viernes, 10 de agosto de 2018

HÉCTOR ALTERIO, UN RAPSODA AL ESTILO DE HOMERO


MATÍAS G. REBOLLEDO Santander


Héctor Alterio, a sus 88 años, interpretando los poemas en el Campus de Las Llamas de la UIMP ESTEBAN COBO

A sus 88 años, el actor argentino interpretó en el Campus de Las llamas de la UIMP la obra 'Como hace 3000 años', que se inspira en "el poder de convocatoria de los escritores clásicos"
"Una de mis fantasías es que la pasión por la poesía vuelva a resurgir", decía Héctor Alterio (Buenos Aires, 1929) antes de subirse al escenario de Las llamas, en Santander. En el marco de las actividades de verano que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el veterano actor argentino es el protagonista absoluto de Como hace 3000 años. La pieza, que según los organizadores está inspirada en "el poder de convocatoria de los escritores clásicos", parte de una premisa tan sobria como elegante: acompañado por la guitarra de José Luis Merlín, el actor de El último tren o El hijo de la novia recita diversos poemas huyendo de la entonación habitual, que se centra en la métrica, para poner el foco en la interpretación misma del significado poético. "Más que recitar, es interpretar un texto lírico como si fuera un guion", afirmó.El repertorio del espectáculo es un auténtico desfile de "grandes éxitos" y poemas conocidos por el gran público. Así, por las tablas del recinto cántabro sonaron ecos de Pablo Neruda y Antonio Esteban Agüero, pero con una especial dedicación a la obra de León Felipe. Rara avis de la Generación del 27, Alterio lo confiesa su poeta favorito, "aunque digan que fue maldito", añade. Los reproches a la humanidad de Felipe, quien escribió que "un día todos sabemos hacer justicia", vuelven a la vida con el acento argentino del veterano intérprete, que parece dotarlos de una violencia vehemente nunca imaginada por el poeta zamorano.Pese a que requiere de ayuda para subir al escenario, las casi siete décadas de carrera de Alterio no hacen mella en su interpretación, que se tornó enérgica en el espacio abierto del Campus de Las llamas. Ni siquiera el ruido lejano de pirotecnia que turbó la paz escénica durante algunos minutos alteró al argentino, que capeó las circunstancias con humor: "¡Hasta cohetes nos tiran!", dijo con sorna. Después de casi diez años girando con su espectáculo, interrumpido por las obras puntuales en las que no aparece ya desde 2015, Alterio siente que ahora es cuando es más "dueño" de sí mismo es y que la magia de la escena está se basa en que se siente vivo, "permanentemente sintiendo las reacciones del público que posibilitan actuaciones distintas cada noche". Alejado cada vez más del foco mediático, el actor recuerda con cariño su primer viaje a nuestro país, del que, dice, "parece mentira que hayan pasado ya 43 años". Pese al humor que se desprende de sus palabras, el episodio que lo trajo a San Sebastián poco tiene de gracioso: nada más pisar España para acudir al festival de la ciudad vasca, recibió un aviso de su esposa alertándole de las intenciones del grupo parapolicial fascista Triple A, que le amenazaba de muerte. Con una puesta en escena más bien simple, Como hace 3000 años reivindica la figura del rapsoda clásico. "Al modo de Homero", introduce el show Alterio, la hora larga de revisión poética comienza con el Preludio cantable, de Agüero, una exposición concisa de la tesis principal del show: "De nuevo, nuevamente, como hace tres mil años, cuando Homero soltaba mariposas, pájaros, dioses, arqueros y barcos/en medio de las plazas, al borde de los patios, sobre azoteas claras, en ciudades de muros herrumbrados y la gente -marineros, campesinos, soldados- disputaba lugares para oírle, regresemos al canto".Aunque reconoce que hay recuerdos que se le van "desdibujando", parece que hay Héctor Alterio para rato: su espectáculo seguirá de gira por todo el norte de la Península, con múltiples fechas en Asturias y País Vasco. "La primera vez", concluye Alterio su relato biográfico y teatral, "me encontraba haciendo un trabajo que no sabía ni qué era ni qué tenía que hacer, sabía que había público, hice un desastre y me acuerdo que pasé mucha vergüenza. Lo tengo un poco borrado, pero fue inolvidable, desde luego". Y deja una promesa a modo de confesión: "Hoy, igual que en el pasado, sigo pensando que voy a terminar mi vida haciendo teatro".

http://www.elmundo.es/cultura/teatro/2018/08/08/5b6a9b55268e3e644f8b4570.html

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