El cantante Harry Belafonte
durante la marcha de Selma en Montgomery en 1965. CHARLES SHAW GETTY IMAGES
A mediados de los
cincuenta, la cantante Miriam Makeba dejó atrás el apartheid de Sudáfrica y se
encontró con la segregación racial en el sur de Estados Unidos. En restaurantes
con mesas libres tenía que oír cómo le decían que estaban completos. Tampoco podía
alojarse en algunos grandes hoteles de Alabama o Tennessee. Por ser negra. Y
eso que viajaba en compañía de Harry Belafonte, que era ya una estrella. En un
lujoso hotel de Atlanta en el que se hospedaban —por primera vez un grupo de
afroamericanos podía pasar allí la noche— el maître dijo que no les estaba
permitido entrar en el comedor. Belafonte, sin perder los papeles, aseguró que
volvería. Y lo hizo: con reporteros de periódicos y cámaras de televisión.
Harry Belafonte, músico
célebre por su compromiso político que hoy cumple 90 años, igual protagonizaba
un especial de Navidad para la BBC en Londres que actuaba en The Steve Allen
Show de la NBC, programa que seguían 60 millones de espectadores. Grababa
discos de éxito y había participado en películas como Carmen Jones de Otto
Preminger. Harold George Belanfanti nació en Harlem, hijo de inmigrantes
antillanos, y de niño vio cómo sus padres se las ingeniaban para poder esquivar
a los oficiales de inmigración. Decidió involucrarse plenamente en el
movimiento por los derechos civiles: apoyaba al comunista Paul Robeson, hacía
campaña por Kennedy y cantaba en mitines de Martin Luther King. Ni sus
opiniones radicales ni su rebeldía contra el sistema le impidieron triunfar.
Tiene tres premios Grammy, un Emmy y un Tony. También la Medalla de las Artes
del Congreso y el Premio Humanitario Jean Hersholt, estatuilla con forma de
Oscar.
Un papel de teatro —debutó
junto a Sidney Poitier y estudió con Marlon Brando y Tony Curtis—, en el que
había que cantar, le llevó a la música. Cuando se presentó en el Village
Vanguard, con el guitarrista Millard Thomas, ya había reunido un repertorio de
temas de folk estadounidense. Y de música caribeña anglófona, que él iba a
popularizar en su país. En 1956, Calypso se convirtió en el primer LP que
vendía más de un millón de ejemplares en un año. Contenía la canción jamaicana
Day-O (The Banana Boat), que él había adaptado con Irving Burgie —conocido como
Lord Burgess— y banda sonora posterior de una secuencia de Beetlejuice de Tim
Burton. Con Burgie escribió también Island In The Sun, que dio título a una
polémica película sobre parejas mixtas con James Mason, Joan Fontaine y el
propio Belafonte. Una curiosidad: en su LP de 1962, Midnight Special, se
incluye la primera grabación oficial de Bob Dylan, que toca la armónica.
Aunque hace un mes su
estado de salud desaconsejó que viajara a Washington, fue copresidente de honor
de la Marcha de las Mujeres. En 1963, Harry Belafonte había sido uno de los
promotores de la que llevó hasta la capital al reverendo King. Quién iba a
decirle, a punto de cumplir los noventa, y tras más de medio siglo de luchas
por los derechos civiles, la justicia social y las causas humanitarias, que
tendría que ver un regreso virulento del racismo y a alguien como Trump en la
Casa Blanca.
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/02/28/actualidad/1488289878_003981.html
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