lunes, 31 de diciembre de 2018

LOS FANTASMAS DEL NAZISMO VUELVEN A LA FILARMÓNICA DE VIENA POR AÑO NUEVO


DARÍO PRIETO

El director alemán Christian Thielemann dirige un ensayo de la Filarmónica de Viena, el pasado día 28 FLORIAN WIESEREFE


El polémico Christian Thielemann dirige por primera vez el concierto del Musikverein

Hace ahora un año, en las horas previas al tradicional Concierto de Año Nuevo, el recién nombrado presidente de la Filarmónica de Viena realizó una afirmación sorprendente. En declaraciones a la agencia DPA, Daniel Froschauer dijo: «Nos alegraría enormemente si algún día una mujer se subiese al podio de la orquesta».
Aquella frase, que podía interpretarse como una respuesta al momento, en plena ebullición del #MeToo, resonaba diferente en la Musikverein vienesa. La Philharmoniker no sólo es una institución venerable y prestigiosa, depositaria de la mejor tradición musical centroeuropea: también tiene varios capítulos oscuros en su historia que parece necesario blanquear. Hasta 1997 no admitió a mujeres y todavía hoy el porcentaje de éstas (igual que el de músicos no blancos) es reducidísimo. A ello hay que sumar su relación con el nazismo, que empezó antes del Anschluss (anexión de Austria por el Tercer Reich), que prendió con fuerza en la orquesta (durante la Segunda Guerra Mundial, la mitad de sus músicos pertenecía al Partido Nazi) y que se prolongó después de 1945 (Herbert Von Karajan llegó a dirigirla sin haberse sometido al proceso de desnazificación).Lo que parecía el anuncio de una nueva época para la Filarmónica se convirtió en un gesto de confusión después de que Riccardo Muti, encargado de dirigir la anterior velada, terminase de marcar los compases de la Marcha Radetzky.
Entonces se anunció que el concierto del 1 de enero de 2019 lo dirigiría por primera vez el alemán Christian Thielemann (Berlín, 1959), conocido por sus interpretaciones de Wagner y también por sus polémicas declaraciones sobre temas políticos. Los fantasmas de la Philharmoniker vuelven a asomar la cabeza. Simplificando mucho, se puede decir que Thielemann está situado bastante a la derecha del espectro político. Simplificando algo menos, siempre ha dejado claro que está en contra de lo que él considere políticamente correcto.
En enero de 2015, en el momento más alto del movimiento alemán antimusulmán Pegida, remitió una carta al semanario Die Zeit en la que pedía a sus conciudadanos que «escuchasen las demandas» de los «patriotas contra la islamización de Occidente». «En Alemania», denunciaba entonces Thielemann, «se habla mucho de cosas que no se dicen en público, por lo que en ciertos temas solo tenemos la opción de escoger entre eslóganes y la corrección política, y ya no hay discursos matizados. Pero la posibilidad de hablar y la capacidad de escuchar van de la mano. Ya no se escucha. Y eso me preocupa. La escritora Monika Maron ha dicho que Pegida puede no ser una enfermedad sino el síntoma de la enfermedad. Nuestros políticos atienden casi exclusivamente a los síntomas. Como si secretamente ya no creyeran en los valores sobre los que descansa nuestra comunidad». Desde entonces, el director de orquesta ha tenido que matizar aquellas afirmaciones en casi cada declaración pública. Así, el ciclo que dedicó al alemán Hans Pfitzner, autor de la ópera Palestrina y uno de los pocos compositores abiertamente partidarios de Hitler, se interpretó más allá de la recuperación del compositor.
En una entrevista con Der Stern publicada este verano, antes de abrir el Festival de Bayreuth con Lohengrin (la ópera favorita de Hitler, todo sea dicho), Thielemann rechazó ser simpatizante de Pegida y dijo que su trabajo es «escuchar a quienes expresan una opinión en contra de la mayoría». En ese sentido, aunque dijo sentirse «horrorizado» con el ascenso del partido ultraderechista AfD, valoró positivamente que su llegada haya supuesto el fin «de una corrección política paralizadora». Según su visión, AfD ha obligado a los partidos mayoritarios (CDU y SPD) a «posicionarse».
Él mismo tomó partido en una polémica reciente en Alemania, al asegurar que no va a dejar de llamar negerkuss (beso de negro) a los dulces conocidos en España como negritos o besos de moza, porque piensa que la forma de decir las cosas no tiene que ver con problemas como el racismo. Más allá de estas cuestiones políticas, el concierto que ha preparado para Año Nuevo el director titular de la Dresden Staatskapelle (y director artístico del Festival de Pascua de Salzburgo) incluye seis piezas nunca antes interpretadas en el arranque del año. Obras de Karl Michael Ziehrer (Schönfeld Marsch, op. 422), Johann Strauss II (la polka rápida Express, op. 311, la obertura de la opereta El barón gitano y el Vals de Eva de la ópera Caballero Pásmán), Josef Strauss (la polka francesa Die Tänzerin, op. 227), Eduard Strauss (la polka francesa Opern-Soiree, op. 162) y Josef Hellmesberger II (Entr'acte Valse).
https://www.elmundo.es/cultura/musica/2018/12/31/5c28fa06fdddffd76a8b464b.html

