Teatro de la Zarzuela. XXIX Ciclo del Lied. René Pape I. Lunes 28 de noviembre, 20 hs.
PROGRAMA
WOLFGANG AMADEUS
MOZART (1756-1791)
Cantata ‘Die ihr des unermesslichen Weltalls Schöpfer ehrt’,
KV 619 (1791)
ANTONÍN DVORÁK (1841-1904)
Canciones bíblicas, op. 99 (1894)
1. Hay en torno a él nube y tinieblas
2. Tú eres mi refugio y mi escudo
3. ¡Da oídos, Dios, a mi oración!
4. El Señor es mi pastor
5. ¡Dios! ¡Dios! Una canción nueva
6. ¡Oye, Dios mío, mi clamor!
7. Junto a los ríos de Babilonia
8. Mírame y apiádate de mí
9. Levanto mis ojos hacia los montes
10. ¡Cantad al Señor un cántico nuevo!
SEGUNDA PARTE
ROGER QUILTER (1877-1953)
Three Shakespeare songs, op. 6 (1905)
1. Come away, death
2. O mistress mine
3. Blow, blow thou winter wind
MODEST MUSSORGSKI (1839-1881)
Cantos y danzas de la muerte (1875-1877)
1. Canción de cuna
2. Serenata
3. La danza trepak
4. El Mariscal de campo
René Pape (Dresde, 1964), bajo,
una de las grandes voces líricas de nuestra época, debuta en el XXIX Ciclo de
Lied del CNDM y el Teatro de la Zarzuela. No estuvo acompañado al piano como en
principio se anunció por Camillo Radicke,
sino por Michael Schütze, otro
músico alemán. Interpretó piezas de Mozart,
Dvořák, Quilter y Mussorgski, un repertorio nada fácil, en cuatro idiomas
además, alemán, ruso, checo e inglés, que el maestro Pape parece manejar no
solo con fluidez sino con comodidad y armoniosamente.
El recital abre el ciclo de Lied y es el primero de los ocho
conciertos que se ofrecerán esta nueva temporada que contará con otros siete
recitales que incluirán por primera vez, la extraordinaria voz de la
mezzosoprano Marianne Crebassa, con Joseph Middleton (27 de marzo). Los barítonos
Andrè Schuen, con Daniel Heide (3 de abril); Konstantin Krimmel, con Ammiel
Bushakevitz (30 de enero); Manuel Walser, con Alexander Fleischer (8 de mayo; y
la soprano Christiane Karg, con el original acompañamiento del arpa de Anneleen
Lenaerts (7 de febrero). No faltarán tampoco en la cita la vuelta de
especialistas como Christian Gerhaher, con Gerold Huber (19 de diciembre) o Ian
Bostridge, con Julius Drake (5 de junio).
Pape fue Sarastro en La flauta mágica de Mozart en el Festival de Salzburgo de 1995 y a partir de esa cita se ha convertido en un nombre imprescindible para los principales teatros y auditorios del mundo, además de ser miembro de la Staatsoper de Berlín. Su carrera regala tres décadas de trayectoria y acumula prestigiosos galardones -entre ellos, dos Premios Grammy.
Como expresa adecuadamente y de forma sintética en el exhaustivo programa de
mano (habitual en La Zarzuela) Santiago
Martín Bermúdez, el artista alemán dará vida sobre el escenario a algunas
de las obras maestras del género, así como a joyas musicales menos habituales
del repertorio. Pese a que la ópera alemana es su gran especialidad, su carrera
como liederista ha sido especialmente aplaudida por su gran dominio técnico y
sus grandes dotes interpretativas”.
El comienzo, pausado, religioso, muy íntimo, permite al cantante un
calentamiento de la voz que la dejará perfecta para la exigente factura de
Mussorgski al final. Se trata de Die ihr des unermeßlichen Weltalls, K 619 de
Mozart (con texto de Franz H. Ziegenhagen (1753-1806), poco frecuentado en los
programas habituales, pero ideal para desplegar un canto bello y sosegado. A
continuación, las diez Canciones bíblicas de Dvořák, (a partir de los salmos de
la Biblia de Kratice) un compositor arraigado en lo más profundo del espíritu
checo.
La segunda parte se inicia con las tres canciones del op. 6 de
Quilter, con poemas del inspirado autor de Stratford-upon-Avon, William
Shakespeare (en traducción de José López Piñeiro). Se trata de Come away, death
y O mistress mine, fragmentos inspirados en la célebre Noche de Reyes, y Blow,
blow thou winter wind, que pertenece a ”As you like it”.
El colofón, tenebroso, triste, ya visitado el 4 de octubre de 2021
con éxito y carácter por Ekaterina
Semenchuk, que hizo de estas partituras una recreación dramática y teatral,
llegó con Mussorgski.
En efecto, los Cantos y danzas de la muerte de Modest Mussorgski, consiguen ahora con la voz de bajo varonil, centrada, (poderosos registros medio y grave sobre todo), pulposa y en excelente prestación, una profundidad sorprendente, consiguiendo transmitir todas las pasiones negativas encarnadas aquí por la constante presencia de la Muerte. Personaje y eterno desafío para la Humanidad, de actualidad desgraciadamente de nuevo en el continente europeo- entre otros territorios- donde la patria precisamente del compositor de la kuchka (los Cinco rusos), lleva desencadenando la estupefacción y las miserias de todas clases en la geografía ucraniana y en todo el mundo.
En la última canción de Mussorgski escrita por Arseni Goleníschev-Kutúzov, El mariscal de campo, en los cuatro versos finales puede leerse (no sin estremecimiento): “Con una pesada danza, y la tierra húmeda pisaré, para que la sombra sepulcral vuestros huesos jamás puedan abandonar, para que nunca podáis alzaros sobre la tierra!”
Pape, con gafas, como su acompañante, marcial, con traje gris marengo y pañuelo de color terracotta en el bolsillo superior, comunica bien, pero de forma contenida, muy en la línea de la tradición musical germana.
Apiana, con una dicción clara y muy cuidada en todos los idiomas que utiliza, se
apoya en el Hinver negro de La Zarzuela, le hace un gesto al pianista que lo
acompasa a la perfección y redondea una velada muy aplaudida, con tres “encore”
en alemán las dos primeras y la última de nuevo en inglés. Saluda al primer
palco a la derecha del escenario en el patio de butacas con dedicación de
gentleman…y desea a los presentes, en español, “Feliz Navidad” para despedirse.
Michael Schütze, el joven pianista
acompañante cambiado a último momento, no estuvo sin embargo nada improvisado:
excelente técnica y posición, relajado, pedal imperceptible muy bien
controlado, la idea perfecta de conjunto para cerrar un concierto como el de
René Pape.
Alicia Perris
Foto 1: Copyright Matthias Baus
Foto 2: Elvira Megías, CNDM