sábado, 2 de junio de 2018

LA DANZA MACABRA SOMOS ZAPPING


LUIS MIGUEL FUENTES

"Ha sido dado por muerto dos veces y es, de nuevo, el renacido", decía Ana Pastor sobre Pedro Sánchez en La Sexta. Gobernar en España, por lo visto, es una cosa gótica, un trueno en mitad de una página de Poe, o mejor un campanazo en una noche donjuanesca de muertos, guapos y estatuas de tunos cadavéricos. Rajoy gobernaba haciéndose el muerto, llevaba su luto por dentro y por fuera, de pellejo y de velo, como el luto de pueblo.

 Lo mataban Cataluña y Rivera, pero renacía y sacaba los presupuestos y tiraba a cualquiera de la tribuna del Congreso como desde una escalera de mosqueteros. Sánchez moría en cada votación, en cada encuesta, en cada beso de manzanilla de Susana, pero luego se hizo con el partido y acaba de matar a Rajoy con un crujido de madera contra madera, de estaca clavándose en un leño o en una cuaderna. Parece que sólo podía quedar un muerto.Esta moción de censura, o la España que queda tras ella, es la danza macabra de violines desenterrados o muertos descordados de Saint-Saëns, la de los códices medievales pintados o tocados sobre hueso. Bailan los muertos, el PSOE más pelado de la historia, los podemitas en crisis de valores y de encuestas, los separatistas acosados por la ley, la izquierda peleada por sus barbas, e incluso los posetarras vestidos de sus propios muertos como los caníbales. "Sí se puede", coreaban los de Podemos tras la votación de la moción. "Sí se puede desde la izquierda común", aclaraba Ferreras en su programa. "Es el alumbramiento de una nueva idea de España", decía Javier Aroca, ese tertuliano koala de la izquierda agarrado resbaladizamente a sus grifos de saliva y oro. Sí, Pedro los ha puesto a bailar a todos. Hasta Rajoy parecía disfrutar de su fiesta de muerto. Durante el debate, estuvo masticando en su escaño algo que pensé que eran nueces del día de los difuntos, como pequeñas calaveras de ardilla. Pero David Gistau me aclaró que eran caramelos. Los caramelos dan una muerte más dulce y virgen, de monaguillo atragantado de Espíritu Santo. Rajoy hasta siguió bailando luego en un restaurante de cocidos, durante horas, en vez de dimitir, en vez de parar la fiesta de los muertos. Habrá que bailar. La luna apenas acaba de salir por un horizonte como de mandíbulas de pueblos y lobos.

http://www.elmundo.es/opinion/2018/06/02/5b115bbee2704e48538b465b.html

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