viernes, 29 de noviembre de 2013

LA SALA CANAL DE ISABEL II ACOGE UNA RETROSPECTIVA DEL FOTOGRAFO HUNGARO NICOLAS MULLER

La Comunidad ha presentado la exposición Nicolás Muller. Obras maestras, comisariada por Chema Conesa, conmemora el centenario del nacimiento de este fotógrafo fundamental en la historia de la fotografía española.


Obras maestrasSurge del archivo de Nicolás Muller, custodiado actualmente por su hija, la también fotógrafa Ana Muller. De esta colección, que cuenta con más de 14.000 negativos, el comisario ha seleccionado 125 fotografías en blanco y negro, y las ha acompañado por un vídeo explicativo de su vida y su trabajo. También se ha incluido un conjunto de documentos y objetos del artista, que permiten al visitante entender y contextualizar la trayectoria vital y artística de Muller.




La muestra se complementa con un catálogo, realizado en colaboración con La Fábrica, en el que a través de casi 300 páginas y más de 170 fotografías, realiza una relectura de la obra del fotógrafo. En el volumen se incluye un texto autobiográfico inédito del artista, titulado Recuerdos, así como una amplia biografía -a cargo de Pilar Rubio- y un ensayo de Chema Conesa.
Nicolás Muller, húngaro de nacimiento (Orosháza, 1913) se vio obligado a salir de su país en 1938 debido al nazismo y a la persecución de los judíos en centroeuropa. A lo largo de su viaje recorrerá distintos países (Francia, Marruecos o Portugal) para recalar finalmente en España en 1947, aspecto del que se hace hincapié en esta exposición, mostrando los diferentes países que el artista fue retratando con su cámara.












Desde el punto de vista teórico Nicolás Muller, como otros fotógrafos de su generación, Robert Capa, Brasaï o Kertész, está muy influido por las teorías constructivistas de la época y por las nuevas formas visuales que se originan en la escuela alemana de la Bauhaus.
Este conjunto de influencias dará lugar a una fotografía directa, expresiva y social que busca retratar a las clases sociales más desfavorecidas. Su trabajo, hasta su retirada en 1981, es un testimonio excepcional de su época por su valor y su calidad artística. En 2000 falleció en Asturias a los 86 años.

COLECCIÓN MASAVEU. DEL ROMÁNICO A LA ILUSTRACIÓN


El Ayuntamiento de Madrid exhibe, a partir del próximo viernes, 64 de las cerca de 1.500 obras que atesora el legado artístico de esta familia asturiana, una de las grandes fortunas de España


Es una de las colecciones privadas más importantes de España. Forma parte de ese selecto club de la élite del coleccionismo en nuestro país, junto a nombres como Abelló, Várez Fisa, Arango, Koplowitz, Thyssen o la Casa de Alba. Pero también es una de las menos conocidas, pues apenas se ha visto en público. Hablamos de laColección Masaveu, cuyo núcleo fundacional gestó el empresario asturiano Pedro Masaveu Masaveu (1886-1968), asesorado por Lafuente Ferrari, y que continuaron sus herederos. El grueso de la misma se encuentra en el Palacio de Hevia, a las afueras de Oviedo.
Es frecuente que hagan préstamos para exposiciones nacionales e internacionales, pero en conjunto sólo se ha visto en una ocasión. Fue en 1988, cuando el entonces presidente de la corporación, Pedro Masaveu Peterson –que triplicó la colección atesorada por su padre y la abrió al arte moderno y contemporáneo–, decidió hacer una exposición con parte de esos fondos con motivo del VI centenario del Principado de Asturias. Fue uno de los impulsores de la Fundación Príncipe de Asturias y su primer presidente, entre 1980 y 1987. Una selección de 55 obras recaló en el Museo de Bellas Artes de Asturias y, en 1989, en el Prado. Su entonces director, Alfonso E. Pérez Sánchez, fue el comisario de aquella muestra. Desde entonces no había vuelto a salir de Asturias.
Un acuerdo decisivo
Tras la muerte, sin descendencia, de Pedro Masaveu Peterson en 1993, quedó al frente de la corporación su hermana María Cristina que, pocos meses antes de morir, en 2006, creó una fundación con su nombre. El pasado mes de marzo la Colección Masaveu firmó unacuerdo de colaboración con dicha fundación gracias al cual esta entidad se encarga de la gestión de explotación artística de la colección, lo que permitirá la difusión y mejor conocimiento de este patrimonio y poder financiar con ello su conservación y restauración.
El primer proyecto de esta nueva etapa es la exposición «Colección Masaveu: del Románico a la Ilustración. Imagen y materia», que reúne en el Ayuntamiento de Madrid (CentroCentro Cibeles de Cultura y Ciudadanía)64 pinturas y esculturas, que abarcan de los siglos XII al XIX. Se inaugurará el próximo jueves y permanecerá abierta hasta el 25 de mayo de 2014. El Ayuntamiento de la capital continúa así su proyecto de sacar a la luz las mejores colecciones privadas: ya han pasado por estas salas el Legado de la Casa de Alba y laColección Helga de Alvear. La Fundación María Cristina Masaveu Peterson y CentroCentro Cibeles, que coproducen la muestra,dividirán al 50% los costes e ingresos por venta de entradas.