LE "FASHION FREAK SHOW" DE JEAN-PAUL GAULTIER AUX FOLIES BERGÈRES DE PARIS : NOTRE CRITIQUE

Depuis le 18 septembre 2018, Jean-Paul Gaultier réalise son rêve d’enfant : celui de proposer une revue sur la mythique scène des Folies Bergère à Paris. Il aura donc fallu attendre l'année 2018 pour que le couturier français mondialement connu réalise son rêve de gosse avec son excellent "Fashion Freak Show".


A découvrir jusqu’au 30 décembre 2018, ce spectacle dépoussière véritablement les revues traditionnelles avec un savant mélange de burlesque, de rock, d'exubérance et d’excentricité.
Réunissant les deux passions du célèbre couturier à la marinière, la mode et le monde du spectacle, le "Fashion Freak Show" nous fait voyager, pendant un peu plus de 2 heures (dont 20 minutes d’entracte), dans la tête et le corps de Jean-Paul Gaultier qui, depuis tout jeune déjà, souhaitait devenir couturier. Son ours en peluche Nana est d’ailleurs très vite devenu son premier cobaye, subissant des expériences « stylistiques ».
Puis arrive son premier défilé en 1976, le départ à Londres et la fête, ainsi que les folles soirées au Palace à Paris, et ses innombrables collections qui ont fait sa renommée.

Avec une troupe d’une quinzaine d'acteurs, de danseurs et d'artistes, tous aussi talentueux les uns que les autres, le couturier nous raconte son monde, plein de créations, de rêves, mais aussi d'excès.
On s’émerveille devant ce show époustouflant et absolument démesuré, à la mesure du personnage qu'est Jean-Paul Gaultier.
A travers ce spectacle mi-revue, mi-défilé de mode, le créateur retrace sa vie, dévoile le regard qu'il pose sur notre société, mais rend aussi hommage à tous ceux qui l'ont inspiré. Cinéma, musique, danse, les références sont nombreuses.
On découvre d’ailleurs avec bonheur, sous forme d’apparitions vidéos, plusieurs personnalités ayant collaboré avec Jean-Paul Gaultier comme Rossy De Palma dans le rôle d’une maîtresse d’école tentant de brider le petit Jean-Paul, mais aussi Antoine De Caunes en Reine d’Angleterre, Catherine Deneuve en présentatrice de défilé, Cristina Córdula dans son propre rôle. Moment de franche rigolade sur le sketch de Catherine et Liliane, spectatrices du "Fashion Freak Show". Moment d’émotion grâce à la voix sublime de Catherine Ringer, rendant hommage à Francis Menuge, le compagnon du couturier décédé du sida en 1990.

Conçu comme une véritable fête, ce spectacle voit les choses en grand. Scénographie démentielle, tenues exclusives et iconiques ainsi que bien sûr, de la musique avec des tubes incontournables. Au final, 50 ans de culture pop défilent sous nos yeux : du rock avec les hits « Nightclubbing » d’Iggy Pop, « Walk on the wild side » de Lou Reed ou la version « Sweet Dreams » de Marilyn Manson, mais aussi le tube « Etienne » de Guesch Patti, ou encore « Le freak » sans oublier « Tout le monde il est beau » de Zazie, revisité pour l’occasion.
Aux manettes du "Fashion Freak Show" ? Des pointures. Outre Jean-Paul Gaultier, la mise en scène est cosignée de la réalisatrice Tonie Marshall, les chorégraphies sont de Marion Motin (chorégraphe de Stromae, Christine & The Queens et de "Résiste"). Pour la musique ? Nile Rodgers, fondateur du groupe Chic à la célèbre chanson "Le Freak". Rien que ça. Le tout est produit par Thierry Suc, producteur, entre autres, des tournées de Mylène Farmer. On retrouve aussi Eric Soyer à la scénographie et Raphaël Cioffi, auteur du livret.
Parmi les artistes castés, le "Fashion Freak Show" a eu raison de miser sur Béatrice de Demi Mondaine, chanteuse issue du rock underground, repérée dans "The Voice". Pour le show, elle prouve son incroyable talent de chanteuse mais aussi d’actrice et de danseuse. Et c’est un véritable coup de cœur sur le tableau du corset sublimé par le hit de The Doors, « Light My Fire ».
Bref, sexy, drôle, émouvant, dynamique, coloré… le tout servi par une bande son de qualité et des comédiens plus que talentueux, le "Fashion Freak Show" a véritablement conquis nos oreilles et nos yeux. Comme quoi, à plus de 60 ans, l'enfant terrible de la mode n'en a toujours pas fini de nous surprendre !


