domingo, 29 de septiembre de 2013

CITY OPERA TAKE WHAT IS EXPECTED TO BE A FINAL BOW




The cast after New York City Opera’s “Anna Nicole,” on Saturday night. The company is preparing to file for bankruptcy.
By MICHAEL COOPER
 
After the curtain fell Saturday night on New York City Opera’s production of “Anna Nicole” at the Brooklyn Academy of Music, a few chorus members wiped their eyes as they took their bows: it would most likely be the final performance in the storied company’s 70-year history.
Absent the kind of deus ex machina that has saved the day in so many of the convoluted opera plots the troupe has performed over the years, City Opera will start shutting itself down next week if it fails to raise $7 million.
City Opera’s board voted on Thursday to begin filing for bankruptcy and start dismantling itself if that goal was not met by Monday. Going into the weekend the company had raised less than a quarter of what it said it needed to stay in business.
So Saturday night’s final performance of Mark-Anthony Turnage’s “Anna Nicole,” — an opera it produced with the Brooklyn Academy of Music about Anna Nicole Smith, the tabloid television star — was also expected to be the company’s swan song.
The night was very much like the death scene of an American opera company that was known for championing new works, helping start the careers of major singers including Beverly Sills and Plácido Domingo, and making opera affordable and accessible.
City Opera has been struggling for years, facing mounting deficits that have forced it to raid its endowment and, in 2011, to leave its Lincoln Center home to become an itinerant troupe. It also drastically cut back on the number of operas it gave each season — from 115 performances a year a decade ago, to 16 last year. This summer its cash crisis became acute.
When it was founded 70 years ago, City Opera was called “the people’s opera” by Mayor Fiorello H. La Guardia. At its first performance — of Puccini’s “Tosca,” in 1944 — ticket prices ranged from 85 cents to $2.25.
There were no curtain speeches or fund-raising appeals from the stage at Saturday night’s performance, which drew a young, enthusiastic crowd. Some company members printed handouts urging people to contribute $1 toward the company’s Kickstarter campaign to help raise the money it needed. “Tell Everyone,” the small handouts urged.
As audience members headed for the exits on Saturday night, the demise of the company seemed to be on the lips of as many people as the demise of the operatic heroine they had just witnessed.

http://www.nytimes.com/2013/09/29/arts/music/city-opera-takes-what-is-expected-to-be-a-final-bow.html?_r=0

PLACIDO DOMINGO & JONAS KAUFMANN: SER O NO SER

 
Sebastian Spreng Especial/El Nuevo Herald
Nunca tan vigente el ser o no ser en estos tiempos vertiginosos que impulsan y obligan a saltar fronteras. A propósito del bicentenario de Verdi no podían faltar dos recitales que invitan a recordar coincidencias entre sus intérpretes. Y reaparece la vieja controversia cada vez que Plácido Domingo canta como barítono y Jonas Kaufmann como tenor verdiano.
No es preciso recordar que el español es –quizá junto a Callas– el más versátil, popular y, en definitiva, asombroso cantante lírico del último medio siglo. Asombro que también aplica a su vigencia y envidiable estado vocal ya pasados los 70, récord que pocos pueden ostentar. Todoterreno tan irrepetible como inimitable, el “inoxidable” Domingo parecería querer finalizar su carrera tal como la empezó, es decir, en la cuerda de barítono de la que pronto se mudó hacia la de tenor para, sumándole notables condiciones histriónicas, tener pocos o ningún rival.
Pero esta suerte de válido retorno a sus raíces no está libre de escollos. Esencialmente porque Domingo no es un barítono y en consecuencia, el recital queda en la categoría de lo anecdótico. Sus incursiones escénicas se ven imbuidas de un oficio y magnetismo capaces de convencer a vastos sectores de la audiencia pero en disco la situación cambia. Siguen presentes sus “marcas de fábrica”: admirable línea de canto, fraseo que hace un recitativo tan importante como el aria, una lozanía vocal que no deja de sorprender sumada a la expresividad lograda en el Cortigiani o Eri tu. Con todo, no puede enmascarar ser un tenor tratando de cantar como barítono verdiano.
Si el público ha disfrutado y aceptado a sopranos que con el tiempo han devenido en mezzos con variables resultados y en todos los casos para seguir gozando de artistas de especial calibre artístico; en el renglón masculino no aplican las mismas reglas. En síntesis, debe verse como un gusto personal que se da el veteranísimo artista que cuenta con el impecable marco creado por Pablo Heras Casado y la orquesta de la comunidad valenciana. Ante esta nueva reinvención del ídolo, la audiencia seguirá dividida por un recital anecdótico como su imagen que en la portada “parafrasea” al famoso retrato de Verdi firmado por Boldini
Nadie esperaba que el cetro de Domingo no recayera en los candidatos promovidos como tales, menos aún en un tenor venido del otro lado de los Alpes: Jonas Kaufmann, hasta ahora, su más firme sucesor. Ambos han coincidido en personajes donde demostraron absoluto dominio –Siegmund, Werther, Lohengrin o Parsifal–; ambos han transitado caminos opuestos, Domingo incorporó Wagner en su madurez (intentó Lohengrin en 1968 pero decidió esperar 15 años) como ahora Kaufmann hace con Verdi.
Aquí tampoco se está frente al típico tenor verdiano. Quienes critiquen su emisión poco ortodoxa cuando no poco “italiana”, no podrán negar su soberbia expresividad y excepcional carga dramática. En ese recorrido por la galeria verdiana, el menos afortunado es el conde de Mantua seguido por una sucesión de formidables retratos desde Celeste Aida a Quando le sere al placido, saliendo también airoso como Don Carlo y Manrico. El muniqués maneja sabiamente una peculiar combinación de ternura y fiereza gracias a un metal que alterna con exquisitos claroscuros traducidos en espléndida media voz y pianísimos. 

