La exposición Matisse Metamorfosis. Esculturas y dibujos aborda la importancia de la obra escultórica de Henri Matisse a través de la exploración de su proceso creativo, en el que la representación de la figura humana y su evolución desempeñan un papel primordial.
Organizada con la colaboración del Museo Matisse de Niza, el museo Kunsthaus Zürich y el apoyo de Manifesto Expo, reúne un conjunto excepcional de treinta y tres esculturas, dibujos, litografías y un lienzo de Matisse, además de dos esculturas de Aristide Maillol y fotografías y documentos de la época.
PRESENTACION A LOS MEDIOS
Comisariado:
Aymeric Jeudy, director del Museo
Matisse de Niza.
Sandra Gianfreda, comisaria del
Kunsthaus Zürich.
Popy Venzal, comisaria asociada.
Fundación Canal:
Eva Tormo, directora gerente de la
Fundación Canal.
Cristian Ruiz Orfila, director de Arte y Cultura de la Fundación Canal.
Cuando hablamos de Henri Matisse (Francia, 1869-1954), es difícil no crear en nuestra mente una imagen colorida y arabesca de su pintura, una sensación vibrante de la alegría de vivir. Pero Matisse no es sólo uno de los pintores más importantes del siglo XX.
Al igual que otros grandes creadores, compaginó la pintura
con distintas expresiones artísticas como la escultura, el dibujo, el grabado o
el collage. Sin embargo, a menudo caemos en la trampa de circunscribir nuestro
interés sobre la obra del artista a aquello por lo que ha adquirido mayor fama
o simplemente por lo que resulta más reconocible.
La Fundación Canal acoge Matisse Metamorfosis. Esculturas y dibujos, una exposición que explora la faceta escultórica del autor. Un Matisse intenso, dramático e introspectivo. Se trata de una muestra excepcional, ya que alberga 33 de las 84 esculturas creadas por el artista a lo largo de su vida –hay constancia de que hizo alguna más, pero están desaparecidas o no están catalogadas–, 23 dibujos y litografías, y un lienzo, acompañados de fotografías y documentos de la época, además de dos esculturas de Aristide Maillol.
Un total de 66 piezas agrupadas en cinco secciones que se
corresponden con cinco diferentes motivos y poses que Matisse repitió de forma
continuada durante toda su producción artística.
El orden cronológico seguido en el recorrido expositivo evidencia que no hay «un hacer» o una progresión artística lineal, es más un cuestionamiento al que Matisse vuelve una y otra vez independientemente de cómo lo materializa. Un lugar en el que se superponen varias capas donde es difícil definir un inicio temporal. Un eterno retorno, un acto que refleja su empeño y dedicación, no para cambiar de tema, sino para revisitarlo y expresarlo de un modo nuevo.
Esa idea infinita puede llegar a ser angustiosa. En Matisse, es un hecho necesario que no puede ser de otra manera.
La escultura forma parte de pleno derecho en la obra de
Matisse, y pese a su escasa proyección hasta el momento, hace gala de una
extraordinaria calidad, a la altura de su pintura, y de un estilo original y
personal que tiene la impronta propia de la modernidad. “Hice esculturas
porque lo que me interesaba de la pintura era poner en orden mi mente. (…) Esto
significa que siempre fue una cuestión de organización. Se trataba de ordenar
mis sensaciones, de encontrar un método que me conviniera plenamente. Cuando lo
encontré en la escultura, lo apliqué a la pintura. (…) Lo hice por mi propia
necesidad”.
Henri Matisse a Pierre Courthion (1941).
DATOS PRÁCTICOS:
Apertura al público: del 23 de octubre del 2024 al 12 de enero de 2025.
Horario: Laborables y festivos de 11 a 20 h | Miércoles de 11 a 15 h. El miércoles 23 de octubre permanecerá abeirta de 11 a 20 h de forma excepcional.
Ubicación: Sala Mateo Inurria 2 de la Fundación Canal (Calle Mateo Inurria, 2. Madrid)
Entrada libre y gratuita
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