lunes, 12 de febrero de 2018

LOS HOMBRES PARISINOS SON LOS NUEVOS ICONOS DE ESTILO


Inès de la Fressange defiende en su último libro 'Les parisiens' su ascensión como símbolos de sofisticación. “No son ostentosos y no les da miedo seguir la última moda”, dice la modelo y diseñadora
ÁLEX VICENTE

Inès de la Fressange, en el desfile de Chanel en París el 23 de enero. PASCAL LE SEGRETAIN GETTY

Tras la parisienne, llega el turno de su equivalente masculino. Si la mujer francesa ha sido un icono del estilo y la elegancia durante décadas, inspirando innumerables tendencias, perfumes, libros y productos derivados, la moda empieza a abrazar al hombre parisino como posible sucesor. La encargada de abrir la veda ha sido Inès de la Fressange, experta en la teoría y la práctica de la elegancia a la francesa.
 La exmodelo y diseñadora, al frente de la marca que lleva su nombre, logró vender un millón de ejemplares de La parisina (Grijalbo), un manual publicado en 2010 que sería traducido alrededor del mundo, donde elogiaba el estilo de estas mujeres reputadas por su sofisticación sin esfuerzo, un arquetipo algo ilusorio que las consumidoras de moda del resto del planeta llevan más de un siglo intentando imitar.
“Cuando iba a firmar libros siempre me preguntaban si algún día escribiría algo sobre los hombres parisinos. Yo sonreía educadamente, porque no creía que tuvieran ningún interés, comparados con los ingleses o los italianos, que suelen llamar más la atención”, confiesa De la Fressange (1957, Gassin). Pues ahora acaba de publicar en Francia un nuevo volumen, Les parisiens (Flammarion), que vendría a ser el doble masculino de aquel éxito editorial. La autora analiza la imagen de un centenar de residentes en la capital francesa, además de proporcionar consejos para que sus lectores potenciales mejoren su aspecto y recomendar comerciantes parisienses donde abastecerse de la ropa necesaria para conseguirlo.

Anton Terzian, estudiante, un ejemplo de 'chic' parisino para Inés de la Fressange. EL PAÍS

La autora terminó entendiendo que se equivocaba: los parisinos no hacían más que reproducir los mismos preceptos que sus compañeras. De la Fressange hace una lista: “No son ostentosos, no quieren aparentar que son ricos. Les gusta la comodidad y la calidad de las materias. Quieren estar elegantes sin que parezca que han hecho un sobreesfuerzo. Tienen la misma libertad que las parisinas y no les da miedo no seguir la última moda. E, igual que ellas, no aspiran a imitar la página de una revista, sino reflejar su identidad y su inteligencia a través de su forma de vestir”.

De la Fressange no cree que lleguen al mismo nivel que las mujeres francesas, pero tampoco les falta mucho. “Ellas siguen estando más avanzadas, porque tienen muchos menos prejuicios. Los hombres franceses siguen haciéndonos creer que no se preocupan por su aspecto. Cuando te fijas bien, te das cuenta de que no es verdad”, asegura la autora, apuntando a una atención mal disimulada a materias, cortes y colores.

De un tiempo a esta parte, las campañas publicitarias empiezan a utilizar al hombre parisino como ejemplo a seguir. Una imagen vintage de Alain Delon, entonces en el culmen de su belleza —mucho antes de convertirse en votante del Frente Nacional—, reina en las campañas de los perfumes masculinos de Dior. Por su parte, Guerlain acaba de lanzar Le Frenchy, una fragancia de verbena y vetiver que se inspira, según los argumentos del marketing, en un hombre “seductor y relajado”, “chic pero no afectado”. En definitiva, “un héroe del siglo XXI sentado en la terraza de un café”. Una imagen semificticia que no queda lejos de la que siempre ha concernido a la parisienne.
Las insignias que utilizan ese imaginario también se multiplican. Existen marcas como Garçon Français, Le Chocolat des Français, Le Bonbon Français o incluso Le Beret Français, reciente creación de la estilista japonesa Kiriko Sato, que reinventa en versión urbana la boina tradicional que se solía llevar en la Francia profunda. Sin embargo, la pionera fue Le Slip Français, una marca de ropa interior fabricada en Francia al 100% y cuyas campañas están protagonizadas por modelos que no son adonis inalcanzables, sino hombres que uno podría cruzarse en cualquier calle.

El actor francés Alain Delon inunda con el estilo de su juventud las publicidades actuales de perfumes de Dior. GETTY IMAGES

“Entonces podía parecer chovinista reivindicar al hombre francés. En realidad, planteábamos un juego irónico respecto a nuestra imagen y a los códigos visuales de los cincuenta y sesenta”, explica su creador, Guillaume Gibault. Nada más parisino que tomarse a uno mismo con un poco de sentido del humor.
 Este empresario de 32 años, que se inventó el concepto hace siete, ha logrado un éxito casi apoteósico. En 2017, registró un volumen de negocio de 13 millones de euros. “El mercado masculino ha explotado en los últimos años. En gran parte, gracias al comercio electrónico, del que dependen el 70% de nuestras ventas. Es normal que las marcas busquen nuevas imágenes con las que el comprador pueda identificarse. En ese contexto aparece el chico parisino, que también resulta omnipresente en los blogs y las redes sociales”, concluye Gibault.

https://elpais.com/elpais/2018/02/01/estilo/1517516077_443715.html

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