domingo, 8 de septiembre de 2019

LA SOPRANO MONTSERRAT CABALLÉ ABRE LA TEMPORADA 2019-2020 EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA DE MADRID, CON UNA GALA MULTITUDINARIA


Sábado 7 de septiembre, 20.00hs, dentro de la Temporada de Conciertos del Coliseo. Repertorio y artistas españoles. (Exquisita e inteligente) retransmisión de Sintonía Media para el Teatro de La Zarzuela.

El concierto estará presidido por el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, en una gala dirigida por el Maestro Óliver Díaz al frente de la orquesta titular del Teatro de la Zarzuela, la Orquesta de la Comunidad de Madrid.

Como glosa la información del propio Teatro, 

“Hace ahora casi un año, el 6 de octubre de 2018, el mundo de la cultura amanecía con la triste noticia del fallecimiento en Barcelona de Montserrat Caballé, sin lugar a dudas una de las grandes figuras de la lírica internacional de todos los tiempos. Dueña de una voz y una responsabilidad artística fuera de lo común, mujer humana y carismática, afable donde las haya y maestra e inspiración irremplazable para varias generaciones de extraordinarios cantantes, dejaba así un vacío imposible de salvar.
Los intérpretes, que participaron de forma desinteresada en el concierto, son algunas de las voces más destacadas de nuestra lírica y todos ellos, siguiendo los pasos de Caballé, embajadores de la música española en el mundo”.

MONTSERRAT CABALLÉ Y EL TEATRO DE LA ZARZUELA EN NÚMEROS

Colaboró con el Teatro de la Zarzuela en 29 ocasiones a lo largo de casi 30 años; de 1964 a 1992. Cantó en 24 títulos líricos y en 5 conciertos. Y actuó en 91 ocasiones, entre títulos líricos y conciertos (cuatro de ellas en producciones de La Zarzuela programadas fuera de Madrid: una en Gantes y tres en Sevilla).


PROGRAMA


PRIMERA PARTE

El acto dio comienzo con unas palabras referidas a la querida y recordada soprano catalana, por parte del director del Teatro de La Zarzuela, Daniel Bianco igual que había hecho en la rueda de prensa, acompasada y tranquila, el día anterior, con la presencia del director musical, Oliver Díaz y la directora del INAEM, Amaya de Miguel, a sugerencia del Ministro Cultura en funciones.

En el homenaje estuvo presente la familia de la artista, a la que se le dedicará un palco en el coliseo madrileño, igual que a Plácido Domingo y Terensa Berganza, que ya cuentan con uno.

Un escenario sobrio, con una foto de una Montserrat Caballé sonriente, una de sus características de personalidad, al fondo y una butaca del teatro donde cada participante en el acto iba depositando una rosa blanca en recuerdo a la soprano.

A continuación comenzó la Gala con el Preludio de La Torre del Oro
Gerónimo Giménez (1852-1923). La orquesta bajo la dirección del maestro Díaz tuvo sus momentos, algunos más brillantes que otros. En todo caso, el director estableció un excelente vínculo de concertación con cada uno de los cantantes, que solo ofrecieron romanzas y actuaciones individuales por razón de tiempo y de ensayos.

MARINA MONZÓ ofreció la Polonesa: «Me llaman la primorosa» de El barbero de Sevilla, con la que se lució sin fisuras. De G. Giménez y Manuel Nieto (1844-1915) Libreto de Guillermo Perrín y Vico y Miguel de Palacios.

AIRAM HERNÁNDEZ defendió muy bien una partitura que le escuchamos muchísimas veces a Plácido Domingo, el tenor ahora cuestionado por su comportamiento privado con compañeras de actuación. Consultado sobre el tema en la rueda de prensa del viernes, Daniel Bianco expresó que respetaba las denuncias pero que se atenía a una máxima jurídica habitual, la de la presunción de inocencia. Domingo cantó en muchas ocasiones también con la diva y en el propio teatro madrileño. La Romanza «¡No puede ser! Esa mujer es buena» de La tabernera del puerto P. Sorozábal Libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, dejó en buen lugar al tenor.

VIRGINIA TOLA, elegante, con un vestido con el cuerpo bordado, cantó con soltura: «Como nací en la calle de la Paloma» de El barberillo de Lavapiés Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894) Libreto de Luis Mariano de Larra.

