miércoles, 26 de noviembre de 2025

EMOCIONANTE CONCIERTO VIENÉS CON LA GYŐR PHILHARMONIC ORCHESTRA (HUNGRÍA), DIRECCIÓN MARTIN SIEGHART, SOPRANO NATHALIE PEÑA-COMAS Y MARIO HOSSEN, VIOLÍN, EN EL AUDITORIO NACIONAL AUSPICIADO POR CONCERTALIA

 Logo Hispania Concertalia. Gala Strauss & Kreisler - Aniversarios de música vienesa.  Autores, FRITZ KREISLER (1875-1962) - JOHANN STRAUSS (1825-1899), en el 150 Aniversario y 200 Aniversario de sus nacimientos respectivamente. 25/11/2025. Auditorio Nacional, Sala Sinfónica.

Concebido como un homenaje al espíritu de Viena, el ciclo “Viena en Madrid” abre su quinta temporada para celebra el doble aniversario de dos figuras esenciales de la historia musical: Johann Strauss II, el “rey del vals”, y Fritz Kreisler, el violinista y compositor que encarnó la elegancia del Romanticismo vienés.

La velada, según los organizadores, se concibió como” Una noche repleta de ritmo, encanto y virtuosismo, que invita a sumergirse en el inconfundible estilo vienés: entre el brillo orquestal, la delicadeza melódica y la nostalgia de una época dorada”.

PROGRAMA

Johann Strauss II (1825–1899) El maestro del bosque, obertura

Johann Strauss II Lo intemporal, polka francesa, op. 302

Johann Strauss II Canción de Saffi, de El barón gitano

(Soprano: Nathalie Peña-Comas)

Johann Strauss II Vals del Emperador

Franz Lehár (1870–1948) Vilja-Lied, de La viuda alegre

(Soprano: Nathalie Peña-Comas)

Johann Strauss II Intermezzo, de Las mil y una noches

Fritz Kreisler (1875–1962) Schön Rosmarin – Liebesleid – Liebesfreud

(Violín: Mario Hossen)

             ——–

Josef Strauss (1827–1870) Música de las esferas, vals, op. 235

Johann Strauss II Mi señor Marqués, de El murciélago

(Soprano: Nathalie Peña-Comas)

Fritz Kreisler Capricho vienés (Violín: Mario Hossen)

Josef Strauss Acuarelas, vals, op. 258

Johann Strauss II Csárdás, de El murciélago

Johann Strauss II Polka del champán, op. 211


Elenco

GYÖR PHILHARMONIC ORCHESTRA (HUNGRÍA)

Martin Sieghart, director

Nathalie Peña-Comas, soprano

Mario Hossen, violín

El director austriaco Martin Sieghart es una figura destacada de la vida musical europea, reconocido tanto por su versatilidad como por su profundidad interpretativa. Comenzó su carrera como violonchelista solista de la Orquesta Sinfónica de Viena, antes de dedicarse plenamente a la dirección orquestal.

Su trayectoria internacional despegó ya en 1990, y sus actuaciones en las mejores salas europeas y Japón, han revelado como una faceta especial de su carrera su dedicación a la música de Johann Strauss, que ha interpretado con orquestas como los Wiener Symphoniker, el Philharmonia Orchestra y en producciones en Japón y Alemania. También ha dirigido óperas de Mozart, Strauss y Verdi en teatros de Austria y Alemania. Además ha desarrollado una intensa labor pedagógica, fue fundador del festival “Mozart in Reinsberg” y cofundador del proyecto Entarte Opera (Ópera degenerada), que recupera obras de compositores perseguidos durante el nazismo.

Experto en el repertorio europeo y centroeuropeo, desde Haydn y Beethoven hasta Bruckner y Mahler, es el maestro del conservatorio que todos los alumnos hubiéramos querido tener: comprensivo, educadísimo, sutil, de comunicación fácil y elegante, tiende a establecer un vínculo sólido con sus partenaires ocasionales cuando dirige y esa cualidad también, aparte de su extrema sensibilidad y energía, lo convierten en una rara avis. Despliega generosamente un talento increíble y es de una emocionalidad de las que no abundan con las prisas y las simplificaciones en las orquestas del presente. Y el interés crematístico ante todo.  Este es el caso del encuentro que dirigió junto al eximio violinista Hossen y a la soprano y actriz dominicana.

La formación húngara acompañante cumplió a la perfección con las expectativas de los otros artistas y de la audiencia que fue embriagándose, como es lógico, como los pentagramas fogosos y evocadores de los dos compositores vieneses, sobre todo con los de la familia Strauss. Una imparable in crescendo, al climax.

