Ciclo Teatro musical de cámara. Grilletta e Porsugnacco de Johann Adolph Hasse (1699-1783), basado en la comédie-ballet Monsieur de Pourceaugnac de Jean Baptiste Poquelin (1622-1673), (Molière). Madrid, 30 de septiembre de 2023. Auditorio Fundación Juan March. Madrid
Producción de la Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela.
Edición musical basada en los manuscritos de la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid y de la Biblioteca Nacional de Viena.
Reparto
Natalia Labourdette (Grilletta)
David Menéndez (Porsugnacco)
Aarón Martín, actor.
Orquesta barroca Nereydas: Sergio Suárez y Leonor de Lera, violines. Víctor Gil, viola. Gullermo Turina, violonchelo. Ismael Campanero y Jonathan Álvarez, contrabajos. Manuel Minguillón, guitarra y archilaúd. Daniel Oyarzábal, clave.
Dirección musical, Javier Ulises Illán.
Dirección de escena, Rita Cosentino.
Con entrada gratuita, en la sede de la Fundación Juan March de Madrid, por primera vez, el formato Teatro Musical de Cámara acoge un intermezzo barroco en coproducción con el Teatro de la Zarzuela. Se trata de una obra, estrenada en Nápoles en 1727, presuntamente representada dos décadas después en la corte española de Fernando VI a instancias del cantante Farinelli.
El manuscrito conservado en la Real Biblioteca de Madrid ha servido de base para preparar la edición utilizada en esta producción. Grilletta e Porsugnacco es una muestra del género teatral que tuvo en la Nápoles y la Venecia del siglo XVIII, como la ópera bufa, sus epicentros: el intermezzo barroco.
En este caso, se trata de uno de los intermezzi cómicos que el compositor Johann Adolph Hasse estrenó en Nápoles y que contribuyó a su fama internacional. Esta recuperación cuenta con la dirección musical de Javier Ulises Illán, que también añadió (Obertura y entreactos) música de otras obras de Hasse y su propia creación, El Fandango de Porsugnacco, inspirada en el Fandango para clave en Re menor de Domenico Scarlatti (1685-1757).
Johann Adolf Hasse (Bergedorf, cerca de Hamburgo, fue un compositor alemán del barroco tardío y rococó, que falleció y fue enterrado en Venecia. Molière, gran amante de las mujeres, las actrices propias y ajenas y las de su familia, las inefables Béjart, buceó como ningún otro en el complicado tejido del siglo de Luis XIV. Como relató Ariadne Mnouchkine en su película sobre el dramaturgo, tuvo y llevó una vida azarosa donde hubo lugar para todas las exuberancias y todas las exploraciones. Eternamente vivo en la tradición francófila y universal, en los actores y sus representaciones constantes, esta de ahora también. El mismo actor, correcaminos de las carreteras provincianas, presente en sus lectores fieles, siempre nos acordamos de sus citas y de sus ocurrencias, como esa que resulta ser una de las más famosas y de las más citadas, “Que diable allait-il faire dans cette galère ? “ (¿Por qué diablos me he metido en este lío?”, en traducción libérrima) que lo define para la eternidad. ( Les Fourberies de Scapin (Los enredos de Scapin) : extrait, acto II, escena 7.
Basada en el libreto Monsieur de Pourceaugnac, de Molière, la obra relata los tejemanejes de una joven criada interesada en contraer matrimonio con un burgués adinerado.
La dirección de escena propuesta por Rita Cosentino, que da lustre a sus estudios en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires y una brillante trayectoria, se adentra en el núcleo del libreto de Grilleta e Porsugnacco resaltando la confrontación entre el personaje femenino y el masculino, a través de estereotipos comunes en el repertorio operístico de la época (inspirados en la Comedia del Arte italiana).