 A noter que le "Fashion Freak Show" propose depuis le 18 septembre des avant-premières, avant sa première générale le 2 octobre 2018. Il restera aux Folies Bergère jusqu'au 30 décembre 2018.



https://www.sortiraparis.com/scenes/spectacle/articles/155288-le-fashion-freak-show-de-jean-paul-gaultier-aux-folies-bergere-de-paris-notre-cr#300e85yq7sFFLYRe.99

GOVERNMENT SHUTDOWN MAY FORCE SMITHSONIAN MUSEUMS TO CLOSE STARTING JAN 2


With the government shutdown continuing into the new year, Smithsonian museums, along with the National Zoo, must prepare to close as well.

Deena ElGenaidi


The south face of the National Gallery of Art’s West Building (image via Wikimedia Commons)

Yesterday, Smithsonian officials announced that due to the ongoing government shutdown, all 19 of its museums, as well as the National Zoo, will close on Tuesday, January 2 unless an agreement is reached. As the shutdown continues, more and more government offices are running out of money, with the Environmental Protection Agency, which employs 14,000 workers, prepared to close down as well.
“There’s no getting around it,” Linda St. Thomas, chief spokeswoman for the Smithsonian, said to NPR. She added that the Smithsonian will remain open through New Year’s Day, using funds from previous years. According to The Hill, the Smithsonian’s federal appropriation for 2018 was $1 billion.

Some museums are preemptively warning the public of an imminent shutdown. The National Gallery of Art currently has a banner at the top of their webpage that reads: “The Gallery will be open to the public through Wednesday, January 2. The Gallery’s status after January 2 is yet to be determined. The Gallery is always closed on January 1.”

Since Saturday, about 380,000 federal workers have been forced to stop their jobs due to the government shutdown, and come Tuesday, Smithsonian employees will join the furlough. Roughly two-thirds of Smithsonian staff are federal employees.

According to the Washington Post, if the Smithsonian remains closed for an extended period of time, “it can be a boon for the city’s numerous private museums.”

Thomas also told NPR, “The most important thing was to be able to get through this week because we didn’t want to disappoint people,” adding that traffic and tourism to the Washington, DC area begins to slow in January and February.  “But, even then,” she said, “you still have people who come for a once in a lifetime visit or to see something very special and it’s a shame to turn them away.”

Among the museums that will be closed are the very popular National Museum of African American History and Culture, the National Museum of Natural History, and the National Museum of the American Indian Heye Center in New York City.

Hyperallergic has reached out to the Hirshhorn Museum, the National Gallery of Art, and other institutions, to ask if they will indeed be closing. This post will be updated as we hear back.
https://hyperallergic.com/477718/government-shutdown-may-force-smithsonian-museums-to-close-starting-jan-

AU SOMMET ON A LU « SÉROTONINE », LE NOUVEAU HOUELLEBECQ : IL EST BOULEVERSANT


© Serge BENHAMOU/Gamma-Rapho via Getty Images

Et si l'auteur de « Plateforme » n'avait jamais été aussi drôle, trash et humain ?
Ce pourrait être la trame narrative d'une vidéo YouPorn. Sur une route du sud de l'Espagne écrasée par la chaleur, deux jeunes femmes muy caliente demandent à un homme de vérifier l'état des roues de leur voiture. Les corps sont moites. L'homme, plutôt viril et séduisant, s'exécute, sensible aux avances des deux filles. Mais il n'entreprend rien et les laisse filer, interdit, son attitude provoquant immédiatement chez lui un remords lancinant. Ainsi s'ouvre Sérotonine, septième roman de Michel Houellebecq qui sort le 4 janvier en librairies. L'homme en question s'appelle Florent-Claude, et bien évidemment il déteste son prénom. Ingénieur agronome de 46 ans, Florent-Claude vit à Paris et traverse une grave crise existentielle. En cause, un douloureux passé sentimental dont il n'hésite pas à dresser l'inventaire. Il y eut Kate, jeune étudiante danoise qu'il laissa elle aussi partir. Il y eut Claire, une actrice de seconde zone bien névrosée. Il y eut Camille, mais on y reviendra. Et aujourd'hui, il y a Yuzu (comme le citron, oui), une jeune Nippone de 26 ans au comportement erratique et à la sexualité franchement tarée. En quelque sorte, une Japonaise tiraillée entre gang-bang et tradition.