Grandes obras maestras
En sus últimos días de montaje, visitamos la exposición acompañados por el comisario, Ángel Aterido. Son muchas lasobras maestras que han viajado a Madrid: «Las tentaciones de San Antonio», de El Bosco; «Campamento de Holofernes», de Mathias Gerung (más que un cuadro parece una película por todas las historias que narra); «El expolio de Cristo», de El Greco (cuelga junto a una «María Magdalena» del mismo artista); «Santa Catalina», de Zurbarán (uno de los emblemas de la colección, estuvo presente en la exposición «Las Santas de Zurbarán» en Sevilla) o «Virgen con el Niño», de Murillo. Hay tres obras de este artista en la muestra. Pero son muchos los tesoros por descubrir. Como la pequeña pieza con la que comienza el recorrido: un «Descendimiento» en marfil del siglo XII, que forma parte de una obra que se dispersó: el resto de las piezas se hallan en el Hermitage de San Petersburgo y el Metropolitan de Nueva York. Es uno de los tres «Calvarios» que reciben al visitante.
Nuevas atribuciones
El estudio e investigación de la colección ha permitido hacer nuevas atribuciones. Es el caso de «La liberación de San Pedro», que pierde la autoría de Zurbarán y pasa a ser obra de Bartolomeo Cavarozzi. Asimismo, la escultura «San Pedro de Alcalá», atribuida a Alonso Cano, pasa a ser de Pedro de Mena. «San Bernardino de Siena con un donante» recupera la autoría de Jacomart que había perdido (durante un tiempo se creyó que era de Reixac) y «El profeta Daniel», atribuido a Diego de la Cruz, pasa a ser del Maestro de San Nicolás.
La Colección Masaveu atesora unas 1.500 obras. Entre las que no han viajado a Madrid destacan cuatro Goyas, un Rubens, un Stradivarius, un Libro de Horas de Carlos V, un códice de Lope de Vega... Tampoco hay tapices, artes decorativas, ni arte moderno y contemporáneo: atesora obras de Sorolla, Picasso, Braque, Gris, Dalí, Chillida, Antonio López, Warhol, Henry Moore, Tàpies, Barceló... Sí están, en cambio, obras maestras que se exhiben por vez primera: «San Francisco», de Ribera; la «Virgen con el Niño», de Murillo, o «El expolio», de El Greco, que Pedro Masaveu Peterson adquirió en subasta en Londres. Se trata de una versión posterior y mucho más reducida del cuadro del mismo título, propiedad de la catedral de Toledo y que, tras restaurarse, se exhibe en el Prado.