MARIOLA CANTARERO fue de las más aplaudidas de la velada, con la Romanza: «Yo quiero a un hombre con toda el alma» de El cabo primero Manuel Fernández Caballero (1835-1906) Libreto de Carlos Arniches y Celso Lucio.

ANDEKA GORROTXATEGI puso uno de los dos toques vascos, en euskera de la función, con la sentida y potente«Mirentxu, barka nazazu» de Mirentxu
Jesús Guridi (1886-1961) Libreto de Jesús María de Arozamena y Alfredo Echave. Andeka tiene un chorro de voz, como siempre.

MARÍA BAYO, vestido rojo y marcando un cintura muy conservada, evocó los sones  y ritmos caribeños con «¡Sí, yo soy Cecilia Valdés!» de Cecilia Valdés
Gonzalo Roig (1890-1970). Libreto de Agustín Rodríguez y José Sánchez-Arcilla. La desarrolló con gusto y estilo en una actuación muy bonita.

CELSO ALBELO, ya es un valor internacional de la marca España y seguro que corrió para llegar a tiempo a la actuación porque gira de una parte a otra del planeta. Como es habitual, su «Mujer de los negros ojos» de El huésped del Sevillano, de Jacinto Guerrero (1895-1951) Libreto de Juan Ignacio Luca de Tena y Enrique Reoyo, venció y convenció sin lugar a dudas.

SABINA PUÉRTOLAS, siguió la estela de su compañero anterior con otra canción en euskera, tierna, dulce y afinada, la romanza: «Goizeko eguzki argiak» de Mirentxu, de J. Guridi. Con libreto de J. Mª de Arozamena y A. Echave

CARLOS CHAUSSON conquistó a un público entregado con su estilo, que recuerda al escénico de Arturo Fernández. Hizo honor a su apellido de origen francés, con una buena dicción española y francesa, una voz maravillosamente conservada, moreno y vestido a la perfección. Recibió una ovación, muy merecida. “Es un dandy…comme il faut”, como él mismo se definió en el
vals: «Caballero de Gracia me llaman» de La Gran Vía. De Federico Chueca (1846-1908) y Joaquín Valverde (1846-1910). Libro de Felipe Pérez y González.

Para los que tuvimos la precaución de volver a las retransmisiones la mañana siguiente del concierto, muchas, que emitieron la Gala, (en directo a través de Facebook, YouTube la página web del Teatro y Radio Clásica), en el intervalo, Juan Marchán Burriel, aportó un plus inesperado. Periodista responsable de prensa del Teatro, se le iluminaba el rostro entrevistando a algunos de los cantantes. En un modo distendido y ágil, nada acartonado, fresco, fueron pasando varios de ellos para recordar a la Caballé, que definieron como un referente para la historia de la lírica española e internacional.

Allí estuvieron con Marchán, María Bayo, Mariola Cantarero, Sabina Puértolas, que expresó que la conoció con el primer vinilo que tuvo, junto a Pilar Lorengar y otra gloria, la también soprano Victoria de los Ángeles. También fue entrevistado Carlos Chausson, que cantó con ella varias veces y recordó especialmente el Julio César que hizo con Caballé en el rol de Cleopatra, en la Salle Pleyel de París.

Celso Albelo extendió los halagos en su intervención, al igual que Yolanda Auyanet, que cantaría después y Nancy Fabiola Herrera, que recordó que la primera vez que la vio actuar fue en un Andrea Chénier con Josep Carreras.


SEGUNDA PARTE

Dio comienzo con DAVID MENÉNDEZ con la romanza: «Luche la fe por el triunfo» de Luisa Fernanda, de F. Moreno Torroba Libreto de F. Romero y G. Fernández-Shaw. Suelto y expresivo.

MAITE BEAUMONT continuó con el Tiempo de zapateado: «La tarántula é un bicho mu malo» de La Tempranica, de G. Giménez y libreto de de Julián Romea

JOSÉ LUIS SOLA estuvo esta vez muy acertado con  «Por el humo se sabe» de Doña Francisquita Amadeo Vives (1871-1932) Libreto de F. Romero y G. Fernández-Shaw.

