lunes, 31 de marzo de 2014

GURLITT EMPIEZA A ENTREGAR LAS OBRAS

Los herederos del galerista judío Paul Rosenberg recibirán el primero de los cuadros, 'Mujer sentada' de Henri Matisse
ENRIQUE MÜLLER Berlín

 
Cornelius Gurlitt, el más famoso y polémico coleccionista de arte alemán, ha tomado una decisión que podría ayudarle a mejorar su imagen en el país y, a la vez, hacer justicia con un crimen cometido hace más de 70 años. El anciano de 81 años desea devolver todos los cuadros que fueron robados por los nazis a sus propietarios judíos.

La decisión fue comunicada por el abogado, Christoph Edel, que ejerce como tutor legal temporal de Gurlitt, quien anunció que el coleccionista estaba negociando devolver el cuadro Mujer sentada de Henri Matisse a los descendientes de Paul Rosenberg, comerciante de arte francés, que descubrieron la obra de arte cuando las autoridades alemanes revelaron la existencia de la colección secreta que escondía Gurlitt en su apartamento de Múnich.
“Gurlitt quiere devolver todas las obras de arte que fueron robadas a propietarios judíos a sus correspondientes dueños y herederos”, dijo el abogado, citado por el periódico Süddeutsche Zeitung. La colección de 1.280 cuadros y grabados descubierta en la vivienda del anciano en Múnich hace dos años y cuyo hallazgo se reveló a fines del año pasado, contaba con cuadros de Picasso, Chagall, Monet y Matisse. Existen indicios de que más de 500 fueron robados por los nazis durante la II Guerra Mundial.
“El acuerdo no ha sido firmado, pero no existen dudas de que va a ocurrir”, añadió, por su parte, Stephan Holzinger, quien asumió el papel de portavoz de Gurlitt, al precisar que las negociaciones entre el anciano y los descendientes de Rosenberg están avanzando positivamente.
Mujer sentada fue robado por los nazis durante la ocupación de Francia y perteneció durante un tiempo a la colección de arte del jerarca Hermann Göring, quien se dedicó, gracias al poder del ejército, a coleccionar arte robado durante el Tercer Reich. El cuadro acabó en posesión del marchante Hildebrand Gurlitt, padre de Cornelius Gurlitt, quien fue autorizado por el régimen a comprar y vender las obras de arte tachadas como "degeneradas” por los nazis. Hildebrand Gurlitt fue sometido a diversos interrogatorios por tribunales estadounidenses en 1948 y presentó la documentación de los diferentes cuadros. En aquellas fechas no se pudo determinar que la numerosa colección de arte que obraba en su poder había sido robada a ciudadanos judíos.

Los cuadros encontrados en la vivienda de Gurlitt en Munich aun siguen en poder de las autoridades alemanas, que siguen evaluando el tesoro descubierto por casualidad. Durante una inspección reciente en una casa que posee Gurlitt en Salzburgo, las autoridades descubrieron la existencia de unas 230 obras que estaban escondidas en una habitación casi abandonada.
Muchos de los cuadros descubiertos en la casa de Salzburgo, entre las que se cuentan acuarelas de Monet, Manet, Cezanne, Renoir, Nolde y Libermann, están en mal estado por encontrarse ocultas en una habitación que nunca había sido usada y que carecía de ventilación.
El nuevo tesoro de Gurlitt  ha sido llevado a un lugar seguro donde expertos en restauración están catalogándolo. Según el abogado Christopher Noble, designado por la justicia de Múnich para manejar los asuntos financieros y legales de Gurlitt, el siguiente paso será examinar la procedencia de las obras y devolverlas a sus legítimos dueños si se comprueba que fueron saqueadas por los nazis.
La decisión de devolver los cuadros ya había sido anunciada en enero pasado, cuando el coleccionista manifestó estar dispuesto a analizar todas las demandas que estaba recibiendo y tomar una decisión justa. Poco después el anciano dejó saber a través de un comunicado difundido a través de la web Gurlitt.info, que deseaba encontrar una solución amistosa y al margen de los tribunales y señaló que las obras robadas por los nazis no sumaban más de 35 cuadros del total de 1.280 que fueron descubiertos en su vivienda de Múnich.
El tesoro artístico de Gurlitt fue descubierto por funcionarios de Aduanas en la primavera de 2010 cuando detectaron que el anciano viajaba de Suiza a Múnich en tren llevando consigo una importante cantidad de dinero no declarado. Dos años después, la Fiscalía de Habsburgo ordenó el registro de su vivienda y descubrió el tesoro oculto que revivió, en la memoria colectiva de Alemania, el crimen cometido por los nazis cuando se dedicaron a robar las obras de arte en los países ocupados para alimentar el gran museo que Hitler deseaba construir en la ciudad austríaca de Linz y que debía albergar la colección de arte más grande del mundo.