Obras con pedigrí real
Algunas de las piezas expuestas tienen pedigrí real. Así, una «Inmaculada Concepción», de Zurbarán, perteneció a Luis Felipe de Orleáns y colgó en el Louvre; la «Virgen con el Niño», de Murillo, fue propiedad del Infante Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza... También hay obras que vuelven a reencontrarse con Madrid, donde estuvieron originalmente: «San José y el Niño», de Alonso Cano, que procede de la iglesia de San Ginés; y «La Virgen de los desamparados acogiendo a los pobres», que Vicente López hizo para el oratorio de la Reina María Cristina en su finca de Carabanchel.
La pintura española protagoniza la exposición, salvo contadas excepciones. Hay estupendos ejemplos de la escuela flamenca, como el «Tríptico del Descendimiento», de Joos van Cleve el Viejo, o el ya citado cuadro de El Bosco. También hay un predominio casi absoluto de latemática religiosa (salvo unas escenas florales de Arellano). Las obras cuelgan a una altura más baja de lo habitual. Se ha hecho a propósito para que no haya barreras de accesibilidad.

Cinco generaciones de empresarios asturianos
Fernando Masaveu Herrero (Oviedo, 1966) está hoy al frente de la Corporación Masaveu, grupo empresarial con sede en Oviedo, fundado en 1840. Pertenece a la quinta generación de una saga familiar asturiana que se halla entre las grandes fortunas de este país. Tiene negocios en numerosos sectores: financiero, cementos, inmobiliaria, instalaciones portuarias, aparcamientos urbanos, sanidad e investigación, bodegas, arte...
Cuando en 1993 muere, sin descendencia, Pedro Masaveu Peterson, su heredera fue su hermana María Cristina, que pagó el Impuesto de Sucesiones con 410 obras de arte de la colección atesorada por su hermano, quedando así intacto el legado artístico de su padre. El Principado de Asturias recibió en dación tributaria esas obras, que se hallan depositadas en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

martes, 26 de noviembre de 2013

LA OBSCENA BELLEZA DE LAS JOYAS


Qu'allez-vous voir à l'expo Cartier ?

LE GRAND PALAIS PROPOSE DU 4 DÉCEMBRE 2013 AU 16 FÉVRIER 2014 UNE GRANDE EXPOSITION DÉDIÉE AU CÉLÈBRE JOAILLIER CARTIER.
 

Eclipsée peut-être par la célébrité du nom et l’éclat des diamants, l’histoire complexe et foisonnante de la grande maison de joaillerie demeure peu connue. Cartier a pourtant joué un rôle très important dans l’histoire des arts décoratifs. Ses créations, du classicisme du «joaillier des rois» aux inventions radicales du style moderne, entre géométrie et exotisme, offrent un témoignage passionnant sur l’évolution du goût et des codes sociaux. Joaillerie, horlogerie, objets aussi pratiques que raffinés : Cartier a séduit les personnalités les plus élégantes du XXe siècle.

L’exposition du Grand Palais est conçue comme une exposition d’histoire de l’art.
Oeuvres d’art à part entière, les créations de la maison de joaillerie sont montrées dans le contexte de l’évolution des usages et des styles. Depuis sa fondation en 1847 jusqu’au cours des années 1970, l’histoire de Cartier offre l’occasion de découvrir un laboratoire de formes et de rentrer dans l’intimité d’une société raffinée qui utilise le bijou et l’accessoire pour leur beauté intrinsèque mais aussi pour leur fonction sociale. Les quelques 600 bijoux, pièces de joaillerie, objets, montres et pendules, sont accompagnés de témoins de la vie artistique et du goût de leur temps : des robes, manteaux et autres accessoires, quelques pièces de mobilier, mais aussi des tableaux, des photographies publicitaires, des gravures et des revues de mode. Près de deux-cents dessins préparatoires, ainsi que de nombreux documents d’archives (registres de stocks, cahiers d’idées, dessins, photographies...) illustrent les coulisses de la création.