La criada Grilletta trata de engañar a Porsugnacco para evitar su matrimonio con su ama, la joven hija de un noble. Así, urde un plan para convencer al protagonista de que su prometida le es infiel con el objetivo de ser ella la desposada. “Estos arquetipos de mujer como la ‘criada astuta’, la ‘doncella enamorada’, la ‘joven extraviada’, la ‘gitana rebelde’ o ‘la manipuladora’ viven y mueren sobre nuestros escenarios desde hace siglos, dando cuenta de sus luchas, sus destinos trágicos y violentados, sus maltratos y humillaciones”, explica Cosentino. “El tratamiento de los personajes y las cuestiones que los enfrentan gozan de una rabiosa actualidad”.
De hecho, serán autores teatrales de un siglo- el XVII francés tan rígido, tan Ancient Régime- los que abrirán las puerta cien años más tarde a dramaturgos como Beaumarchais, con sus Bodas de Figaro, anunciando la llamada a la Revolución Francesa.
La puesta en escena de Rita Cosentino, como se dijo antes, se sitúa alrededor de 1727, año del estreno de la obra, pero avanza hacia un tiempo moderno indeterminado sin que ninguno de sus elementos se resienta por ello. Molière revisa los arquetipos sociales, los desmenuza, los critica y establece- riendo- nuevos códigos de comportamiento para subvertir (sin que se note mucho) el orden social patriarcal e inmovilista.
“Este viaje del pasado al presente me hizo recordar la famosa novela Orlando, de Virginia Woolf, en la que su protagonista, primero hombre y luego mujer, vive cuatrocientos años a lo largo de los cuales es testigo del constante cambio que experimentan los sistemas, los reinados, las costumbres y las ideas sobre el comportamiento de los hombres y de las mujeres, de la moral, de cómo se desarrollan los roles de género y, sin embargo, comprende al final de su periplo que, por supuesto, nada ha cambiado”, concluye.
En esta ocasión, el programa de mano editado por la Fundación, firmado por Rita Cosentino, Teresa Casanova y Raffaele Mellace es realmente meticuloso y fino, exhaustivo.
Una de las protagonistas del dúo de cantantes/actores es la soprano madrileña Natalia Labourdette, refrescante, un hallazgo, con buena voz y una clarísima dicción italiana, que se llevó muchos aplausos. Encaja a la perfección en ese papel, muy bien acompañada por el barítono de origen asturiano David Menéndez . Travestido, con peluca, sin ella, con gafas o sin, con tripa añadida o elegante, caminando por esta época o anclado en el pasado, más presentable o risible, se desdobla en mil matices, como Grilletta y también en el marco de un escenario multiforme, grácil, elástico, apropiado para la obra, firmado por Esther Garrido, con precioso vestuario de Gabriela Hilario e iluminación de Eduardo Bartrina.
El conjunto barroco Las Nereydas, de notable desempeño, es mucho más aquí que un acompañamiento y se constituyó como la columna vertebral de todo el espectáculo, las cuerdas al lado izquierdo del escenario, la guitarra y el archilaúd, con el clave y el contrabajo a la derecha. Javier Ulises Illán fue el responsable del conjunto musical, agrandándose por momentos hacia todas partes desde su banqueta, moviendo las manos, girándose, como un fantástico ventrílocuo que manejara con soltura inacabable su impulso interpretativo y su capacidad musical.
El público presente, avezado y acostumbrado a discriminar y a señalar el trigo de la paja, reconoció el esfuerzo y el buen hacer de todos y así lo manifestó con creces. Todo una delicada artesanía esta difícilmente mejorable en el género, y dos instituciones trabajando a la vez en un mismo proyecto conseguido para asegurar la eficacia, la belleza.
Una labor y una gestión de los recursos disponibles compactada y luminosa entre los tres actores, geniales, los músicos, muy solventes, la directora de escena y colegas, deliciosa en la imaginación y la fantasía y todos los que desde la Fundación March y el Teatro de La Zarzuela, hicieron una vez más posible otra maravilla. Excelente temporada 2023-24 a todos.
Alicia Perris
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