http://elpais.com/

BALENE E CAPELLI BLU. LA FANTASIA ILLUSTRATIVA DI ISRAELE


INAUGURAZIONE MOSTRA lunedì 24 marzo, ore 18.30. L’esposizione raccoglie tavole originali dedicate all’infanzia realizzate da una ventina tra i più significativi talenti israeliani contemporanei dell’illustrazione. Un viaggio attraverso il genio creativo e la sostanza emozionale di un Paese dalle molteplici sfaccettature, che può a pieno titolo inserirsi tra i protagonisti dell’editoria internazionale per la sua vitalità e il suo grande fermento innovativo. Museo Ebraico di Bologna dal 24 marzo al 4 maggio 2014.

 L’esposizione raccoglie tavole originali dedicate all’infanzia realizzate da una ventina tra i più significativi talenti israeliani contemporanei dell’illustrazione.

Dalle opere si coglie una prolifica varietà di segni, stili, tecniche, esperienze diverse, nonché la capacità di aggiornarsi, lo sguardo curioso e attento che porta questi autori a confrontarsi con quel che si muove a livello internazionale nel campo dell’illustrazione per l’infanzia.

Le tavole presenti in mostra guideranno i visitatori in un viaggio attraverso il genio creativo e la sostanza emozionale di un Paese dalle molteplici sfaccettature, che può a pieno titolo inserirsi tra i protagonisti dell’editoria internazionale per la sua vitalità e il suo grande fermento innovativo…

domingo, 30 de marzo de 2014

THE 19TH BIENNALE OF SYDNEY



 Exhibition Overview
The 19th Biennale of Sydney: You Imagine What You Desire will be presented from 21 March – 9 June 2014, under the artistic direction of Juliana Engberg.
You Imagine What You Desire is an evocation celebrating the artistic imagination as a spirited describing and exploration of the world through metaphor and poesis. It makes enquiries into contemporary aesthetic experience, and relates this to historical precedents and future opportunities to imagine possible worlds. It seeks to understand the need artists have today to create immersive and expanded environments, and locates this activity as part of an art historical trajectory, and as a pursuit into the issues of human consciousness, and their psychological, cognitive and corporeal imperatives.

It reminds us that powerful art is not divorced from the cultural conditions, political, social and climatic environments in which it is generated. That indeed it often exists to provide a meta-commentary on these aspects of society – and even, sometimes, act as an antidote and proposition. As a future vision.
You Imagine What You Desire seeks splendour and rapture in works that remain true to a greater, even sublime visuality. Today these things co-exist and overlap, and the tactics of theatricality cannot be separated from overtly social-situationist inspired works, just as they are central to works engaging with humanity at a grand scale. Extra energies are sought in works that unleash physical and psychic intensity. A happy anarchy is produced with works that activate the power of imagination through laughter and activity.

http://www.biennaleofsydney.com.au/19bos/exhibition/exhibition-overview/#sthash.UHBk9RGx.dpuf

IL ÉTAIT UNE FOIS L'ORIENT EXPRESS




Exposition organisée par l’IMA avec le concours de SNCF
Plus qu’une exposition, un événement !  Dans toute sa splendeur d’autrefois l’Orient Express vient faire halte sur le parvis de l’Institut du monde arabe à l’occasion d’une grande exposition consacrée au plus mythique des trains, à cette icône de l’Art-Déco qui a fait le ravissement de générations de voyageurs, ouvrant grand à ceux-ci les portes de l’Orient.
Rendue possible grâce au concours de SNCF, cette manifestation de grande envergure est conçue en deux parties :
C’est tout un train d’abord – locomotive en tête, suivie de trois voitures exceptionnelles et d’un wagon-restaurant – qui prend place sur le parvis de l’Institut. Le visiteur entreprend son parcours sur un quai de gare reconstitué le long du train, avant de monter dans celui-ci et de le parcourir, voiture après voiture, y découvrant l’atmosphère luxueuse et feutrée qui accompagnait le voyageur tout au long d’un périple dont l’aboutissement était la découverte de l’Orient. La dimension cinématographique est omniprésente au fil d’une déambulation où les silhouettes des voyageurs prestigieux d’autrefois paraissent avoir quitté leur compartiment à l’instant… Leur existence à bord du train se donne à voir à travers le confort étrange, un peu irréel, des cabines parées de fines marqueteries et de laitons étincelants.


