Ciclo Sinfónico 16. 24 de marzo de 2024 Orquesta Nacional de
España. Directora Anja Bihlmaier. Mezzosoprano, Emily D’Angelo.
Sala Sinfónica.
MÚSICA POÉTICA, EN EL DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO
PRIMERA PARTE
Alma Mahler
(1879-1964)
Siete canciones para voz media y orquesta (orq. de David y
Colin Matthews)
I. Die stille Stadt (La ciudad silenciosa)
II. Laue Sommernacht (Tibia noche de verano)
III. Licht in der Nacht (Luz en la noche)
IV. Waldseligkeit (Felicidad en el bosque)
V. In meines Vaters Garten (En el jardín de mi
padre)
VI. Bei dir ist es traut (Contigo se está bien)
VII. ENTERLIED (Canción de cosecha)
SEGUNDA PARTE
Anton Bruckner (1824-1896) Sinfonía núm. 7 en Mi
mayor, WAB 107, Cahis 13 (ed. de Leopold Nowak)
I. Allegro moderato II. Adagio. III. Scherzo. IV. Finale
Es posible que Alma Mahler para algunos, sobre todo
para las mujeres de su época y todavía, fuera y siga siendo un talento sin
límites, resultado de una fuerza portentosa de la naturaleza y una educación
exquisita. Para otros, un genio como los que circulaban por la Europa vienesa y
centroeuropea de aquellos tiempos- La Viena fin- de- siècle y su “maladie”,
Marie Bonaparte (discípula, paciente y salvadora del sabio Sigmund Freud) o Lou
Andreas-Salomé, libérrimo personaje ruso cosmopolita también con memorias
atractivas de leer, apabullantes.
Estas señoras escribieron la Historia, mucho antes que las
sufragistas incluso y sobre todo que las actuales reivindicadoras de la
igualdad de derechos para los sexos. Ellas no pedían libertades, se las tomaban
sin alharacas con una fertilidad en la creación, los roles y las artes, la
literatura y la filosofía, modelando una especie de círculo de cerebros como no
ha vuelto a producirse hasta hoy.
En aquella época, atormentada y compleja, multiforme pero
brillante se produjo una especie de benéfica conjunción planetaria.
Alma María Schindler nació en Viena, Austria, hija de
la cantante Anna von Bergen y del pintor Emil Jakob Schindler, creció en un
entorno privilegiado que frecuentaban grandes artistas. Comenzó a estudiar
música siendo una niña y con 9 años ya componía y tocaba el piano.
De joven, Alma tuvo una serie de escarceos amorosos, entre
ellos uno con Klimt, otro con el director teatral Max Burckhard y también con
el compositor Alexander von Zemlinsky.
Y además se casó con personajes notables del siglo xx: el compositor Gustav
Mahler, el arquitecto Walter Gropius y el novelista Franz Werfel. Según relata
Susanne Keegan en su biografía Alma Mahler “ La novia del viento”, la muerte de
su padre fue un duro golpe para ella y "del dolor de esa pérdida nació su
faceta más independiente y firme". (Otra vez, freudianamente buscad al
padre)
Conoció al compositor y director de orquesta Gustav Mahler y le comentó: "Tu música no me gusta, no tiene estructura, le falta orden". Tras un rápido noviazgo se casaron el 9 de marzo de 1902, en una ceremonia privada, pese a las diferencias de edad (él era casi 20 años mayor) y la sorpresa familiar y del entorno. Mahler la amó profundamente y el famoso Adagietto de la Sinfonía nº 5, del segundo tema de la Sexta y de pasajes similares en la Octava, se dice que son retratos musicales de ella.
El requisito de Mahler de que su
vida matrimonial estuviera organizada en torno a sus actividades creativas
generó tensiones y precipitó la rebelión por parte de su esposa. El compositor judío moriría
relativamente pronto. Y Alma reorganizó su vida con Gropius, Werfel (con
quienes se casó) y el pintor Kokoschka. Con este último escaparon del Nazismo a
Estados Unidos y también en 1911, tras la muerte de Mahler, Alma fue asistente
por un tiempo del biólogo y músico vienés Paul Kammerer (1880-1926). Siempre
estuvo bien acompañada por galanes notables, entre los que hubo incluso un
sacerdote.
Tan ajetreada existencia no impidió que Alma fuera también
compositora, aunque escribió muy poco, ya que la insistencia de Gustav para que
ella no se dedicase a la composición fue tanta, que optó por abandonar la
composición, "El papel del compositor, el papel del trabajador, me
corresponde a mí, el tuyo es el de un compañera cariñosa y comprensiva ...Estoy
pidiendo mucho, y puedo y se me es permitido hacerlo porque sé lo que tengo
para entregar y eso lo que daré a cambio”.
