domingo, 16 de octubre de 2022

ANJA BIHLMAIER BRILLÓ COMO DIRECTORA EN EL AUDITORIO NACIONAL CON LA ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA- MADRID

Auditorio Nacional de Madrid. Ciclo Sinfónico 04. 15 de octubre de 2022. Obras de Ligeti y Dvořák. Orquesta y Coro Nacionales de España. Sala Sinfónica.

Anja Bihlmaier, Directora

Paloma Friedhoff, soprano (sustituye a la inicialmente anunciada Nadja Mchantaf, quien se ha visto obligada a cancelar por enfermedad)

 Jan Martinik, Bajo

 Miguel Ángel García Cañamero, Director del Coro Nacional de España (CNE)


PROGRAMA

PRIMERA PARTE

György Ligeti (1923-2006) Atmosphères [9’]

Antonín Dvořák (1841-1904) Te Deum, op. 103 [20’] I.

I. Te Deum laudamus

 II.Tu rex gloriae  

III. Aeterna fac cum sanctis

IV. Dignare Domine - Benedicamus Patrem

SEGUNDA PARTE

Antonín Dvořák

 Sinfonía núm. 9 en Mi menor, op. 95, «Del nuevo mundo» [40’]

I. Adagio - Allegro molto

II. Largo.

III. Scherzo. Molto vivace

IV. Allegro con fuoco


Anja Bihlmaier
, la directora invitada en esta ocasión para dirigir la Orquesta y Coros Nacionales de España, se hizo cargo de un repertorio muy sugerente, enérgico, solar, que resolvió con unos músicos y cantantes en estado de gracia, como ella misma. Eficaces y soberbios la orquesta y el grupo vocal nacionales. Cantan y tocan con una dedicación y entrega como si fueran una sola persona, multiplicada especularmente.

Bihlmaier por su parte, tiene un rol destacado en la vanguardia de la dirección de orquesta, tanto en el campo sinfónico como en el operístico, gracias a un fuerte instinto musical y liderazgo natural. Se comunica con facilidad, precisión y de una manera muy elegante con sus colaboradores, a los que reconoció la impecable labor, dando paso al saludo al final de cada sección de la orquesta, a los solistas en el Te Deum y al coro, bajo la batuta inteligente y talentosa de Miguel Ángel García Cañamero, su responsable desde 2015.

La Maestra compagina los cargos de directora principal de la Residentie Orkest en La Haya, junto al de directora invitada principal de la Orquesta Sinfónica de Lahti. Con un repertorio diverso que va- entre otros-  desde Haydn hasta Mahler junto a Sibelius, Bartók, Dvorák , Chaikovsky o Debussy, Bihlmaier ha dirigido recientemente las orquestas Sinfónica Alemana de Berlín, Filarmónica de la Radio NDR Hannover, Sinfónica de la Radio MDR Leipzig, Sinfónica de la BBC de Escocia y la Real Filarmónica de Estocolmo, por poner algunos ejemplos.

Tras estudiar en el Conservatorio de Música de Friburgo, Anja Bihlmaier amplió su formación con Dennis Russell Davies y Jorge Rotter en el Mozarteum de Salzburgo. Ahora vive en La Haya, donde puede disfrutar de su amor por la naturaleza, el surf y el ciclismo. De físico pequeño, muy entrenado y resiliente (no parecía cansarse ni siquiera al concluir un programa exigente y agotador) lució un conjunto con pantalón negro y levita de terciopelo, cuello y solapas de satén, sin joyas, sin complementos, apenas un esbozo de labial rojo en el rostro diáfano.

Con manos cantarinas, una izquierda en movimiento perpetuo, se caracterizó por una labor digna de todos los elogios, aunque envuelta en una evidente modestia en la relación con el público, que la aplaudió con merecida generosidad y con sus colegas. Mantuvo toda la noche un sonido cristalino, destacando todos los planos sonoros, los matices, los crescendi, los pianissimi, esas evanescencias armónicas y contrapuntísticas que firmaron los dos compositores y la importancia de metales, percusión, maderas y cuerdas. Las voces, punto y aparte.


Excelente performance de la soprano Paloma Friedhoff en el Te Deum, donde tuvo que reemplazar a una compañera indispuesta. Tiene un instrumento bonito, que maneja bien, sólida línea de canto y técnica y una relajación que empieza aún antes de sentarse en la silla para esperar su intervención. Con un vestido muy chic en azul noche sellado por detrás con un lazo amplio, se entendió a las maravillas con el coro y el bajo checo Jan Martinik, que desempeñó con claridad y seguridad su rol, a pesar de encontrarse con ligeros problemas de garganta, tal y como manifestó al Auditorio y a la audiencia.

Las Atmosphères de György Ligeti, (casi una evocación de perfumes y ruidos de la naturaleza, pureza de líneas y sonidos, geografías oceánicas…) casan como un guante con las obras de Antonin Dvorák, potentes, densas aunque parezcan distintas en el tiempo (no tanto) y en el espacio. Como explica como suele, con claridad, en las notas al programa el  especialista Justo Romero (en versión papel y código QR), “…parecen compositores de diferentes galaxias. Sin embargo, las concomitancias y nexos abundan entre estos creadores nacidos en el corazón de Europa…Apenas 68 años distancian a la Sinfonía del Nuevo mundo (1893) de la composición de Ligeti (1961)”. Se desliza con facilidad el latín eclesiástico medieval del Te Deum, lleno de luz y de esperanza para los creyentes.


La sinfonía titánica de Dvorák probablemente fuera también un guiño a la conmemoración de la llegada a América de los europeos, que se celebró en España el 12 de octubre pasado. (Los habitantes autóctonos americanos no hablan sin embargo de “descubrimiento de América”, porque consideran que “ellos ya se habían descubierto a sí mismos mucho antes”, con la plenitud y el  comienzo de la decadencia de los imperios aztecas, maya e inca, entre otros, en el territorio avistado por Cristóbal Colón, y antes de su llegada).


Fin de semana largo y extenuante para los artistas en el Auditorio Nacional de Madrid, que tuvieron función viernes y sábado por la noche y domingo por la mañana, un desempeño que requiere estar en forma y cuidarse adecuadamente. Es evidente que lo hicieron y con creces. Sic. (Tal cual).

Alicia Perris

Fotos, Julio Serrano

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