martes, 17 de agosto de 2021

CARLO IL CALVO, UN PORPORA RECUPERADO, EN EL ESCORIAL, SENSIBLE CONCIERTO Y GRAN ELENCO

 
Carlo il Calvo El Escorial, 15 agosto, 21

CARLO IL CALVO de Nicola Porpora (1686-1768). Libretista, Francesco Silvanis. 15 de agosto de 2021. I Festival Internacional de Verano de El Escorial de la Comunidad de Madrid, Teatro Auditorio.

Reparto

Director musical, Markellos Chryssicos

Intérpretes:

Adalgiso, Franco Fagioli

Lottario, Max Emanuel Cencic

Gildippe, Julia Lezhneva

Giuditta, Suzanne Jerosme

Eduige, Nian Wang

Berardo, Alexander Orellana

Asprando, Petr Nekoranec

Orquesta Armonia Atenea

Bayreuth Baroque Opera Festival

www.parnassus.at

www.bayreuthbaroque.de

Ópera en versión concierto

Se representó esta creación del compositor napolitano por primera vez en 1738 en la sala de ópera más importante de Roma, el Teatro delle Dame. El reparto estaba formado íntegramente por hombres y castrati. A las mujeres no se les permitió aparecer en público en los Estados Pontificios.

La partitura de Porpora, se ha conservado en el Conservatorio de Nápoles y se basa en un libreto veneciano de 1699 que, bajo varios títulos, fue musicalizado por compositores como Vinacessi, Keller, Alessandro Scarlatti, Orlandini, Predieri, Fioré, Hurlebusch, Telemann y Vivaldi. Fue reestrenada con gran éxito en 2020 en el marco del nuevo Bayreuth Baroque Opera Festival que se celebra en el Teatro de la Margravina de Bayreuth, un espacio construido a inicios del siglo XVIII y preservado en su totalidad desde entonces.

El argumento se relata en ese período de la Alta Edad Media cuando la Europa de Carlomagno se estaba desintegrando a manos de sus herederos en disputa. Vieja historia, actualizada letanía. Hay un héroe titular, Carlos, un niño y Luis el Alemán, medio hermano del anterior y nieto de Carlomagno, que secuestra al legítimo heredero del trono para despojarlo de su soberanía. En la mejor tradición de un casi “giallo” (thriller), (relato detectivesco, para que se entienda) de aquellos tiempos, reconocible en narrativas contemporáneas en linajes, dinastías, tronos, corporaciones económico-financieras internacionales y componendas mafiosas más o menos locales, esta propuesta del Bayreuth Baroque Opera Festival fue votada como “Mejor Nueva Producción de 2020” por los lectores de la revista francesa en línea ForumOpéra.

El compositor, Nicola Porpora, desarrolló una intensa actividad profesional en diversas ciudades europeas durante la primera mitad del siglo XVIII. Además de componer cincuenta óperas estrenadas en ciudades como Nápoles, Roma, Leipzig, Londres, Venecia, o Viena, fue profesor de Farinelli y Hasse en Nápoles, rival de Haendel en Londres y profesor y empleador del joven Haydn en Viena. Porpora escribió Carlo il Calvo para los mejores cantantes de su época. Entre ellos estaba su alumno Anton Huber, de 19 años, conocido como Porporino o Lorenzo Ghirardi, el virtuoso cantante de cámara del elector de Baviera, que interpretó a Adalgiso.

La parte vocal de Carlo il Calvo es de una exigencia absoluta y a través de un canto muy elaborado, conduce al espectador a través de una miríada de pasiones y sensaciones contrapuestas enmarcadas por los diferentes climas y dificultades técnicas de la composición.

Música imbuida en el universo peculiar de los castrati, Carlo il Calvo destaca por una preferencia absoluta por las voces agudas, (tenor, soprano, sopranista, castrati, mezzosoprano). Fueron conocidos por nombres como Nicolini, Senesino, Caffarrelli, Salimbeni, Carestini, Appiani y el más famoso, apodado Farinelli, en realidad Carlo Broschi, recreado en el film de 1994 que lleva su nombre, dirigido por Gérard Corbiau, fundacional, con música interpretada por Christophe Rousset, y obras de Riccardo Broschi y justamente Porpora, entre otros. 