La visite se poursuit à l’intérieur de l’Institut du monde arabe où le public se voit présenter, sur deux niveaux, un véritable « musée » de l’Orient Express : objets et documents d’archives, affiches, films et photographies, dont certains sont montrés dans d’immenses malles-vitrines qui sont autant d’allégories du voyage… Cette vaste exposition permet de comprendre les origines de l’Orient Express, à travers la personnalité de son « inventeur », Georges Nagelmackers, mais aussi dans ses aspects techniques, sociaux et culturels. Les questions liées à la dimension géopolitique de l'Orient Express y sont également développées, à travers les différents itinéraires du train et les correspondances permettant, à partir d’Istanbul, de rallier Alep, Damas, Beyrouth, Bagdad, Le Caire, Louxor, Assouan… 


EL 4 DE ABRIL SE CUMPLEN 100 AÑOS DEL NACIMIENTO DE MARGUERITE DURAS











HACE POCOS AÑOS PUBLIQUÉ ESTE ARTÍCULO EN RAÍCES, A PROPÓSITO DEL MONTAJE DE “LA DOULEUR” EN LA ABADÍA, DONDE TUVE EL PLACER DE CHARLAR CON DOMINIQUE BLANC, LA INEFABLE DAMA DE COMPAÑÍA DE LA REINA MARGOT DE CHÉREAU

“La redada” (“La rafle”), “El dolor” (“La douleur” de Marguerite Duras) y “El otro señor Klein”

I. A menudo el cine y el teatro, recrean las fantasmagorías que los pueblos y la Historia han querido olvidar. Es el caso de la película francesa de Rose Bosch, “La Rafle”, estrenada en marzo en Francia, que todavía no ha llegado a las pantallas españolas. Hay quien comenta que estará aquí para el comienzo del otoño. Así van nuestras expectativas, siguiendo el vaivén y el zigzag de las estaciones. Narra los acontecimientos que tuvieron lugar en Montmartre, el 16 de julio de 1942, día en que la policía francesa, con la complicidad del Mariscal Pétain y por instigación de los Nazis, detiene a miles de judíos para ser deportados a los campos de concentración. Sin embargo, “la desobediencia civil de muchos ciudadanos y de algunos funcionarios permitió escapar a una parte de los escogidos para la muerte”.

 Francia se debatía – todavía lo hace en el recuerdo-  entre la complicidad con los alemanes y la Resistencia y la ciudadanía tomaba partido o miraba, como a menudo sucede, en otra dirección.
Este film vuelve a poner de manifiesto una vieja deuda de la conciencia gala: la polémica que sumió la memoria histórica de la nación en un vergonzoso intento de olvido, la que la vincula al régimen de Vichy y a la colaboración con los ocupantes alemanes.
Los ojos de los niños son testigos en la película del horror, mientras que su principal protagonista, un verdadero y real Joseph Weismann, decide hablar después de décadas de silencio.
La directora confesó que creía necesario contar esta historia, que formaba parte del silencio colectivo y pactado, en un país que había preferido olvidar. Muchos presidentes, entre ellos De Gaulle o Mitterrand, pasaron de puntillas sobre estos sucesos.

 Sin embargo, el presidente Jacques Chirac decidió cambiar de discurso en 1995, reconociendo la participación del Estado durante la redada, en la entrega de aquellos a los que hubiera debido proteger. Después de ver la película, Chirac dijo, haciéndose cargo de décadas de oscurantismo, que uno de los principios de toda sociedad es que “la fuerza nunca debe prevalecer sobre la ley”.
Weismann fue inducido por Simone Veil, líder político y superviviente de Auschwitz,
para que después de años de silencio, pasara el testigo doloroso de las experiencias vividas a las generaciones futuras. “Cuando hablo sobre este tema, me choca y me resulta asfixiante”, expresó, pero “es vital contar la historia a los jóvenes de hoy, porque son ellos los que escribirán la de mañana”.
Weismann hace saber que “los comisarios que ordenaron la redada murieron ricos y bien considerados. No se ha hecho justicia”. Queda “La Rafle” como su testamento.
 

