Dos obras de Gustav Mahler:
canciones del ciclo Des Knaben Wundernhorn y la Sinfonía nº 1 en Re mayor,
Titán. Barítono: Matthias Goerne. Dirección musical: Teodor Currentzis.
Orquesta Sinfónica de Madrid. Viernes 16 de noviembre. Teatro Real de Madrid.
En la primera parte del programa se
interpretaron canciones de la colección de lieder Des Knaben Wundernhorn,
compuesta entre 1892 y 1899, en la que el compositor recopiló diversos cantos
populares alemanes. A continuación, se pudo disfrutar de la Sinfonía nº1
en Re mayor, «Titán», compuesta en 1888 para una gran orquesta sinfónica. Esta
obra de cuatro movimientos, concebida inicialmente como un poema sinfónico, se
caracteriza por sus melodías y temas extraídos de su primera colección de
canciones.
Matthias Goerne, el barítono
alemán, reconocido a nivel internacional por ser uno de los mejores intérpretes
de Lieder, regresa al Teatro Real, en donde participó, con gran éxito, en L’upupa, de Hans Werner Henze, en 2004 y en un
concierto lírico en 2007.
El actual director del Teatro de
Ópera y Ballet de Perm, Teodor Currentzis, vuelve también al Real, después de
su memorable interpretación de Iolanta y Perséphone,
y dirige este concierto mientras ensaya la ópera Macbeth, de Verdi, que se
presentará entre los días 2 y 23 de diciembre.
Según expresan los especialistas del
Real, “Gustav Mahler gozó en vida de gran respeto como director de orquesta,
pero no como compositor, ámbito en el cual se le consideraba casi un principiante.
Aunque muchos de los que rechazaban sus sinfonías admiraban sin reservas sus
Lieder. Humoresken, una
serie de doce canciones publicada en 1899, es la muestra definitiva de la
fascinación que Mahler sentía por la colección de poemas populares alemanes
publicada en 1805 por Achim von Arnim y Clemens Brentano bajo el título Des Knaben Wunderhorn (El cuerno
maravilloso del muchacho o
El cuerno de la abundancia).
A diferencia de sus otras canciones
basadas en estos textos, compuestas para voz y piano, éstas, por concepción y
dimensiones, son eminentemente sinfónicas. Y su variedad expresiva es
difícilmente comparable: algunas son heroicas y llenas de hermosos ideales;
otras, satíricas e irónicas. Algunas expresan amargura; otras, alegría de vivir.
Algunas son trágicas; otras están llenas de fe. La riqueza del color y la
textura orquestal, así como la total integración de voz y orquesta las
convierten en digno precedente de la obra cumbre del autor, Das Lied von der Erde, pero, a
diferencia de ésta, sus canciones no muestran una conexión cíclica ni un orden
de ejecución determinado. Con el tiempo, la colección perdió su nombre original
y pasó a conocerse, simplemente, como Lieder
aus ‘Des Knaben Wunderhorn’.
Fue concebida originalmente la
Sinfonía nº 1 como un poema sinfónico en dos partes lejanamente inspirado en Titan, la novela de Jean Paul
(1763-1825) de la que tomó el título y la trama, pero pronto evolucionó hacia
su forma final de sinfonía en cuatro movimientos. Así, poco tiempo después del
catastrófico estreno de la primera versión de la obra el 20 de noviembre de
1889 en Budapest, Mahler eliminó toda referencia programática de la partitura y
fue aumentando progresivamente los efectivos orquestales hasta llegar a casi
cien instrumentistas; también desechó el segundo movimiento – titulado
‘Blumine’ y proveniente de una composición anterior– y prescindió
definitivamente del título, ‘Titán’”.
En esta ocasión Matthias Goerne supo
encandilar y emocionar a un público enfervorecido, que ovacionó su trabajo, su
afectividad y su capacidad de entrega.
Y el director Theodor Currentzis, con
una Orquesta Sinfónica de Madrid en una actuación inspirada, consiguió
redondear esa noche mahleriana donde todo estuvo en su sitio. El Teatro Real,
esta vez, dio otro do de pecho. Verdaderamente, como gustan decir ahora los
franceses “caviar”, “a place to be”.
Alicia Perris Fotos: Javier del Real
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