconfundible. Una fuerza desatada de la naturaleza, pero benéfica y solar.
Colabora con regularidad con los pianistas Nelson Freire y Alejandro Rabinovich, el violonchelista Mischa Maisky y el violinista Gidon Kremer: "Esta armonía dentro de un grupo de personas que me da una sensación fuerte y serena".
Martha Argerich ha grabado para EMI, Sony, Philips, Teldec, DGG. Ha recibido numerosos premios: "Premio Grammy" por sus conciertos de Bartok y Prokofiev, " –“Artista del Año- Gramophone", "Mejor Grabación del Año de un Concierto para piano " por su grabación de los conciertos de Chopin, "Choc" del “Monde de la Musique” por su recital en Amsterdam, "Künstler des Jahres Deutscher Schallplatten Kritik", "Premio Grammy" por  “Cenicienta” de Prokofiev con Mikhael Pletnev y un "Grammy" por los conciertos núm. 2 y núm. 3 de Beethoven con la Mahler Chamber Orchestra con Claudio Abbado (DGG / Mejor Solista Instrumental), "Sunday Times - Grabación del Año" y "BBC Music Magazine Award" por su disco dedicado a Shostakovich (EMI - 2007).
Desde 1998 es la Directora Artística del Festival Beppu en Japón y desde junio de 2002, del Progetto Martha Argerich en Lugano.Y ha recibido numerosas distinciones como la de "Oficial de la Orden de las Artes y las Letras" en 1996 y "Commandeur de l'Ordre des Arts et des Lettres" en 2004 por el Gobierno francés, la Accademica di Santa Cecilia de Roma en 1997, la de Músico del Año" por Musical América 2001 y la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro con Roseta" por el emperador japonés y el prestigioso «Praemium Imperiale» por la Asociación de Arte de Japón en 2005.
Por su parte, la Orquesta Da Camera fue fundada en 2013 y dio su primer concierto en el Palau de la Música Catalana en conmemoración del 30 aniversario de la Temporada Ibercamera. La prensa de aquel día dijo: "Na nacido una buena orquesta", "El público del Palau aclamó de pie el concierto" .

La Orquesta Da Camera recibe su nombre en homenaje a la Asociación Música da Camera, fundada en 1913 y que, dirigida artísticamente por Pablo Casals, creó una potente tradición filarmónica que situó a España en el centro de la actividad musical internacional, invitando a intérpretes de la talla de Stravinsky, Falla, Prokofiev, Rubistein o Strauss.


La Orquesta Da Camera está formada por miembros del Cuarteto Casals, Cuarteto Gerhard, Cuarteto Quiroga y jóvenes músicos que colaboran habitualmente con las mejores orquestas internacionales como la Mahler Chamber Orchestra, Les Arts Florissants, la Orquesta de Radio Frankfurt, la Lucerne Festival Orchestra, la Orquesta Sinfónica de Bamberg, o La Academia de la Filarmónica de Berlín entre otros.

Esta velada exquisita y redonda comenzó con el Concierto para violín en La menor de Bach, una música compuesta hacia el año 1720 en Köthen, una ciudad que recuerda a un “pequeño Versalles”.

Es una composición fresca, vital, que a decir de Debussy” uno ya no sabe cómo sentarse y comportarse para ser digno de escucharla”. La orquesta sonó muy bien, afinada, ajustada y equilibrada en las cuerdas, excelente al mando del director y concertino Janiczek, que impone su estilo y autoridad y dulzura, sin perder de vista la prestación de su propio instrumento solista.

El Concierto para piano, trompeta y cuerdas de Shohstakovich fue una fiesta. ¡Qué algarabía!, ¡Qué espíritu juguetón invadió la sala cuando Martha Argerich, que dio una lección de virtuosismo, no dejaba de mirar alternativamente al público, con complicidad, a la trompetista, al director in pectore aunque no relamente en funciones, porque el alma y el mando de toda la obra estuvo en sus manos, fuertes y vigorosas, con un sonido único. Refulgente, vibrante, pero delicado a la vez si eso fuera posile y lo es en su performance.

Había parte del público que siguió la evolución de esta partitura y el diálogo entre el piano, la trompeta y las cuerdas, sentado en la orilla del asiento, como si no pudiesen creer lo que estaba escuchando, como si quisieran estar del otro lado de las butacas, en el escenario, para no perderse un detalle.

Un disfrute poco común, a pesar de la calidad a la que las propuestas de las tres temporadas de La Filarmónica, puro buen gusto y estética y saber hacer, nos tiene acostumbrados.

Es una verdadera promesa ya cumplida Mireia Farrés con un instrumento que suena limpio, sin ninguna nota dejada al azar, perdida en ese tumulto sonoro que se organizó con Argerich, a mitad de camino entre la evocación de un circo festivo y la solemnidad marcial de la música militar.

Los aplausos se desbocaron de una parte a otra de la sala del Auditorio Nacional, que goza de una excelente acústica. Argerich, su frondosa melena canosa suelta y vestida toda de negro, con pasos de geisha y sin dejar de demostrar su placer por un trabajo enfundado en la excelencia,  saludó una y otra vez con sus compañeros de velada y ocurrió el milagro: bisaron el último movimiento del concierto de Shostakovich, que se escuchó con la alegría  la vitalidad y el deslumbramiento de la primera vez.

La cuarta de Beethoven cerró una noche mágica, en medio del abanico de sentimientos inspirados por un programa y unos intérpretes ideales. Con esmero se podría haber hecho igual, pero no mejor con otros artistas. La compenetración de todos los músicos rozó al final de la noche otra vez la perfección.

Llegó otra propina y al final de dos horas de una música magistral, los asistentes comenzaron a resignarse, comprobando que, efectivamente, el concierto había terminado, mientras comentaban, con exaltación y deleite, que lo que habían disfrutado era en verdad una ceremonia de lujo y excelencia, un privilegio.

Alicia Perris

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