Domingo se dio el gusto con Tristán, no estará lejos el día en que Kaufmann intente Otello. Cabe recordar que cuando el español debutó como el moro a los 35 años, se alzó un coro de voces agoreras –incluida la mismísima Renata Tebaldi –pronosticando el fin de una carrera. A los 44, Kaufmann espera por la oportunidad que no tardará en llegar. Mientras tanto, los dos momentos más reveladores del cedé son Dio Mi potevi scagliar y Niun mi tema, plenos de una declamación afilada, emoción controlada y apabullante intensidad que en timbre y color vuelve a evocar a Jon Vickers. Lo acompaña la orquesta del teatro de Piacenza bajo la dirección de Pier G. Morandi También la lírica vive tiempos difíciles, osados, irreverentes, fascinantes. Dos artistas en todo sentido diferentes, y por ende polémicos. Saben mantener en vilo a su audiencia y a raya a sus detractores. Vuelve a confirmarse el eterno desafío y la acuciante responsabilidad de ser o no ser.

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sábado, 28 de septiembre de 2013

UN BARBERO DE SEVILLA FRESCO EN EL TEATRO REAL



El Barbero de Sevilla de Gioachino Rossini. Director musical: Thomas Hanus. Director de escena: Emilio Sagi. Elenco: Dmitry Korchak, El conde de Almaviva.  Bruno De Simone, Bartolo.  Serena Malfi, Rosina. Mario Cassi, Figaro.  Dmitry Ulyanov, Basilio. Isaac Galán, Fiorello y Berta Cordón, Susana. Coro y Orquesta del Teatro Real. Fortepiano, Angelo Michele Errico. Violonchelo, John Friefhoff y contrabajo, Holger Ernst. 25 de septiembre de 2013.
Con esta conocida y frecuentada ópera, el coliseo madrileño comienza su 17ª temporada presentando entre los días 14 y 26 de septiembre, 10 funciones de la obra maestra del maestro Rossini (1792-1868).
En su día fue una propuesta teatral de vanguardia, con humor pero también con una filosa cirugía social y política que describe los vicios de una época que algunos llamaron- con alguna duda- el comienzo final del Ancien Régime.

El responsable de esta producción operística, Emilio Sagi, desplegó ya con gran éxito en 2005 (con Juan Diego Flórez como protagonista) una ópera que triunfó en el Théâtre du Châtelet de París, Sâo Carlos de Lisboa, Bauluarte de Pamplona y Ópera de Los Angeles, en donde volverá a subir a escena en 2015.
 Tomas Hanus, es el director checo que debuta en el Real. Estará al frente del doble reparto, en una producción concebida como una ingeniosa “folie organisée”: todo se mueve, nada es seguro, incluyendo el decorado y unos figurines preciosos de Renata Schussheim. Es la transformación permanente delante del público, dando cobijo a las diferentes escenas de una propuesta que es la metáfora de unos tiempos de transición, que cambiarían la arquitectura de Francia y de buena parte del mundo conocido.

Hay efervescencia y alegría burbujeante en El Barbero en un final de verano que recibió Madrid con la noticia de la enfermedad de Gerard Mortier, intendente del Teatro hasta ese momento y la aparición de Joan Matabosch, responsable del Teatro del Liceu de Barcelona, que se hará cargo de la nueva gestión del Real a partir de enero, mientras que el intendente belga sigue conservando su participación en la gestión de la sala, como ya informó también “Música, arte y cultura”.
Esta producción se desgrana en un minucioso trabajo dramático a cargo de los protagonistas, el coro y los actores- bailarines que participan en el espectáculo, que se va hilvanando como una intensa coreografía donde también danzan el propio decorado y el atrezzo.
 Se convierten también el coro y la iluminación en elementos dramáticos,  una muestra en principio en blanco y negro, que eclosiona en “la tempesta”, una lluvia multicolor, que rompe la primera bicromía en el escenario.
 Emilio Sagi explicó con acierto en la rueda de prensa cómo había concebido esta puesta en escena,  mientras capeaba el temporal contestando con soltura y honestidad a los periodistas que por momentos, parecían más interesados en la situación del binomio Mortier/Matabosch” que en la propia ópera.
 El elenco de la velada del día 25 de septiembre logró transmitir a la perfección el interés y la dedicación esforzada que pusieron en el compromiso de hacer que la producción alcanzara su mejor performance posible.