Fromages et désert

« Étais-je, au fond, si malheureux ?, s'interroge Florent-Claude. Si par extraordinaire l'un des humains avec lesquels j'étais en contact (...) m'avait interrogé sur mon humeur, j'aurais plutôt eu tendance à la qualifier de "triste", mais il s'agissait d'une tristesse paisible, stabilisée, non susceptible d'augmentation ni de diminution d'ailleurs, une tristesse en somme que tout aurait pu porter à considérer comme définitive. Je ne tombais cependant pas dans ce piège ; je savais que la vie pouvait encore me réserver de nombreuses surprises, atroces ou exaltantes c'est selon. » En plein déclassement mental, Florent-Claude consulte le docteur Azote (!), qui lui prescrit du Captorix, un médicament censé booster la sérotonine, dite la molécule du bonheur. Ce thème, cher à l'auteur des Particules élémentaires, est au cœur du livre. Mais comme il l'a lui-même révélé il y a une vingtaine d'années, « le bonheur n'existe pas ».

Foncièrement seul et largué, Florent-Claude change de vie, quitte Paris pour rejoindre la Normandie où il prend un poste à la DRAF (Direction régionale de l'agriculture et des forêts). Son histoire avec Yuzu est en sursis, et c'est Camille, toujours Camille, qui ne cesse de l'obséder. En Normandie, il tombe sur Aymeric, vieux copain d'études, digne descendant d'une famille aristocratique et inlassable fumeur de joints. Producteur de lait désargenté, Aymeric devient l'unique confident de Florent-Claude (un personnage flamboyant, symbole d'une amitié possible, fait rarissime dans l'œuvre de Houellebecq). Ensemble, ils tentent de déjouer les effets déplorables des directives européennes sur la baisse du prix du lait. D'autres agriculteurs et producteurs de fromages se joignent à eux. La lutte s'organise et un vent de révolte commence à poindre. Jusqu'à l'embrasement total et tragique du mouvement, sur une autoroute bloquée, face à des CRS en surchauffe... Cela ne vous rappelle rien ?

La poursuite du bonheur (impossible)

Dans les jours à venir, vous n'entendrez que cette antienne : Michel-Houellebecq-le-devin a anticipé la fronde des Gilets Jaunes. Ce n'est pas faux, mais un peu facile. En creusant les thèmes récurrents dans son œuvre (l'abandon des territoires français, l'effacement progressif de la notion d'identité, le démantèlement des industries historiques, thèmes qui traversent aussi bien La Carte et le Territoire que Soumission), Michel Houellebecq prouve que l'acuité de son regard et sa compréhension du monde n'ont jamais été aussi pertinentes.

Mais au-delà de l'aspect sociétal de Sérotonine, c'est par sa vision de l'homme et de l'amour que l'écrivain surprend véritablement. Certes, on imagine aisément l'effroi d'une frange des féministes actuelles face au discours que le narrateur tient parfois sur les femmes. Certes, le passage écœurant, provocateur (et non dénué d'une forme de complaisance étrange dans l'écriture) sur les agissements sexuels d'un ornithologue répugnant ne manquera pas de faire scandale. Pourtant, par un drôle d'effet boomerang, c'est bel et bien l'homme (les hommes) qui s'en prend plein la gueule. Dépressif, lâche, incapable de faire preuve de courage face à l'amour ou au danger, empêché dans ses relations à l'Autre, à la fois contrit et désespéré de sa contrition, le héros de Sérotonine ne parviendra pas réellement à reprendre sa vie en main. Comment, alors, l'issue pourrait-elle être autre que fatale ?

Effet cathartique

Sombre et merveilleux, hilarant et mélancolique, Sérotonine est sans doute le plus beau livre de Michel Houellebecq. Porté par un style qui n'a jamais été aussi moderne, délié, vif et précis, ce roman ne laissera pas, une fois encore, le lecteur indemne. L'histoire d'amour impossible entre Florent-Claude et Camille offre certains des passages les plus déchirants du livre. Et rarement, nous aurons eu l'occasion de lire un Michel Houellebecq aussi sentimental, franc, lucide et compréhensif. Ultime paradoxe, Sérotonine, anti-livre feel good par excellence, fait du bien. Un bien fou, même. Et c'est bien là la clé de voûte de l'œuvre romanesque et poétique de Michel Houellebecq : l'incroyable capacité de l'auteur à apaiser les âmes. Son hyper-sensibilité, sa perception unique des relations humaines et de leurs impasses, sa force cognitive font de lui l'auteur le plus humaniste de son époque. Il détesterait ce qualificatif. Peu importe. Et l'on ne saurait trop conseiller la lecture de l'essai d'Agathe Chevalier-Novak (Houellebecq, l'art de la consolation, chez Stock, certainement ce qui s'est écrit de plus intelligent sur le romancier) pour saisir la véritable portée de l'œuvre houellebecquienne. À travers sa quête perpétuelle du bonheur, de l'amour, de la bonté, Michel Houellebecq n'aura cessé en réalité d'appeler à la fraternité entre les hommes. Un besoin de fraternité qui semble aujourd'hui n'avoir jamais été aussi criant. Et ce n'est certainement pas le premier Gilet Jaune venu qui dira le contraire.