 
Cette exposition, la plus importante jamais consacrée à la maison Cartier, ne néglige aucune des activités qui firent sa réputation, depuis les bijoux d’apparat jusqu’aux pièces plus intimes, en passant par le nécessaire féminin, la boîte à cigarettes ou la montre-bracelet, trois emblèmes de la modernité. Tout au long du parcours sont mises à l’honneur des pièces-phares dans l’histoire de Cartier, au premier rang desquels une série de diadèmes somptueux, illustrations de la virtuosité des ateliers. L’importance de l’horlogerie est également soulignée à travers plusieurs pendules mystérieuses, ensemble spectaculaire d’une quinzaine de pièces qui sont autant de chefs-d’œuvre de raffinement et de savoir-faire. L’exposition est aussi rythmée par l’évocation de personnages emblématiques de l’histoire de la maison Cartier: grandes clientes, actrices ou héritières (Barbara Hutton, Marlene Dietrich, Liz taylor, Maria Félix...), maharadjahs ou encore «trendsetters» font revivre le passé historique de Cartier.

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ERWIN SCHROTT SE DIVORCIA DE ANNA NETREBKO


NEW YORK (AP) — Opera singers Anna Netrebko and Erwin Schrott have separated.
The soprano's spokesmen issued a statement Monday saying her relationship with the bass-baritone had ended "amicably" after six years.


Netrebko cites "demanding schedules and the resulting constant time apart" as the reason for the split.
The pair have a 5-year-old son Tiago. It's not clear whether Netrebko and Schrott ever married.
She says "we treasure the time we spent together and of course remain devoted parents to our son." She adds: "We are also committed to honoring our scheduled joint professional appearances."

YA NO HAY TIEMPO PARA VALSES Y MAZURKAS


 
Didier Calmels ferme les Pianos Pleyel neuf mois après les avoir achetés
Fini les mazurkas, l'heure est à la marche funèbre chez Pleyel. Le fabricant français des célèbres pianos chers à Chopin s'apprête à fermer ses portes, a annoncé la direction mardi 12 novembre.

 
« Compte tenu des pertes récurrentes et du très faible niveau d'activité », l'atelier de production situé à Saint-Denis (Seine-Saint-Denis) sera arrêté d'ici à la fin de l'année, et le personnel licencié. « On est 14 sur le site, tous dans la charrette »,résume l'un d'eux.


C'était la plus ancienne manufacture de pianos au monde, une des dernières en France. En début d'année, l'entreprise avait été reprise en toute discrétion par Développement et partenariat, le fonds d'investissement de l'homme d'affaires Didier Calmels. Celui-ci avait placé à la présidence Bernard Roques, un ancien de Pinault.

« Depuis leur arrivée, les deux hommes étaient restés très discrets sur ce qu'ils voulaient faire », témoigne un salarié. Jusqu'à l'annonce de la fermeture.

« Compte tenu des stocks de produits finis, le maintien de l'activité commerciale est assuré », a simplement indiqué la direction. « Des solutions alternatives seront recherchées », ajoute-t-elle de façon très floue. Ce qui laisse penser que, même sans production, la société pourrait continuer à exploiter la marque Pleyel.

Cette fermeture au bout de neuf mois risque de causer des frayeurs chez Doux, le producteur breton de volailles en difficultés dont le même M. Calmels entenddevenir l'actionnaire majoritaire. « Pas d'amalgame !, rétorque-t-on au siège de Doux. Ici, le projet monté par M. Calmels, la famille Doux et le saoudien Almunajem vise bien à relancer l'entreprise. »
Lire le zoom : Qui sont les repreneurs potentiels de Doux ?
CINQ FAILLITES EN TRENTE ANS
Fondée en 1807 à Paris par Ignace Pleyel, un ancien élève de Haydn né à Vienne, la Manufacture Pleyel a connu des heures de gloire. Chopin appréciait particulièrement ces instruments au timbre velouté et au toucher léger. Le compositeur en fit la promotion auprès de ses élèves, en touchant dans certains cas une commission de 10 % sur le prix de vente !
Mais depuis longtemps, la société était sur le fil. Cinq dépôts de bilan en une trentaine d'années. Dans le bas de gamme, impossible de lutter avec des rivaux asiatiques de plus en plus pugnaces. Difficile pour autant de s'imposer dans le haut de gamme face au prestige de Steinway.
Pendant plus de dix ans, la maison a appartenu à Hubert Martigny, un des cofondateurs de la société de conseil Altran. En 1998, il s'est d'abord offert la salle Pleyel, à Paris, une sorte de cadeau fait à sa femme musicienne. Deux ans plus tard, il a repris la manufacture du même nom, et tenté de redresser l'affaire.

