Esta exposición aborda el concepto de «esperpento» como un
núcleo de pensamiento estético susceptible de ofrecer una nueva perspectiva
para entender la realidad.
Formulado por el
escritor Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) como herramienta de
cuestionamiento crítico, en reacción al atraso y la desesperanza moral que
asolaba España en el primer tercio del siglo XX, el esperpento confrontó el
encorsetamiento social, político y cultural del país, insistiendo en el
distanciamiento de la mirada y en una serie de estrategias estéticas que
desplegaron su máxima eficiencia en la deformación.
A diferencia de otras manifestaciones culturales de lo
grotesco que emergieron en Europa, en las que la distorsión monstruosa encarnó
lo absurdo de la vida durante esa época, el esperpento propuso una nueva
estética que conllevó un compromiso de renovación de las estructuras sociales.
A través de una amplia selección de documentos y obras
artísticas de diversa índole, esta exposición examina los principales temas y
estrategias que articulan el esperpento, poniendo de relieve que es una
propuesta estética que ha sobrevivido el tiempo y pensamiento de Valle-Inclán.
La exposición se articula en ocho grandes secciones.
Comienza en las últimas décadas del siglo XIX con Antes del esperpento, donde
se muestra una selección de la prensa satírica del momento, pinturas y
dispositivos ópticos populares que fueron un antecedente de las técnicas de
deformación.
Luego, ya en el siglo
XX, Visión de medianoche se adentra en obras artísticas relacionadas con los
efectos de la Primera Guerra Mundial, el espiritismo y los estados alterados de
conciencia que evidencian el impacto de una realidad que se descomponía.
Tablado de marionetas y El honor de don Friolera/Martes de
carnaval convocan elementos y formas literarias de la tradición popular para
denunciar abiertamente el desacuerdo de Valle-Inclán con los poderes fácticos.
Luces de bohemia incluye referencias explícitas al momento de revuelta social y
decadencia de la bohemia en el que transcurre la obra homónima.
Por su parte, Retablos se adentra en obras de artistas, que
convergen con los relatos del escritor, donde se mezcla la religiosidad con la
tradición popular para mostrar instintos, pecados y pasiones. Tirano Banderas
presenta la encarnación del esperpento en la figura del tirano que retrató el
escritor (y que permanece el día de hoy): un líder político grotesco, la
degradación de un héroe en el que bullen la crueldad, la soberbia y el miedo.
Por último, El ruedo
ibérico, título tomado del proyecto de novelas inconcluso de Valle-Inclán,
cierra la exposición con la metáfora de la historia de España como una gran
plaza de toros, donde violencia, política y espectáculo revelan las tensiones
previas que devinieron en la Guerra Civil.
Durante el periodo expositivo, la compañía Lagartijas
tiradas al sol presenta una revisión contemporánea de la novela Tirano Banderas
(Valle-Inclán, 1926), a partir de la versión en bululú —género teatral en el
que un solo comediante representa la totalidad de la obra— ideada por el
director de escena Cipriano Rivas Cherif.
Con No tengo por qué seguir soñando con los cadáveres que he
visto, el colectivo cede el espacio de representación a las mujeres rebeldes y
luchadoras, ausentes en el relato del escritor, pero víctimas por igual de la
tiranía y violencia que la novela describe.
Comisariado:
Pablo Allepuz, Rafael García, Germán Labrador, Beatriz
Martínez, José A. Sánchez, Teresa Velázquez
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