https://www.vanityfair.fr/culture/voir-lire/story/on-a-lu-serotonine-le-prochain-michel-houellebecq-il-est-bouleversant/5080

CON LOS OJOS BIEN ABIERTOS ENSAYOS SOBRE ARTE BARNES, JULIAN

Julian Barnes demostró su francofilia en el delicioso El loro de Flaubert, y dedicó un capítulo de Una historia del mundo en diez capítulos y medio a La balsa de la medusa. Este volumen de ensayos sobre pintura rebosa amor por la cultura francesa, y arranca precisamente con el lienzo de Géricault. Buena parte de sus páginas están dedicadas al arte francés del siglo xix y principios del xx, un periodo en el que París era la indiscutible capital cultural no solo de Europa sino del mundo entero.

El grueso de los textos aquí reunidos se centra en la pintura que va del romanticismo y el realismo a los movimientos posimpresionistas, con artistas como Delacroix, Courbet, Manet, Fantin-Latour, Cézanne, Degas, Odilon Redon, Bonnard, Édouard Vuillard, Félix Vallotton y Braque. Y en la parte final del libro se suman otros ensayos, sobre las paradojas visuales de Magritte, las esculturas blandas de Oldenburg, el crudo realismo de Lucien Freud y los colores de Howard Hodgkin.

En conjunto este volumen presenta un amplio y muy estimulante recorrido por el arte moderno y contemporáneo de la mano de uno de los grandes escritores británicos actuales. Barnes aporta una mirada perspicaz, inteligencia y sensibilidad a raudales, sugestivas conexiones entre literatura y pintura, una grata ausencia de agobiantes corsés académicos y un contagioso entusiasmo que le lleva a declarar que «el arte no solo capta y refleja la excitación, la emoción que encierra la vida. A veces va incluso más allá: el arte es esa emoción».

«Un trabajo cautivador, erudito y agudo, repleto de anécdotas fascinantes y observaciones... Una maravilla» (Niall McMonagle, The Irish Independent)

«Un libro exquisito y profundo que merece leerse sin prisas» (The Independent)

«Una colección de ensayos eruditos, amenos y muy personales» (Sebastian Shakespeare, Tatler)

https://www.anagrama-ed.es/libro/fuera-de-coleccion/con-los-ojos-bien-abiertos/9788433964281/FC_6

THE STORY OF BADU GILI BADU GILI LIGHTS THE SAILS EVERY NIGHT WITH FIRST NATIONS ART. SYDNEY OPERA HOUSE


Michael Sun

When the sails of the Sydney Opera House were illuminated with First Nations art for the first time, audiences were transfixed. The event was Songlines – named after the spiritual paths that snake across Australia in Indigenous lore – and materialised in spiralling colours and vibrant symbolism on the sails of the Opera House during Vivid LIVE 2016. The projections ran for barely a month, disappearing as quickly as they emerged.


It was to the relief of viewers everywhere when Songlines was born again the following year as Badu Gili, this time a nightly year-round sunset projection viewed by more than 160,000 visitors in person visitors, and another 620,000 online in its debut year.  Launched with new artwork in July 2018 and animated in collaboration with Yakkazoo, Badu Gili has given First Nations artists the opportunity to present their stories to an unprecedented international audience. We talked to three of this year’s artists about those stories, and what inspires them to create.


Meet this year's artists
Penny Evans, Gamilaraay
It’s hard not to be struck by the sheer materiality of Penny Evans’ work. Deep, coloured incisions carve their way through ceramics like scars, crafting detailed patterns that reference the terrain of her ancestral lands in Northern NSW.

“It comes down to the landscape…an observance of my landscape out there on country,” says Evans. “The ground, the cracked mud of our waterholes, the coolamons, the trees.”

She’s honed her distinctive style over 35 years with countless exhibitions and awards, but Badu Gili is the first time her pieces have been digitised. For an artist whose work is so tangible, the transformation from original ceramics to light projections isn’t so much a direct facsimile, but rather a reinterpretation. But the results are equally as striking: bold colours that almost float across the sails, repeated patterns that expand into infinity.

Evans’ ceramics are as much objects of beauty as they are a reminder of colonisation. Her work is inextricably tied to the ongoing process of understanding her Gamilaraay heritage – a heritage that, for too long, has been omitted from Australian history.

“For me, it’s been an investigation of my personal story through to my mother’s story, my grandmother’s, my great-grandmother’s,” she says. “When I grew up in the ‘70s, we knew nothing. We weren’t told anything about anything. We were all in the same boat – blackfellas, whitefellas, everyone was in the same boat around the history of what had taken place."

“There isn't one right way to do an opera. Every work is completely different, it's a journey into the world the composer has created.”


