El caballero de Olmedo. Ópera basada en la obra de Lope de Vega. Música de ARTURO DÍEZ BOSCOVICH. Libreto de LOPE DE VEGA, en una adaptación de LLUÍS PASQUAL. 13 de octubre de 2023
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
En la apertura de la temporada 2023/2024 el Teatro de la
Zarzuela se apunta un nuevo hito: ofrecer en su escenario el tercer estreno
absoluto de una obra lírica en menos de un año, encargos todos ellos del propio
Teatro a compositores de muy distintas trayectorias.
Después de Policías y ladrones de Tomás Marco y Trato de favor de
Lucas Vidal, ahora es el turno de la ópera El caballero de Olmedo de Arturo
Díez Boscovich. Una partitura que cuenta, además, con un libretista de
excepción, ese maestro del Siglo de Oro Español que fue el prodigioso Lope
de Vega, cuya poesía, a lo largo de los tres últimos siglos, ha estado
presente en zarzuelas tan diversas como Doña Francisquita (1923), La villana
(1927) o La rosa del azafrán (1930), de las que la primera y la última se
podrán ver también en la temporada que ahora comienza.
Es la última para el director del teatro, Daniel Bianco,
aparte de gestor, creador también, que deja su puesto en noviembre, tras un
“parcours” jalonado de excelentes propuestas y muchos éxitos para esta sala
icónica de la capital española, donde cantaron Pavarotti, Callas, Carreras y
bailaron estrellas como Alicia Alonso entre muchas otras figuras prestigiosas.
Ficha Artística
Dirección musical, GUILLERMO GARCÍA CALVO
Dirección de escena, LLUÍS PASQUAL
Escenografía, DANIEL BIANCO
Vestuario, FRANCA
SQUARCIAPINO
Iluminación, PASCAL MÉRAT
Coreografía, NURIA CASTEJÓN
Videoescena, FRANC ALEU
Maestro de esgrima, JESÚS ESPERANZA
Reparto
Don Alonso, JOEL PRIETO.
Doña Inés, ROCÍO PÉREZ.
Don Rodrigo, GERMÁN OLVERA.
Fabia, NICOLA BELLER CARBONE.
Doña Leonor, BERNA PERLES.
Don Fernando, GERARDO BULLÓN.
Tello, Sombra, RUBÉN AMORETTI.
Ana, Criada de doña Inés y doña Leonor, GRACIELA MONCLOA*
Voz, aparición, FRANCISCO PARDO*
*Miembros del Coro Titular de La Zarzuela
Figurantes y bailarines:
Cristina Arias, Andrés Bernal, José Ángel Capel, Ariel Carmona,
Andro Crespo, María Ángeles Fernández, Antonio Gómiz, Olivia
Juberías,
Pedro Moreno, Antonio Morillo, Joseba Pinela, Esther Ruiz,
Cristhian Sandoval,
Sigor Schwaderer (Mendo), Luis Tausía y Francisco Velázquez.
Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular del Teatro de La
Zarzuela
Coro del Teatro de La Zarzuela. Director: Antonio Fauró
Los temas de esta joya de la literatura española, tienen que ver
con la ignorancia, el odio al otro y sobre todo la envidia. Sobre el
particular, Lluís Pasqual, que adaptó el texto de Lope (1620-1625,
considerado un drama de honor) escribió en el programa de mano un párrafo
contundente y doloroso sobre los sentimientos, que aunque en la ficción aquí,
espejean en España: “¡Qué triste destino el de nuestro pueblo! ¿Quién
enraizó ese sentimiento irracional y maligno en nuestra conciencia colectiva que
con tanta fuerza ha permanecido vivo hasta nuestros días? No hay respuesta…
Pensé y sigo pensando que, por desgracia”, (…Fernando Fernán Gómez creía lo
mismo, el problema era no solo la envidia sino también la ignorancia), “tenía
razón. He tenido la suerte de poner en escena esta obra tres veces. Y ahora lo
estoy haciendo una cuarta con el regalo añadido de que es «con música». Ojalá
pueda servirla como lo he hecho, mejor o peor, las otras veces. Con la misma
pasión y la misma indignación.”
El compositor de esta obra, tonal, reconocible musicalmente, muy
agradable de escuchar, llena de
inspiración, Arturo Díez Boscovich nace en Málaga, donde tiene un gran
contacto con la música vocal y coral, adquiriendo conocimientos de su abuelo,
Luis Díez Huertas. Realiza sus estudios musicales en el Conservatorio Superior
de Música de Málaga con las máximas calificaciones. Ha dirigido la gran mayoría
de orquestas sinfónicas de España y a pesar de su juventud, lega ahora al
patrimonio lírico nacional una creación muy interesante y a tener en cuenta.
Potente, estruendosa, cercana a la constelación de un Korngold, un Antón
García Abril o un Giacomo Puccini y el verismo.
Poco habría que añadir sobre la biografía de Lluís Pasqual, ya un clásico teatral, con una historia inmensa en las tablas, en España y en el extranjero, profundo conocedor del verso, las puestas en escena, todo lo que se refiere al universo de la escena. Lleno de ideas, siempre crítico, siempre renovado: un creador.