Los compositores sintieron la fascinación de inspirarse en las posibilidades de estas voces que tenían un tremendo impacto emocional sobre las audiencias por las pirotecnias que narran las leyendas y ejecutaban los castrati en los escenarios. Hoy su lugar lo ocupan los contratenores. Tenores por naturaleza, con una técnica depuradísima, consiguen alcanzar notas dentro del espectro de originalmente voces femeninas. Artistas como Iestyn Davies, Andreas Scholl, David Daniels o  Philippe Jaroussky, Diego Fasolis, entre otros, ocupan hoy los roles de los castrati, demostrando que es posible lograr el falsete, conservando la tradición de aquellos mutilados, sin recurrir a la cirugía violenta de otras épocas.


Es en este sentido cuando brillan en esta versión no escenificada los instrumentos sonoros de Franco Fagioli, en el papel de Adalgiso, noble, digno, enamorado, con sus habituales agilidades, “nuances”, capacidades para apianar, sugerir, insistir en melodías ancladas en tremenda agilidades, trinos, con un fiato y una técnica excepcionales.



Igual de brillante, con más andadura, la sutilidad y madurez vocal y escénica de Max E. Cencic, también en ocasiones director escénico, con su Lottario, imponiendo una especie de orden en la escena, de equilibrio, que hace que la plasmación de esta partitura de Porpora, a menudo abandonado por público y críticos, esmalte el desempeño de las otras voces, como la de la soprano rusa Julia Lezhneva, una Gildippe femenina, mágica en su sutilidad, su línea de canto y ese sonido tan puro que la caracteriza. Es la representación de un canto casi irreal,  por su acercamiento a una perfección representada, en la seducción teatral, en la comunicación con sus compañeros del concierto y la audiencia.

Lezhneva, junto con Fagioli y Cencic, construyeron un trío formidable, melancólico pero guerrero en los primeros actos, para terminar, con una estampa solar, con un aria deliciosa a cargo de Fagioli y la soprano rusa, Con placido contento.

Muy expresiva y cumpliendo a la perfección su rol con desenvoltura, la mezzo francesa, Susanne Jerosme, como Giuditta, al igual que la otra mezzo, Nian Wang, como Eduige, el joven sopranista hondureño Alexander Orellana, en el papel de Berardo y una distinción particular para el Asprando del elegante y seductor Petr Nekoranec, joven de grandes posibilidades, por la tersura de su voz, la complicidad que establece y envía el público y su falta de necesidad para utilizar la partitura, condición que igualaron Julia Lezhneva, Cencic y Orellana.


No hubo programa en papel, aunque sí uno muy exhaustivo disponible on line, tampoco traducción del texto, brillante oportunidad para que los perezosos o desconocedores del italiano, una” lingua angelica”, según el embajador en Viena y antiguo director de la Escuela Diplomática de Madrid, Miguel Ángel Ochoa Brun,  afrontaran el desafío de seguir el argumento, muy intrincado, eso sí, de esta partitura. Algún día- nunca es tarde- hay que comenzar a estudiar idiomas. Comunican y unen a la gente. Atraviesan territorios geográficos y emocionales. De verdad. 

La Orquesta helena Armonia Atenea, que a punto estuvo de ser disuelta por problemas financieros y otros por el gobierno griego hace días, después de actuar con su Orlando en el coliseo capitalino, llega al Escorial. Se fundó originalmente con el nombre de Camerata Internacional Ateniense por la "Sociedad de Amigos de la Música” en 1991, año de inauguración del Megaron, Palacio de la Música de Atenas.

Desde entonces, es la Orquesta Residente en esta institución, de la cual recibe el apoyo activo. Desde 2011, la Orquestal comparte sus actividades entre el Megaron y el nuevo Centro Cultural Atenas Onassis.

Armonia Atenea es un ensemble con múltiples formatos, especialmente conocido internacionalmente por sus actividades relacionadas con la música barroca interpretada con instrumentos originales. A pesar de ello, su amplio repertorio de cámara, música sinfónica, ópera y ballet abarca tres siglos, que van desde el barroco hasta la música contemporánea.