Debido a que escribió poco es considerada por algunos nada más que una figura menor, sólo 16 lieder prevalecen hasta hoy, que compuso antes de cumplir los 20 años, 7 de ellos se han podido escuchar en la voz de la mezzosoprano Emily d´Angelo, que no dio propina.
La cantante canadiense, ajustada, segura y contenida,
estableció una buena conexión con la directora a cargo de la OCNE (ORQUESTA
NACIONAL DE ESPAÑA), que sonó como un solo instrumento en la coherencia y
la homogeneidad, la compenetración sonora. La directora, gesto amplio para
indicar entradas sectoriales de las secciones instrumentales, dinámicas y
actuaciones, con un amplio espectro curricular en salas y colaboraciones, dejó
muy claro que no hace falta hablar de directoras mujeres, sino, simplemente de
excelencia, saber hacer y sabiduría musical.
Vestimenta típicamente alemana, traje de chaqueta entallada
azul pálido y zapatos plateados para Bilhmaier, y vestido-túnica de gasa negra,
con potentes botas de media caña para la mezzo. Corte de cabello corto las dos.
Todo un estilo.
La Sinfonía n.º 7 (WAB1
107) es una de las sinfonías más
conocidas de Anton Bruckner. Fue escrita entre 1881 y 1883, y revisada en 1885.
Está dedicada al rey Luis II de Baviera, otra leyenda. El estreno tuvo lugar en
la ópera de Leipzig, en 1884, fue dirigido por Arthur Nikisch y constituyó el
mayor éxito de toda la carrera de Bruckner.
Los fondos recaudados se destinaron a sufragar un monumento
en memoria de Richard Wagner, fallecido el año anterior mientras Bruckner
componía esta sinfonía. La calidad de sus temas y su genial orquestación, hacen
de la Séptima uno de los hitos en el repertorio sinfónico. “La arquitectura
de esta obra maestra sugiere- opinan críticos consagrados- la imagen de una
catedral y su Adagio, ya que es la culminación de la escritura musical del
maestro. Junto a la Cuarta, conocida como Romántica, la Séptima Sinfonía es la
obra más interpretada del músico”.
La influencia de su admirado Richard Wagner es
incuestionable y demoledora y ha sido reiteradamente descifrada. El segundo
movimiento es, al lado de la marcha fúnebre de la 3ra. Sinfonía de Beethoven
(Heroica) y la marcha fúnebre por el difunto Siegfried del Götterdämmerung de
Wagner, una de las músicas fúnebres más conmovedoras del siglo XIX.
El Scherzo por ejemplo, rítmicamente conciso en La menor
(tiempo de 3/4) tiene un carácter demoníaco. Una llamada de trompeta, que sube
y baja de nuevo, comienza inmediatamente después de cuatro compases
preparatorios de color oscuro en la sección de cuerdas. El primer compás forma
el motivo rítmico básico de este movimiento. A la manera de un ostinato, pulsa
a través de las dos secciones de scherzo que enmarcan el trío, en el que los
motivos presentados se transforman y procesan repetidamente en términos
contrapuntísticos. El trío en fa mayor (ligeramente más lento) dibuja un estado
de ánimo líricamente contemplativo. El ritmo de la sección da capo scherzo, que
vuelve a salir como una tormenta, es anunciado pianissimo por los timbales en
los últimos cuatro compases del trío. Se trata de una música subyugante e
hipnótica, que permite integrarse al intérprete y al oyente en una atmósfera
compartida que raya en lo onírico.
El cuarto movimiento: Finale, movido, pero no rápido presenta tres grupos de temas. Al final, para darle a la sinfonía un cierre potente, comienza tranquilamente hacia un clímax con el principal final algo ampliado, que luego deriva hacia el poderoso sello del primer movimiento, ya resolviéndose en un fortissimo orquestal completo.
Como detalle histórico más o menos inevitable en la
constelación wagneriana, en su libro Hitler and the Power of Aesthetics,
Frederic Spotts escribe que el Führer comparó repetidamente esta sinfonía
con la Novena de Beethoven. Por orden suya, el Adagio de la Séptima Sinfonía se
transmitió en Reichsrundfunk el 1 de mayo de 1945, después de que el almirante
Karl Dönitz anunciara la noticia de su suicidio en el bunker. Probablemente fue
en la grabación del director de orquesta Wilhelm Furtwängler del 7 de abril de
1942. Genios y figuras, la historia y las historias se repiten en un
inquietante mito del eterno retorno.
Hubo muchos aplausos de la audiencia, en una sala que no
estaba al completo, porque empezaban para muchos el momento de volar hacia
otros derroteros, con el advenimiento de la Semana Santa española. Pasión,
recogimiento y vacaciones para muchos…
Alicia Perris
No hay comentarios:
Publicar un comentario