Lo mismo podría señalarse de Daniel Bianco, director de La Zarzuela, que deja muchas colaboraciones firmadas en este coliseo y fuera de España, para proseguir con una carrera que se abre ahora en una nueva etapa. Sintética, pero bonita y llena de símbolos su escenografía esta vez. Certera y clara en el lenguaje visual y el movimiento. La sangre, los colores, el planeta de los toros y sus carnicerías (los personajes aparecen después de una faena en la plaza, cubiertos de sangre). Es sucinta pero impactante, no sobra ningún elemento, y de una claridad meridiana.
En lo que se refiere a Guillermo García Clavo, el director
musical, desarrolla una extensa carrera como director en escenarios
internacionales como la Deutsche Oper Berlin, la Wiener Staatsoper o la Ópera
de Paris, entre otros, y españoles como la Ópera de Oviedo, el Gran Teatre del
Liceu de Barcelona o el Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Nombrado Generalmusikdirektor de la Ópera de Chemnitz (Alemania) y Director
Titular de la Robert-Schumann-Philharmonie crea una nueva producción de la
tetralogía Der Ring des Nibelungen, una de cuyas óperas, Götterdämmerung (El
ocaso de los dioses) recibió en 2019 el premio Faust a la mejor producción de
ópera de Alemania.
Los últimos por citar, pero siempre importantes, antes del desempeño de los cantantes, la Iluminación a cargo de Pascal Mérat, la coreografía de Nuria Castejón, con unos bailarines talentosos, la videoescena de Franc Aleu y la siempre subyugante exhibición de armas del Maestro de esgrima, Jesús Esperanza. Nutrido y exhaustivo programa de mano.
En cuanto a los cantantes- cuesta dejar el verso volandero y grácil
del poeta- comenzando por los secundarios o artistas de apoyo, Fabia, que
recuerda La Celestina de Fernando de Rojas tratado inmenso de
costumbres, tuvo una recreación lucida en Nicola Beller Carbone, muy en
su papel, con una parte breve pero exigente.
Rubén Amoretti, bajo habitual de La Zarzuela, sigue siempre fiel a sí mismo y eso es un cumplido: seguro, rendido a su señor y con un instrumento que despliega a voluntad como Tello. Los sirvientes representan como en muchas obras de la época, también en autores extranjeros como Shakespeare, el sentido común, el aviso contundente antes las inclemencias del Fatum o de las decisiones inconvenientes que toman sus señores, comprometiendo a la vez su vida y el orden social.
Por su parte, el barítono Gerardo Bullón, compone
un solvente Don Fernando, en lo escénico y en lo vocal. Berna Perles y
su Doña Leonor está también muy a la altura del rol. Muy bien Graciela
Moncloa en Ana y Francisco Pardo como la voz y la aparición.
De agradecer la prestación de figurantes y de los bailarines, con una coreografía ya mencionada de Nuria Castrejón muy racial, perfumada en la segunda intervención con la inolvidable arquitectura de Antonio Gades.
En cuanto a los protagonistas, Rocío Pérez, la soprano ligera, goza de bellos agudos, y los otros dos registros los defiende muy bien. Ajustada técnica, fiato y una estupenda presencia y desempeño escénico. Bien en los largos párrafos más atemperados y hablados, perfecto empaste con sus compañeros de lance.
Germán Olvera, barítono mexicano, despliega ferocidad, empeño, malos sentimientos que acaba plasmando, no sin adelantarlos en múltiples amenazas, en el asesinato vil y a traición (no en duelo a espada sino por el arcabuz de un tercero) del Caballero de Olmedo. La suya es una geografía de ignorancia, envidia y celos, y volvemos aún a los comentarios de Lluís Pasqual y Fernán Gómez del comienzo. Voz amaderada, recia, a la altura de su empresa escénica, consigue armar un personaje compacto y sin fisuras.
Don Alonso, Joel Prieto (Premio Operalia), El caballero de
Olmedo, es el Calixto o el Romeo imprudente, soñador y enamorado. Posee una voz
que brilla y centellea aunque le falte un punto de asentamiento y de peso y encuentra
en el tenor una gracia fresca, joven, que serpentea a la perfección en una
partitura difícil, no apta para principiantes.
No es la primera vez que se destaca el trabajo en equipo de todos aquellos que configuran la esforzada trayectoria del Teatro de La Zarzuela, los que se ven, los que colaboran detrás del escenario, los que están debajo de él, desde el primero al último de los trabajadores de un proyecto que sigue siendo, el de todos, para todos, accesible para todos los públicos.
La audiencia otra
vez lo reconoció como lo merecen, entre los aplausos generosos y el dulce aroma
de un corpus de lujo y conseguido. Como decían en los tiempos del Fénix de los
Ingenios y Monstruo de la Naturaleza (Miguel de Cervantes dixit): (Este
Caballero de Olmedo del Teatro de La Zarzuela) “Es/está de Lope”.
Alicia Perris
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