Il a notamment fermé l'usine qui avait été installée à Alès (Gard) en 1973 pourprofiter des primes à la reconversion versées par les Charbonnages de France. La production est alors revenue à Saint-Denis, où Pleyel avait eu sa grande usine de 1864 à 1961.

Dans le même temps, la stratégie a été totalement revue. Les pianos standard ont été arrêtés, pour tout miser sur des instruments haut-de-gamme. Des pièces d'exception signées par des designers de renom et vendus de 40 000 à 200 000 euros. La production, elle, est tombée à une vingtaine de pianos par an.
 
Insuffisant pour rentabiliser Pleyel, dont la perte nette a encore atteint, en 2012, 2,7 millions d'euros, plus du double du chiffre d'affaires. Après avoir tenu la maison à bout de bras pendant une décennie, M. Martigny a fini par lâcher prise. « Il a 75 ans, et il est assez fatigué depuis son accident vasculaire cérébral de 2009 »,relate un proche.

En 2009, il avait déjà revendu à l'Etat la salle Pleyel, une cession contestée enjustice par son épouse dans le cadre d'un divorce très conflictuel. En 2012, il s'est mis en quête d'un repreneur pour la manufacture. « Normalement, il n'y aura pas de changement de stratégie », assurait-il alors.
En réalité, une première piste qui aurait permis de maintenir une partie de la production n'a pas abouti. M. Martigny s'est alors tourné vers M. Calmels. « Celui-ci avait sans doute pour mission de fermer la société », suggère un professionnel. Triste fin, vraiment, pour une maison à laquelle l'Etat avait attribué le label « Entreprise du patrimoine vivant ».

§        Denis Cosnard
Journaliste au Monde

¿SONARA MAÑANA LA MUSICA DE HOY?


 
Promotores y compositores constatan lo complicado de programar sonidos contemporáneos en tiempos de crisis.
Algunos alertan del peligro de crear un agujero negro en el futuro.
DANIEL VERDÚ Madrid 

 El compositor y director francés Pierre Boulez, durante un ensayo en la Ciudad de la Música de París en 2000. / DANIEL MORDZINSKI

Cuando Stravinski estrenó en 1913 La Consagración de la Primavera en el Teatro de los Campos Elíseos parisino, estuvo cerca del linchamiento en el segundo acto. Algo parecido le sucedió a Arnold Schönberg en Viena nueve meses antes en el famoso Concierto del escándalo. Más allá de la histórica ruptura musical que lideraron, ambos sucesos hablan de la atención que recibía el estreno de un joven compositor (Stravinski tenía entonces 30 años) en los círculos musicales y sociales de la época. 100 años después, fuera de algún carraspeo o de la mera indiferencia, cuesta imaginar un apasionamiento así del patio de butacas ante una nueva creación. La música contemporánea, y gran parte de la del siglo XX, sufre un progresivo arrinconamiento en auditorios y teatros. Especialmente en países como España, donde la crisis económica ha socavado la confianza de unos programadores atemorizados por la caída de público.