Her work is the product of these ancestral ties: the preservation of Gamilaraay culture for generations to come. The techniques that Evans employs in her ceramics are reminiscent of those used by her ancestors (“they were very enthusiastic carvers,” she says) and by immortalising their ancient lore on the sails of the Opera House, Evans aims to inspire others to seek out the stories hidden in their lineage.

“Hopefully people will look at what I do and they can start to unpack their own histories as well. My opinion is that if we don’t all go and seek understanding and knowledge of ourselves, who we are, where we come from, and connect it to what’s happening in Australia, then we’re just doomed.”

She hopes that Badu Gili will facilitate a renewed understanding of First Nations art and its diversity for a broader audience.

“I want them to see that Aboriginal art isn’t just one thing,” she says. “There’s no one stereotype of art that is Aboriginal. That needs to be thrown out…that just confines Aboriginal people.

https://www.sydneyoperahouse.com/visit-us/BaduGili.html

sábado, 29 de diciembre de 2018

AVEZ-VOUS VRAIMENT BIEN SUIVI L'ACTUALITÉ EN 2018?


Par Damien Chédeville

Gilets Jaunes, grève SNCF, Air France, Brexit, Mondial... Vous pensez tout savoir de ce qui a fait l'actualité en 2018? Alors testez vos connaissances avec notre quiz spécial Challenges. Vous risquez d'être surpris...



Des dizaines de milliers de supporters se sont amassés sur les Champs Elysées pour fêter le sacre des Bleus en finale de Coupe du monde face à la Croatie (4-2).

AFP - ERIC FEFERBERG
Après une année 2017 très riche en actualité, notamment marquée par l'élection présidentielle en France. De la grève SNCF record à la crise chez Air France, en passant par le sacre des Bleus au Mondial en Russie, sans oublier évidemment le mouvement des "gilets jaunes", les douze mois que l'on vient de passer ont été très denses. Au moment de tourner cette page et de basculer sur une nouvelle année, Challenges vous propose ainsi de tester vos connaissances sur ces événements qui ont fait l'actualité. Attention, prenez votre temps, car les questions peuvent paraître plus simples qu'elles ne le sont vraiment!
Pour vous mettre à jour sur ces événements, et connaître les dernières actus, rendez-vous ici :

Grâce aux gilets jaunes, Amazon sort grand champion de Noël face aux commerces traditionnels
Pourquoi la City a bien préparé le Brexit

Anne Rigail va devenir la première femme à diriger Air France

Alexandre Benalla de nouveau mis en examen pour d'autres violences commises le 1er mai

Mondial 2018 : pourquoi Didier Deschamps est un excellent coach de millennials

Facebook : poursuites judiciaires et nouveau scandale

Combien de temps Carlos Ghosn restera-t-il PDG de Renault?

https://www.challenges.fr/economie/gilets-jaunes-sncf-brexit-mondial-testez-notre-quiz_633097#xtor=EPR-1-[ChaActu10h]-20181229

EL GONG DE TURANDOT CIERRA UN AÑO PORTENTOSO EN EL TEATRO REAL DE MADRID


Drama lírico en tres actos Con música de Giacomo Puccini (1858-1924), finalizada por Franco Alfano (1875-1954). Libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni, basado en la fábula homónima de Carlo Gozzi. Teatro Real de Madrid, 27 de diciembre de 2018.

Estrenada en el Teatro alla Scala de Milán, el 25 de abril de 1926 y en el Teatro Real el 14 de febrero de 1998. Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la Canadian Opera Company de Toronto y el Teatro Nacional de Lituania y la Houston Grand Opera.
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
(Coro Intermezzo / Orquesta Sinfónica de Madrid)
Pequeños Cantores de la JORCAM

Ficha Artística

Dirección musical: Nicola Luisotti        
Dirección de escena, escenografía e iluminación: Robert Wilson 
Codirección de escena: Nicola Panzer   
Escenógrafa asociada: Stephanie Engeln         
Figurines: Jacques Reynaud       
Iluminador asociado: John Torres        
Caracterizaciones: Manu Halligan        
Vídeo: Tomek Jeziorski
Dramaturgia: José Enrique Macián      
Dirección del coro: Andrés Máspero     
Dirección del coro de niños: Ana González     
Asistente del Director de Escena: Giovanni Firpo     
Asistente del figurinista: Davide Boni  
La princesa Turandot: Irene Theorin, soprano dramática   
El emperador Altoum: Raúl Giménez, tenor  
Timur: Andrea Mastroni, bajo               
Calaf: Jae-Hyoeung Kim, tenor lírico-spinto
Liù: Yolanda Auyanet, soprano lírica   
Ping: Joan Martín-Royo   (barítono)
Pang: Vicenç Esteve , tenor ligero         
Pong: Juan Antonio Sanabria, tenor ligero    
Un mandarín: Gerardo Bullón   