Programa muy extenso, la representación duró casi dos horas y media, con cuatro “encore”, entre ellos, la Polka Tritsch-Tratsch y el inefable Danubio Azul y permitió el lucimiento teatral y vocal de la soprano Nathalie Peña-Comas, que sin duda tiene y tendrá una fantástica carrera por delante: exquisita técnica y línea de canto, fiato amplio, sorprende el desempeño en unas agilidades con mucha dificultad, capacidad no solo de cantar sino de interpretar pasajes exigentes de Strauss cómico-dramáticos, sabe ser cómplice de una orquesta dúctil y un director fascinado con ella. (El maestro en cambio no descansa, alguna gota de sudor en el rostro indica la complejidad del esfuerzo y una entrega total.)

Nathalie, con su conjunto Spirituosi obtuvo tres Medallas de Oro en los Global Music Awards (Los Ángeles) y el Premio Soberano al “Mejor Concierto de Música Clásica” y también fue ganadora del Concurso Internacional de Ópera Ebe Stignani (2022) y fue múltiple galardonada en los Premios Soberano como “Cantante Clásica del Año”.Graduada por la Universidad de Música y Artes Escénicas de Viena. Actualmente, Nathalie continúa su perfeccionamiento vocal con la maestra Irina Gavrilovici.


La misma dedicación sobria y paradójicamente muy apasionada, a fuego lento, la del mago del violín austro-búlgaro Mario Hossen, carismático y potente, vestido como un dandy, impecable y con una enorme capacidad de transmitir su música desde una aparente distancia que en realidad no es tal. Una técnica fabulosa, total, de verdadero virtuoso y una seguridad que va más allá de todas las expectativas para un solista en esta ocasión con pocas intervenciones.

Hossen ha actuado como solista con orquestas de primer nivel como la London Philharmonic Orchestra, la English Chamber Orchestra, la Academy of St. Martin in the Fields, la Orquesta Sinfónica de Viena, la Bruckner Orchester Linz, la Wiener Akademie, la Wiener Concert-Verein, la Orquesta Nacional de Radio de Bulgaria, la Filarmónica de Sofía, I Solisti Veneti, I Virtuosi del Teatro alla Scala, entre muchas otras.

La Orquesta Filarmónica de Győr, con sede en la histórica ciudad de Győr en el noroeste de Hungría, es una institución emblemática del panorama musical centroeuropeo. Fundada en 1862, su historia refleja más de 160 años de excelencia artística. Su repertorio abarca desde las grandes obras del clasicismo vienés y el romanticismo hasta música contemporánea y estrenos absolutos de compositores húngaros y europeos. La orquesta ha realizado giras por toda Europa, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, participando en festivales de renombre y cosechando elogios por la calidad de su sonido, su cohesión y su expresividad. A destacar en la velada de Concertalia el buen sonido de los metales, la percusión y también de la cuerda, un arpa excelente y un cello solista que sonreía feliz mientras tocaba, buscando la mirada atenta de los colegas y del público, que aunque no llenó al completo la sala, se fundió en vivas, aplausos y bravos al terminar la enjundiosa velada.

La sensación, compartida por buena parte de los presentes, fue de casi éxtasis musical, el mismo que posiblemente inspiró las obras de los Strauss, que con el vals y las danzas supieron reflejar el Zeitgeist y la geopolítica de su tiempo. Un imperio, el de los Habsburgo, devenido casi al final en Austrohúngaro, que siguió bailando hasta las puertas del atentado de Sarajevo, mientras eximios músicos, otros, pintores y sobre todo literatos, insistían en que ese periodo tenía todo el aspecto de un fin- de- siècle, engullido sin remedio por lo que alguien llamó, buscando una explicación global y comprensiva, geopolítica, histórica pero también psicológica, la “maladie viennoise” (la enfermedad vienesa).

Hoy se siguen bailando valses, muchos, mecanismos de distracción que nos hacen olvidar que probablemente la situación internacional es ahora un deforme e inquietante “déjà-vu” en una escala impresionante, que asusta. Mientras tanto, seguimos bailando y disfrutando, como nuestros antepasados, alocados y despreocupados. No hemos aprendido la lección.

Con todo y con eso, en una de las mejores veladas que se recuerdan en al Auditorio. Con modestia, pero con ejemplaridad y eficiencia. Claro que sí, Concertalia, que tuvo un gran acierto en elegir este nicho vienés, nos brindó de nuevo, un verdadero regalo, una fiesta. Con perfume de Schönbrun, del Hofburg, del Prater, de los museos de la capital imperial, de los cafés, del Schaer, con sus coches de caballos y la etiqueta de la corte, como un chispeante neuen Wein in eine Taverne in Grinzing (como el vino nuevo de una taberna en Grinzing). Todo Pasajero pero feliz, envuelto en el murmullo de las burbujas de los sueños.

Alicia Perris

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