Las nuevas élites culturales e intelectuales, más cómodas hoy en otros espacios de relación social, han abandonado progresivamente la música como elemento de distinción. Un tiempo fascinado por la literatura actual y capaz de elevar a los altares a su arte (ahí están los 105,8 millones de euros que acaban de pagarse por los Tres estudios de Lucian Freud de Francis Bacon) vuelve la espalda a su música. Históricos promotores, como Alfonso Aijón, director de Ibermúsica, admiten que cada vez es más difícil dejar espacio para la obra reciente pese a esfuerzos como estrenar una pieza de James Macmillan el próximo enero. “No solo la contemporánea se resentirá, sino obras menos frecuentes como elRomeo y Julieta de Berlioz, que hemos hecho este año. No hay presupuesto, y más en el caso de los que nos jugamos el tipo. Cuando se apuesta por eso, quedan más butacas vacías. Es así en toda Europa. Pero en algunos lugares está más subvencionado y pueden arriesgarse”, señala el empresario musical.
Cuando se apuesta por esta música quedan más butacas vacías”
Alfonso Aijón
Esa subvención, al final un mecenazgo que sostuvo la creación de las músicas contemporáneas de cada época (a través de la Iglesia, la aristocracia o la burguesía), es innegociable para que prosperen las nuevas composiciones. Ya sea a través de lo público, como en la ecléctica propuesta del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), o de iniciativas privadas como la que hasta hace poco realizaba Caja Madrid o desarrolla hoy la Fundación BBVA. Además de los premios que concede a nuevos compositores —recayó hace dos semanas en el joven gallego Fernando Buide del Real— programa tres ciclos de música contemporánea y edita un extenso catálogo discográfico. La fundación, guiada por la mano melómana de su director, Rafael Pardo, invierte alrededor de un millón de euros al año en música contemporánea y los conciertos que organiza alcanzan una ocupación media de un 80%. Pero, si no fueran gratuitos, admite Pardo, esas cifras se desplomarían. Así que hay interés, pero no lo suficiente. Al menos por parte del público tradicional abonado a los grandes ciclos sinfónicos. Y como de costumbre, todo pasa por la educación. Por cierto, prácticamente desaparecida hoy de las escuelas de primaria y maltratada en las escuelas municipales.
Alberto Posadas, uno de los más aclamados compositores españoles —sobre todo fuera de su país— es optimista al hablar de Francia y Alemania; en España lo ve más complicado. “Antes de la crisis había un apoyo institucional a la música de nueva creación con resultados evidentes. Proliferación de ensembles, programación al mismo nivel de lo que podemos encontrar en festivales del resto de Europa. Cuando de verdad se ponen los medios, la creación cultural surge”. Unos brotes verdes que deberían propiciar la ansiada conexión con ese “nuevo público” con el que sueñan desde años los programadores. “Si analizamos la media de edad de abonados en los ámbitos de la música clásica es muy alta. Me pregunto qué va a pasar dentro de 20 años si no generamos público nuevo. Hay que propiciar que ese espectador joven conozca este mundo y tenga un acceso económico razonable”, insiste Posadas.
Toda una tradición de mil años de música decaerá si no se interpretan los nuevos trabajos”
Alex Ross
Este tiempo musical vive más obsesionado que nunca por su posteridad. Un complejo originado, en parte, por la extrema fragmentación del mercado. Por la escasa perdurabilidad de cualquier propuesta y, sobre todo, por la entronización del pop como lenguaje universal y más accesible para una juventud que prolonga sus gustos hasta la madurez. Nunca se había creado tanto —este año, por ejemplo, se han presentado al concurso de la Fundación BBVA-AEOS 53 partituras— y de tanta calidad, opinan compositores como Mauricio Sotelo o Elena Mendoza. Pero tampoco se había interpretado tan poco. Es inevitable preguntarse si una música que apenas se programa, se edita en algún formato de reproducción (encontrarla en las estanterías de las tiendas de discos que quedan es todo un reto) o carece de reflejo en los periódicos generalistas, está condenada a diluirse en el tiempo. A crear un gran agujero en “un momento de urgencia”, como reflexiona el compositor Agustí Charles.

 
El escritor y crítico Alex Ross.

Para Alex Ross, autor de dos ensayos referenciales sobre esta materia —El ruido eterno y Escucha esto, ambos en Seix Barral— no hay duda: toda una tradición de mil años de música decaerá si los nuevos trabajos no se interpretan regularmente. “Si las instituciones hubiesen tenido la misma actitud hace doscientos o trescientos años, hoy no existiría ese repertorio que consideramos mainstream”.
Festivales como el Huddersfield Contemporary Music inglés, Ultraschallen Berlín o Donaueschingen, fundado en 1921 en la Selva Negra y convertido hoy en faro mundial para la música de nueva creación, son el reverso del panorama español. Desde ahí se observa a España con admiración por la efervescencia creativa de sus compositores, aunque siempre terminen estrenando sus obras en el extranjero. O quizá por ello.

