martes, 16 de agosto de 2016

AGOSTO EN MADRID, CULTO AL CUERPO. MADRID SE LLENA DE CARNES TRÉMULAS EN EL THYSSEN, EL PRADO, PHOTO ESPAÑA, CONDE DUQUE O CAIXAFORUM


Caravaggio: 'Los músicos'.

No hace falta irse a la playa para cruzarse con un tropel de cuerpos medio desnudos. Basta con coger el Metro. La carne emerge con el calor, previo proceso de maceración en cremas reductoras y otros ingenios del mundo moderno, y se planta ante nuestras narices sin más explicación. Pero el gran espectáculo del cuerpo serrano también puede disfrutarse en este agosto igualmente inexplicable en un plano digamos más intelectual.
Cuerpos sensuales, cuerpos envueltos en camisas holgadas, que resbalan por la piel trémula, iluminados por la mórbida luz de las velas. Son los que se encuentran en la exposición Caravaggio y los pintores del norte del Thyssen-Bornemisza. Son los cuerpos de los tres jóvenes retratados junto a Cupido en Los músicos; con sus ojos llorosos, los labios colorados como frutas maduras, tres chicos apasionados dispuestos a robar el corazón de quien los escuche: consumidos por la música y el deseo. Es el rock & roll a finales del siglo XVI; ni siquiera Red Hot Chili Peppers tienen esa pinta ya, aunque sigan desnudándose en directo y en Madrid tenga ya vendidos dos palacios de deportes los días 27 y 28 de septiembre.
Como Tyler Durden en El club de la lucha, Caravaggio era aficionado a las peleas, aunque él prefería las calles. Una vez asesinó a un hombre y más tarde intentaron asesinarlo. Era osado, era un rebelde, un calavera, y en 1595 acababa de llegar a Roma para satisfacer los gustos pictóricos de su nuevo mecenas, el cardenal Francesco Maria del Monte, pero también para satisfacer los suyos propios. Los cuerpos de sus muchachos, de David por ejemplo tomando la cabezota de Goliat en escorzo, o el del Chico mordido por una lagartija, transmiten una ligera lascivia, pero el violento claroscuro hace pensar igualmente en la perdición, en un fin fatal.
El peligro vibra en esas carnes atrevidas, y eso conmovió a toda Europa, que encumbró a Caravaggio como el gran pintor de su tiempo. No puede haber más cuerpos entre las obras de esos pintores del norte seleccionados en la exposición.


Joel-Peter Witkin: 'La balsa de George W. Bush'

Entre esos inmediatos sucesores del maestro barroco hay en particular una borrachera de cuerpos entrelazados, Alegoría de los cuatro elementos, de Louis Finson, que trae a la memoria las fotografías de Joel-Peter Witkin, cuya exposición en la galería Michel Soskine Inc. ha podido verse hasta finales de julio. Este neoyorquino muestra una inquietante fuente de inspiración en la mutilación, de un modo no muy lejano al que Goya muestra en algunos grabados espeluznantes de Los desastres de la guerra, que pueden verse en el Museo del Prado. Witkin trabajó en la guerra de Vietnam entre 1961 y 1964; Goya fue testigo de la Guerra de Independencia en un viaje a Zaragoza en octubre de 1808.


Francisco de Goya: 'Los desastres de la guerra'

Cuerpos desmembrados, salvajemente corrompidos por la violencia son los que también contempla la agente del FBI Kate Macer en Sicario, peliculón que este miércoles 17 se puede ver en el cine de verano del Conde Duque. Macer, a quien da vida Emily Blunt, cruza la ciudad mexicana de Juarez en coche cuando ve varios cuerpos desnudos colgados de un puente, sin cabeza, sin un brazo;es una imagen fugaz, un breve shock. Quien esté leyendo este verano El cártel, la secuela de Don Winslow de El poder del perro, conocerá perfectamente el contexto.
Aprovechando la visita al Prado, y si no sucumbe a la gran cola que cada día se forma (una larga fila de torsos y miembros que se confunden...), el visitante puede igualmente abandonarse al sinfín de cuerpos de El Bosco. Además del archiconocido Jardín de las delicias, hay en la exposición que conmemora el quinto centenario del fallecimiento del artista otras increíbles fantasías animadas como el Tríptico del carro del heno, que a través de una maraña de personajes enseña el peligro de la lujuria y de la avaricia.








Detalle de 'Tríptico del heno' de El Bosco.

Claro que si le perseguidor de cuerpos desnudos aspira a deleitarse con una piel más prístina y delicada, debe visitar la La pequeña bañista de Ingres. El cuadro, envuelto en una belleza refinada, forma parte de la exposición Impresionistas y modernos del CaixaForum.






Ingres: 'La pequeña bañista'.
La suave dama aparece de espaldas: la estamos contemplando a hurtadillas antes de entrar en la piscina.
Así es como exactamente fotografió durante décadas el checo Miroslav Tichý, artesano, buhonero, mórbido ladrón de fotos femeninas que dedicó su paupérrima vida a fabricar cámaras con chatarra y a retratar a mujeres de su pequeña ciudad sin que ellas lo supieran.







Fotografía de Miroslav Tichý.

Estas bañistas borrosas, turbias, perfectamente inocentes, son capturadas por este singular artista voyeur al que Nick Cave dedicó su canción The Collector. Es posible descubrirlas en el Museo del Romanticismo, dentro de la exposición que le dedica PhotoEspaña.


http://www.elmundo.es/madrid/2016/08/15/57b0c575268e3e271d8b45a4.html

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