En El enfermo imaginario Molière descubrió una faceta del ser humano que no se limita a su tiempo, sino que ha ido aumentando hasta llegar al siglo XXI convertida en una pandemia universal: la de quienes, para remediar frustraciones y fracasos personales, sufren o creen sufrir enfermedades que no son otra cosa que el descontento ante sus deseos y proyectos de vida insatisfechos; de ahí, las contrariedades ante los menores hechos que generan una desazón inquietante; de ahí, la depresión que afecta a miles de personas ante cualquier suceso adverso, por mínimo que sea; de ahí, que se busque como solución mágica la cura de sus desilusiones en la medicina y el remedio en las pastillas.
Del 18 de noviembre hasta el 27 de diciembre, 2020. Medidas antipandemia
España ocupa el segundo puesto en el consumo mundial de
medicamentos y el primero en el de ansiolíticos, que, entre los jóvenes, se ha
multiplicado de forma alarmante durante la última década.Y ese estado, que sobre todo genera el descontento consigo mismo,
tiene secuelas: lo convierte en un ser que incomoda e irrita a todo su entorno,
lo vuelve despótico hacia el ámbito social que controla; su obsesión con la
enfermedad, es decir, con sus frustraciones, no le permite darse cuenta de que
ese entorno se ríe de sus extravagantes pretensiones, lo vuelven grotesco y por
tanto ineficaz; ¿Cuántos enfermos imaginarios conocemos?
¿No hemos padecido nosotros mismos las más inmiseri- cordes
dolencias de enfermedades de raíz psicosomática?
En 1673 Molière crea la que será su última comedia y morirá interpretándola. Ello dará pie a algunas de las más consolidadas tradiciones fóbicas de la gente de teatro a la hora de evitar determinados colores en escena. En España la víctima es el amarillo.
Cómo duele la hipocondría. Molière lo sabe y aprovecha ese saber para crear una de las más aceradas sátiras sobre el poder de la medicina, en una época que ha empezado a entregar al conocimiento científico la esperanza de la felicidad y la salvación.
Como dirá Thomas Bernhard, siglos más tarde: “nuestra única
posibilidad de salvación está en encontrar un buen médico”. Argán, el
protagonista de la comedia de Molière, no tendrá esa suerte y sus médicos
utilizarán sus miedos para conseguir otros fines. Nosotros, sus espectadores,
podremos reírnos y compadecernos. se queda solo con sus manías.
Josep Maria Flotats, Director, con Alicia Perris, en el Teatro Español, 2016
(Más información y entrevista a J.M. Flotats, 2016:
https://aliciaperris.blogspot.com/2016/12/entrevista-josep-maria-flotats-un-actor.html )

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