El problema son las instituciones, que a veces
no programan”
Pierre Boulez
Pero también hay lugar para la autocrítica. Algunos compositores, como Charles, creen que ciertas músicas pueden haberse alejado de los gustos del público. Pierre Boulez, sin embargo, rechaza que el problema resida en la dificultad que entrañan algunas partituras. “Algunos periodos de Kandinsky, por ejemplo, son exactamente igual de complejos y pertenecen a la misma época que Schönberg. La gente está abierta a conocer cosas nuevas. El problema son las instituciones que a veces no las programan”, se quejaba a EL PAÍS hace unos meses. Una idea en cierto modo compartida por el ensayista y experto en música, Ramón Andrés. Denuncia que las programaciones son cada día más pobres y muchos compositores no llegan jamás a estrenar sus obras.

 El compositor Agustí Charles.
 
Pero la prejuiciosa reticencia del público a la música contemporánea se diluye si hablamos de ópera, donde el elemento visual facilita la comprensión del discurso musical. Los grandes teatros siguen apostando por nuevas creaciones. Como el próximo estreno de Brokeback Mountain (de Charles Wuorinen) en el Real o Written on skin, la obra de George Benjamin estrenada en Aix en Provence que tanto gustó a Alfred Brendel. El legendario pianista considera que queda mucho espacio todavía para hacer evolucionar la música y sigue de cerca las nuevas composiciones, como las de su amigo Mauricio Sotelo. En 2015, recordaba el genial intérprete en una larga conversación este mes con EL PAÍS, piensa venir a ver la ópera que estrenará en España.
La contemporánea debería ser la regla, y no la excepción”
Gerard Mortier
Se refería a El Público, otra apuesta del ahora consejero artístico del coliseo madrileño, Gerard Mortier, por abrir el Real al sonido de hoy (también ha encargado piezas a Elena Mendoza y Alberto Posadas). “Lo contemporáneo debería ser la regla, y no la excepción, como le ha sucedido a la música a partir de la primera guerra mundial. Hay varias razones que lo explican: la desaparición de la práctica musical en las clases burguesas, como sucedía en el siglo XIX; la fragmentación del conocimiento, que ya no es universal; la progresiva falta de sabiduría musical por parte de los intelectuales, el aislamiento de los compositores después de la Segunda Guerra Mundial… Además, las opciones de escucha son tantas, que es importante guiar un poco a la gente. Se podría hacer a través de la televisión o la radio, pero las leyes del consumo lo dictan todo”, analiza Mortier.
Esas leyes rigen también la política de contratación y programación de las discográficas, que a menudo han contribuido a la creación de unstarsystem cerrado de artistas a la caza del lado sexy de la música clásica. El culto a la figura recae desde hace décadas en los intérpretes, no en los compositores. Pero es difícil buscar el equilibrio entre el negocio y el compromiso con la difusión musical, como explica Maider Múgica, de Deutsche Grammophon, discográfica que acaba de lanzar una exuberante colección con la obra de los compositores más importantes del siglo XX. “Este repertorio tiene menos salida que otros. Esto genera un efecto directo tanto en el catálogo físico contemporáneo que se puede mantener disponible (si no hay demanda no se puede mantener elstock), como en el número de nuevos proyectos más arriesgados que las grandes discográficas pueden emprender. Pero la actividad en este campo no se ha extinguido”. La buena noticia es que el formato digital, sin coste de producción y distribución, ha permitido poner el pie en la puerta para que no termine de cerrarse.

El último problema —más difícil de resolver— que encuentran los compositores de este tiempo es el de seguir vivos. O incluso peor: no haber muerto ochenta años atrás. De lo contrario, el promotor deberá entregar el 10% de la taquilla a la SGAE por los derechos de autor. Y como señala Josep María Prat, fundador de Ibercamera, no solo se vende menos, sino que además hay que pagar. “Pero los programadores nos estamos metiendo en una trampa. Si no forzamos este tipo de repertorio, al menos el del siglo XX, nos agotaremos. No puedes hacer la Quinta de Chaikovski cada semana”. Quizá no tan seguido, pero gracias a la variable del intérprete, acaparadora de todo el marketing e interés del público, la sensación de variedad podrá alargarse en el tiempo maquillando la dimensión real de este agujero.