II. “La douleur” de Marguerite Duras, representada durante cinco noches por la talentosa Dominique Blanc en La Abadía, hubiera podido escribirse como el segundo acto de “La Redada”.
Los directores Patrice Chéreau (La reina Margot) y Thierry Thieû Niang llevan a escena uno de los textos más inquietantes de la literatura de posguerra. Aquí la escritora, en un monólogo desgarrado, narra su vida después de la liberación de París. Cuenta la tensa y desesperanzada espera del regreso de su marido, olvidado, tal vez muerto, en un campo de concentración en Europa, mientras los amigos y los combatientes intentan dar con su paradero. Entre ellos, François Mitterrand, amigo de Robert Antelme (Robert L. en la obra), marido de Duras.


 Es más de una hora de intenso esfuerzo interpretativo, en el que la actriz fetiche de Chéreau relata su angustia, su impotencia hasta la recuperación de su marido, al que ya no ama, pero al que se encuentra profundamente ligada. Al vacío y la ausencia del preso de Dachau, sucede una escalofriante descripción del estado del familiar recuperado cuando llega a casa casi moribundo, después del periplo agónico de la guerra y el campo de concentración.
Discurso chocante éste de Duras, tanto como fuera en su día dulce y erótica la lectura de su novela El Amante, soñadora y perfumada de Asia. Escatológico, brutal e impactante, “La douleur” remueve la vergüenza, la culpabilidad y la falta de toma de partido de la que todos hacemos gala en algún momento de nuestra vida. El texto de Marguerite Duras no exonera ni perdona a nadie. Involucra a la especie humana como lo hará más adelante el propio Antelme, o Primo Levi (“Si esto es un hombre”) o Polanski, con su película “El Pianista”.
Todos somos culpables, viene a escribir y a recitar la autora y Dominique Blanc se deshace y se reconstruye cada vez en la grandeza de un texto hecho para hacer reflexionar y padecer, en tanto que pasajeros a la vez cómplices y mudos de esas historias, de la Historia.

III. En la misma línea de asfixia, cerrando cada vez más un círculo que se estrecha y se vuelve fóbico y kafkiano, Joseph Losey (“El sirviente”, “Por el rey y por la patria”) dibujó para el cine la desestructurante peripecia de “El otro señor Klein” (1976). Asistimos de nuevo a la ceremonia de la confusión de las identidades, porque Klein comercia con muchos judíos pagándoles poco dinero por sus cuadros y objetos y enriqueciéndose a su costa cuando ya están elegidos para la deportación y la muerte, pero se ve envuelto en la maraña inexplicable y confusa de los acontecimientos.
Es un camino cenagoso, filmado en estado de gracia, en el que protagonista descubre la existencia de ese otro yo que se llama como él, pero no es él pero se le parece y lo arrastra.
Esta película recibió muchos elogios y varios premios César y Losey tal vez vio así recompensado su enorme talento y su obligado exilio de Estados Unidos por su filiación de izquierdas, en la época del Maccarthysmo.
Alain Delon, “El otro señor Klein”, nunca estuvo tan enigmático, ni tan seductor, ni tan evanescente, arropado por su eterna gabardina y su sombrero de fieltro. Si acaso en aquella película, que pasó sin pena ni gloria, “La primera noche de quietud”, donde hablaba italiano y representaba a un profesor que decía, en otra línea ideológica ahora: “Yo no soy ni de derechas ni de izquierdas. Vengo a enseñarles por qué un verso de Petrarca es bello”.


Y IV. La primavera apenas esbozada de Madrid se concentra en una tarde resplandeciente que se desmaya contra la verja del teatro de La Abadía. Mientras la esperamos en la puerta de la sala, la emoción nos sigue desbordando. Dominique Blanc aparece sonriente, agradecida y luminosa, la melena castaña y larga deshojada, hablando un francés exquisito y sonriendo como si el texto de la Duras no hubiera pasado por ella. Como si nunca lo hubiera recitado. Se va esta misma noche a París ya desdoblada y otra vez ella misma y no la otra y saluda encantadora cuando se aleja como había llegado: sin pretensiones, como una presencia de claridad y de frescura. Parece un alivio…
Pero en el fondo del corazón, “La Redada”, “El Dolor” y “El señor Klein” están ahí, con nosotros, continúan al acecho, siguen sosteniéndonos la mirada en las sombras de la tarde, de una manera que asusta, atrabiliaria.         

Alicia Perris