 La conocidísima cavatina de “Largo al factotum” de Fígaro, sonó muy bien.  Mario  Cassi compone un Fígaro con ánimo y un buen instrumento, dúctil y que le resulta cómodo de manejar en todos los registros. Excelente “A un dottor della mia sorte” del Doctor Bartolo. Bruno De Simone tiene un  desempeño teatral temperado y justo, con una dicción y emisión cuidadísimas, cristalinas. De hecho, el cantante napolitano es uno de los barítonos más importante de los últimos tiempos, que brilla especialmente como una referencia en el repertorio bufo y belcantista.   “La calumnia è un venticello” en la voz de Basilio, deliciosa, un Dmitry Ulianov que presta su picardía y su personaje un poco patético de viejo que quiere controlar todo y no consigue finalmente más que ser burlado. No tiene una voz potentísima, pero cumple.  Y está por supuesto “Una voce poco fa”, la también celebérrima cavatina de Rosina. Serena Amalfi en este personaje tal vez no sea perfecta, es algo irregular, pero acompaña teatralmente a sus compañeros de reparto en el trabajo corporal ajustado. Susana Cordón como Berta e Isaac Galán defendieron muy bien su parte y prometen un futuro interesante en la ópera. Dmitry Korchak, tiene una hermosa voz, un Conde de Almaviva con prestancia vocal y escénica, suelto y contundente.
La orquesta podría haber tenido todavía más brillantez y le faltaba ese punto que se alcanza cuando ya no se puede mejorar la ejecución y el jugo de la partitura, bajo la batuta de Thomas Hanus. El director, no perdió el hilo en ningún momento y el coro, excelente en su desempeño como viene siendo habitual, hicieron que la noche rossiniana fuera un éxito. El público reconoció y aplaudió la entrega y el esfuerzo de todos.
Alicia Perris

NOVEDADES EN LA SALLE PLEYEL




Lundi 14 octobre, 20h
Salle Pleyel

Patricia Petibon - La Cetra
Nouveau Monde

Patricia Petibon © Felix Broed





Tisser un lien entre la musique baroque de l’Ancien Monde et les musiques, essentiellement latino-américaines, du Nouveau Monde au XVIIe siècle, tel est le pari, fondé sur un important travail de recherche, que fait Patricia Petibon dans son programme Nouveau Monde



Brahms, intégrale des symphonies et concertos en 4 concerts 

Ricardo Chailly, direction

Samedi 26 octobre, 20h
Dimanche 27 octobre, 20h
Vendredi 1er novembre, 20h
Samedi 2 novembre, 20h


Riccardo Chailly
© Mat Hennek / Decca

Directeur musical du Gewandhausorchester Leipzig, Riccardo Chailly se lance dans une intégrale en quatre concerts des symphonies et concertos de Brahms. À cette occasion, il s'entoure de solistes d'exception, de Leonidas Kavakos à Pierre-Laurent Aimard. Fort d'une sonorité ample, aux graves légendaires, l'Orchestre du Gewanhaus de Leipzig n'a pas son pareil dans le répertoire romantique allemand. 


Russian National Orchestra

Mikhail Pletnev, direction
Gidon Kremer, violon

Mardi 15 octobre, 20h
Gidon Kremer
© Alberts Linarts
Le jeune Russian National Orchestra (il n’a pas encore vingt-cinq ans), considéré comme l’un des meilleurs orchestres mondiaux par le célèbre magazine Gramophone, et son chef fondateur Mikhail Pletnev sont des invités réguliers de la Salle Pleyel. Pour leur première venue de la saison 2013-2014, ils joueront un de leurs compositeurs de prédilection, Rachmaninov. Le Retour de Lemminkäinen (Extrait de la Suite de Lemminkäinen) et le Concerto pour violon de Sibelius sont aussi au programme de cette soirée.


Budapest Festival Orchestra

Iván Fischer : direction
Maria-João Pires : piano

 

Mardi 29 octobre, 20h
 Maria-João Pires
© Haralf Hoffman /DG

Fondé en 1983 par Iván Fischer et Zoltán Kocsis, le Budapest Festival Orchestra s'est, en quelques années, donné une réputation d'excellence au niveau international. Nous les accueillons cette saison avec un programme aux échos d’Europe centrale. Iván Fischer épaule Maria João Pires dans le Quatrième Concerto de Beethoven dans lequel ce dernier, selon la tradition, a peint le mythe d’Orphée domptant les Érynies aux portes des Enfers (1806). Alors que seront aussi proposés Threnos in memoriam Béla Bartók de Sándor Veress et la Symphonie n°8 d’Anton Dvorák.










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