PILAR JURADO, también compositora, con un vestido rojo muy sugerente, se explayó con el vals: «No sé qué siento aquí» de Château Margaux. De M. Fernández Caballero y libreto de José Jackson Veyán.

JOSÉ BROS,  fue muy vitoreado con su «De este apacible rincón de Madrid» de Luisa Fernanda, de F. Moreno Torroba. Libreto de F. Romero y G. Fernández-Shaw. Siempre es una apuesta segura Bros.

NANCY FABIOLA HERRERA con la Canción: «Sierras de Granada» de La Tempranica de G. Giménez y Libreto de J. Romea, lució un vestido con capa roa y fue muy recompensada por el público. Ella siempre está “de Lope”, como decían en el Siglo de Oro español.

RUBÉN AMORETTI, vestido y maquillado como para una representación, atildado y fino, dejó su «¡Cual rayo que aniquila…!» de María del Pilar de
G. Giménez, con libreto de Francisco Flores García y Gabriel Briones.

YOLANDA AUYANET, dijo y cantó muy bien, enfundada en un traje muy chic negro con mantó. Su voz sonó dulce y acertada en «Pensando en el que la quiere» de El carro del Sol de José Serrano (1873-1941) con libreto de Maximiliano Thous.

ISMAEL JORDI siempre conquista y está teniendo una carrera brillante en todas partes, pero le quedan muchísimas noches de éxito, muchas. Sonó muy ajustada su «¡Adiós Granada, Granada mía!» de Los emigrantes, Tomás Barrera (1870-1938) y Rafael Calleja (1870-1938) .Libreto de Pablo Cases.

AINHOA ARTETA, desenvuelta y cálida como suele, lució mantón de Manila, que lució arropando el podio del director y cantó  la canción: «De España vengo» de El niño judío Pablo Luna (1879-1942). Libreto de Antonio Paso y Enrique García Álvarez. Todo un clásico. Arteta forma parte siempre del panorama de las galas benéficas o humanitarias. Y esta, que según Daniel Bianco contó también con la colaboración de la SGAE (Sociedad General de Autores), lo merecía todo.

NURIA ESPERT cerró el homenaje a Montserrat Caballé, haciendo referencia a su amistad con la soprano y a Terenci Moix, el talentoso y divertido escritor catalán, ya fallecido, que las presentó y facilitó su frecuentación. Terminó, muy emocionada, como la familia de la cantante desde su palco, con el recitado de “Todas las mañanitas” de Don Gil de Alcalá, las únicas palabras que leyó.


Como han hecho todos los organizadores y participantes en la Gala Homenaje, es de necesidad que incluya yo también mis propias vivencias y recuerdos de Caballé. La vi cantar en muchas ocasiones en España y en Buenos Aires (siempre con un repertorio enorme, variado, en varias lenguas, de Wagner a Bellini, sin escalas ni subterfugios), en el Teatro Colón, casi seguro que en los mismos años en que descubríamos en el Teatro San Martín, a Nuria Espert, componiendo una Yerma atlética y zigzagueante de Federico García Lorca, dirigida por Jorge Lavelli.

Recuerdo con claridad la función en el Colón, en la que Montserrat Caballé compuso una Manon, embarazada a término de su hija Montsita (siempre lo cuento…), presente en el homenaje en La Zarzuela y una ocasión en que, en el papel de Salomé, tuvo que bailar, “bailar”, no solo cantar, la Danza de los siete velos de la ópera homónima de Richard Strauss. Hubo apuestas. Que sí lo haría, que era impensable, que qué barbaridad, con ese vestido de tules multicolores a gajos. Lo hizo y lo consiguió. La Danza erótica y provocativa de la hijastra de Herodes le quedó genial. Y llovieron torrentes de aplausos y vivas. Y Motnserrat aquella vez, con ese desafío, hizo historia de nuevo.

Fueron épocas gloriosas. Alguien diría que porque todos entonces, estábamos vivos o éramos jóvenes. Algunos más que otros. La búsqueda del tiempo perdido Proustiano…Nuria, Caballé, Lavelli, el Colón de Buenos Aires, la ópera, el teatro, forman el reticulado denso y orgánico de mi propia historia personal. Sin ellos, mi vida hubiera sido otra, claro, más complicada aún y más oscura. Gracias a todos ellos. Ottimo, grande!

Alicia Perris

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