Vuelve Turandot al Teatro Real luego de 20 años de ausencia, con una nueva producción firmada por uno de los directores importantes de los siglos XX y XXI: Robert Wilson, creador de producciones como The Life and Death of Marina Abramovic y Pelléas et Mélisande. Irene Theorin, como Turandot (reemplazando a Nina Stemme, que se dio de baja por enfermedad justificada) y Yolanda Auyanet, como Liù y el director musical asociado del Teatro Real, Nicola Luisotti, que dirige uno de los grandes títulos del repertorio italiano.
Así firmó Puccini, el maestro de Lucca, la que sería su última ópera, que dejó inconclusa. Basada en un poema épico persa del siglo XII, Turandot permitía al compositor adentrarse en un universo sonoro y temático muy rico y renovado. Como había ya conseguido con Madama Butterfly, regresa a los territorios del Oriente imaginado por el inconsciente colectivo, que tan bien se le había dado en su anterior obra sobre el Japón y el colonialismo político y de género.
Pero esta vez el personaje femenino de Turandot, parece contraponerse a la figura evanescente y doblegada por el hombre de Butterfly, que tiene sin embargo su correlato en esta última producción pucciniana en Liù, admirable de abnegación, consecuente con su destino aciago y trágico hasta el final. Turandot, efectivamente, construye su forma de estar en el mundo desde una zona de confort imperial y femenina, donde lo que impera, para decirlo brevemente y en términos lacanianos, es el miedo al falo y el deseo de controlar las pulsiones y el comportamiento masculino.
“El nombre Turandot proviene del persa que significa 'La hija del Turán'. Turán es una región de Asia Central que pertenecía al Imperio persa. El origen de la historia de Turandot se remonta al poema titulado Las siete bellezas o Las siete princesas, obra de Nezamí Ganyaví, uno de los grandes poetas épicos de la literatura persa. Este poema relata la historia de un príncipe persa de la época Sasánida, que tenía 7 princesas, cada una de ellas proveniente de un lugar distinto del imperio: Egipto, China, Rusia, Grecia, Turquía, India, Asia central. Una de estas princesas, de origen ruso, no encontraba ningún hombre que fuera digno de ella, y por eso se encerró en una fortaleza y declaró que se entregaría al hombre que la encontrara y pudiera resolver una serie de enigmas. Pero una vez resueltos los enigmas, debía pasar por su “puerta secreta guardada por misteriosas espadas que amenazan con decapitar al intrépido”.

François de la Croix, un orientalista francés contemporáneo de Antoine Galland, traductor de Las mil y una noches, en una colección de cuentos llamada Los mil y un días, se hizo cargo de este relato. En esta obra se hace una transposición cultural de la princesa rusa original a una fría y cruel princesa china llamada “Turandokht”, para acentuar el carácter exótico de la historia. Desde ahí Carlo Gozzi, parece ser que creó una tragicomedia al estilo de la Comedia del arte, que luego fue recreada por el poeta alemán Friedrich Schiller. El texto de la ópera está basado en una traducción italiana de esta obra”.
Turandot es una partitura con una exigencia máxima para el rendimiento de los cantantes. El segundo acto, por ejemplo, se inicia con la frase” In questa reggia”, cuando Turandot explica la razón de su comportamiento. Musicalmente, esta parte exige sobreagudos a cargo de la soprano que, la hacen particularmente difícil. El tercer acto nos brinda una de las arias más conocidas para tenor, “Nessun dorma”, inmortalizada por el llorado Pavarotti, que representa la victoria del amor sobre el odio, donde Calaf clama que nadie se duerma para descifrar el nombre del joven héroe.