El director artístico del conjunto es el director de orquesta George Petrou, titular del Premio Echo Klassik. Anteriormente batutas del prestigio de Sir Neville Marriner, Chistopher Warren-Green y Alexandre Myrat habían ocupado esta posición. La Orquesta presenta regularmente una temporada de conciertos en Atenas y también aparece en Salas y Festivales internacionales de prestigio como el Musikverein y el Theater an der Wien (Viena), el Theatre des Champs Elysées y la Salle Pleyel (París), el Festival de Música de Verano de Innsbruck, el Festival Enescu (Bucarest), el Concertgebow ( Amsterdam) y el Festival de Versalles entre otras.

El maestro Petrou había dirigido el Orlando a principios del verano madrileño, pero esta vez acudió con la formación Maarkellos Chryssicos, también joven, entregado y nada divo director, que conoce en profundidad a sus músicos, siempre delicados en el acompañamiento de los cantantes y sorprendidos ante los aplausos y el recibimiento de un público encantado con la velada. Algunos sonrientes, como el contrabajo, intercambiando miradas de entendimiento con sus colegas. ¡Qué lujo inmenso una sonrisa de felicidad serena en estos días!

De movimientos e indicaciones solventes, claros, actuó con esta orquesta, dirigiendo habitualmente en esta ópera y otras del repertorio barroco, a los cantantes que actuaron en  el Auditorio de El Escorial, a pesar de lo cual y bastante inusual en la actualidad sanitaria, hubo ensayos distendidos y multicolores antes del domingo 15 de agosto.  De hecho, muchos artistas de esta versión se conocen bien y sueldan un espectáculo que no podría haberse consolidado recurriendo a la improvisación y a la superficialidad.

La platea muy completa, aunque respetando las normas de seguridad pandémicas, las asistentes de sala, con la veterana Goyi marcando la diferencia de dedicación, eficacia y atención, no permitieron que ninguna mascarilla mal puesta o el intento de grabar durante la función por parte de algunos presentes, rompiera la lograda homeostasis de ese organismo vivo y palpitante en que se transformó la producción griega y sus amigos.

De una forma más personal e íntima, pero necesariamente destacable, fantástico el recibimiento de Eugenia, a la entrada del Auditorio, reconociendo personajes perdidos por la ausencia obligada del covid y de la responsable de taquilla, fiel a su trayectoria de acogida selecta y disponible para las acreditaciones periodísticas y las localidades generales. Ellos son los verdaderamente imprescindibles y necesarios para sacar un buen proyecto adelante. Gracias a todos siempre.

A día de hoy, plasmando esta reseña, en las retinas de todos los incendios voraces y feroces en Ávila, y otros lugares de España y el planeta, bastante cerca del propio Auditorio, desfigurando el paisaje veraniego con amenazantes llamas y humo. También las imágenes de niños desfilando hacia no se sabe dónde a través de las fronteras innobles y el Air Force  intentando despegar de Kabul, a costa de sacrificar prestigio internacional y sobre todo vidas humanas, corriendo todos de vuelta a la caverna primigenia.

 Esto hace que alguien que ha asistido a esta ópera, en medio de un manso recogimiento casi conventual y austria, lo sienta y lo perciba como un don y un privilegio. Algo así como el discurso decente y lenitivo (aunque opinable) del presidente francés Emmanuel Macron sobre la situación y la respuesta internacional en Afghanistán, que se siguió el lunes 16 por televisión.

Atravesada por un estío poco complaciente, una cronista puede estar tentada de buscar consuelo en su escaso tiempo libre, en las aventuras de- pongamos como ejemplo- un cierto Comisario Salvo Montalbano, del inefable escritor y regista y profesor teatral Andrea Camilleri, un faro del mezzogiorno para el mundo.

En su libro Il cane di terracotta, publicado por Sellerio Editore Palermo,  puede leerse una fragmento que bien podría aplicarse para concluir esta reseña. “Un senso di fuga, di provvisorietà, e nello stesso tempo, un tepore di conforto, di sovrumana serenità” Y para aquellos que no se han lanzado a los idiomas, una traducción aproximada, “Un sentimiento de fuga, de provisionalidad y al mismo tiempo, una calidez reconfortante, de serenidad sobrehumana”. Pues eso…de nuevo, ahora en griego, la lengua de los fundadores de la civilización occidental, Ευχαριστώ, Efcharistó, gracias.

Alicia Perris

Primera foto, Julio Serrano- Fotos del ensayo general, Pablo Lorente

No hay comentarios:

Publicar un comentario