En la República Popular China estuvo mucho tiempo vetada la representación de Turandot, porque se consideró que menospreciaba a China y al pueblo chino. Como los tiempos cambian,  en septiembre de 1998, finalmente se estrenó y estuvo durante ocho noches en la Ciudad Prohibida con opulentos escenarios y soldados del ejército como extras. Se trató de una producción internacional, cuya puesta en escena estuvo a cargo de Zhang Yimou, con el legendario  Zubin Mehta, como director musical. El protagonismo dramático-vocal recayó en Giovanna Casolla, como la Princesa Turandot; Sergei Larin, como Calaf; y Barbara Hendricks y Barbara Frittoli, alternando en el papel de Liú. Nada menos.
La apuesta escénica del Teatro Real en esta ocasión es majestuosa, sobria y suntuosa, logrando que el escenario de una sensación de amplitud verdaderamente regia. Los cantantes trabajan en una relativa comodidad espacial, salvo por los casos en que aparecen sobrevolando el escenario para crear dos espacios escénicos que tienen relación directa con la autoridad y el poder en el caso del viejo emperador y la princesa Turandot. Robert Wilson organiza muy bien la escena, la iluminación y la escenografía, sencilla pero no pobre, como suele ocurrir en algunas salas líricas en estos tiempos.
El figurinista Jacques Reynaud hace unas creaciones vibrantes que rozan el cuento de hadas, o mejor, aquí, de terror, con un equipo de apoyo en un todo que funciona muy bien. El coro tiene una especial actuación en esta ópera, a diferencia de otras de Puccini, más recoletas, más íntimas. Andrés Máspero, el director argentino a cargo desde hace años de esta formación, consigue como siempre, una fluidez y una actuación destacables.
Nicola Luisotti y colaboradores, conciertan con elegancia y entrega, aunque por momentos, la orquesta se desborda en volúmenes sonoros, debido a una partitura seguramente amplificada sobre todo en los metales y la percusión, un reto complicado de asumir por la acústica y el diseño de algunos teatros de ópera, aunque las voces sostienen con elegancia el desafío de los instrumentos a menudo en forte y a tutta orchestra.
De hecho, Turandot está concebida para una formación generosa: en principio, maderas: 3 flautas, 2 oboes, un corno inglés, 2 clarinetes en si bemol, un clarinete bajo, 2 fagotes, a contrafagot, y 2 saxofones altos en escena en mi bemol. Metales: 4 trompas en Fa, 3 trompetas en Fa, 3 trombones, un trombón contrabajo, 6 trompetas en el escenario en si bemol, 3 trombones y un trombón bajo en escena. La percusión es de verdad lujosa y de un caudal sorprendente, hipnótico, ya que hay timbales, címbalos, gong, un triángulo, una caja, un bombo, un gong, un glockenspiel, un xilofón, un xilófono bajo, campanas tubulares, entonadas con gongs chinos, un bloque en escena y un gran gong además. En lo que respecta a los teclados, completan el todo una celesta, y un órgano y destacan en las cuerdas: 2 arpas,  violines, violas, violonchelos, y contrabajos.





La Turandot de Irene Theorin tiene una actuación dramática conseguida, aunque la voz, por momentos, sobre todo al principio, busca un lugar donde instalarse de forma clara, con graves excesivamente en piano y un registro agudo que se puede volver poco agradable, pero salva la parte de todas formas con holgura. Como anécdota, se podría agregar que esta soprano sueca experimentada, cantó Isolde en Buenos Aires, bajo la dirección de Daniel Barenboim.

La excelente Liù de Yolanda Auyanet, la soprano canaria, llena de una luminosidad que trasciende lo vocal y comunica muy bien emociones
y transparencia psicológica. 
Su performance es bonita y dulce, enternecedora, sutil, como exige el personaje.
Andrea Mastroni, bajo italiano que empezó como clarinetista, es un Timur experimentado, con excelentes posibilidades vocales que aquilata con sabiduría, como Raúl Giménez, un tenor lírico argentino que tiene una dilatada carrera internacional  y es un especialista consumado además, en el repertorio belcantista y mozartiano. Compone un emperador Altoum donde transmite la fragilidad de la vejez y el dolor por compartir la familia con una hija tan poco afable y conciliadora.
Finalmente siempre en los papeles protagonistas, el tenor nacido en Seúl Jae-Hyoung Kim, elabora un Calaf compacto, con un chorro de voz, que en ocasiones carece de toda la calidez necesaria, aunque, dadas las circunstancias dramáticas y argumentales, es difícil encontrarle el punto a un osado caballero que sabe que puede ser el siguiente en la lista de pretendientes reales  en perder la cabeza. Tiene un instrumento fresco y sano y es muy seguro y firme en su despliegue vocal y teatral.



No se puede escribir  sino lo mejor de los tres personajes que comentan y completan el relato operístico, Joan Martín Royo (Ping), Vicenç Esteve (Pang) y Juan Antonio Sanabria bordan un trío de lujo cuyas voces y muy especialmente la actuación corporal, los eleva a una calidad muy especial dentro de este elenco bien dotado y eficiente.
En roles que a veces se descartan, Gerardo Bullón es un ajustado mandarín, así como hay que recordar a los bailarines David Vento (el príncipe de Persia), El verdugo ( de Antonio Carbonero y Álex Pastor) y las tres mujeres que despliegan Estíbaliz Barroso, Alicia Espinar y Eva Hageman.

Y last but not least, los Pequeños Cantores de la Jorcam, al mando siempre de Ana González, que, a pesar de ser niños, consigue lo mejor de ellos con disciplina y trabajo, como el que pudiera realizar un plantel de cantantes adultos consumados.
Todos los artistas y profesionales que produjeron y contribuyeron al éxito de esta obra, muy aplaudida por el público, que llenaba completamente la sala el día de esta reseña y otras funciones, dedicaron las representaciones a la memoria de la soprano catalana Montserrat Caballé, recientemente desaparecida. Y como relatora y cuentacuentos habitual, solo me queda desearles a todos los melómanos y los lectores de esta publicación, un esperanzado año 2019, lleno de empatía, paz y solidaridad. Que así sea.
Alicia Perris