domingo, 27 de enero de 2013

ESTRENO MUNDIAL DEN EL TEATRO REAL DE MADRID: "THE PERFECT AMERICAN" DE PHILIP GLASS



The Perfect American. Compositor: Philip Glass, con libro de Rudy Wurlitzer, basado en una novela de Peter Stephan Jungk. Director de escena: Phelim Mc Dermott, director musical: Dennis Russell Davies. Escenografía y figurines: Dan Potra. Intérpretes: Christopher Purves, David Pittsinger, Donal Kaasch, Janis Nelly y Marie MacLaughlin, entre otros. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. 22 de enero, 2013.

Tienen una dosis de ansiedad y de esperanza todos los estrenos- sobre todo para el ámbito de los creadores e intérpretes- y éste las tuvo.  Si es mundial, entonces el compromiso es enorme. Sin embargo, en Madrid ya se conoce a Philip Glass, porque hace años se presentó su obra Einstein on the beach, con reggia de Robert Wilson.
El origen de este nuevo proyecto teatral y musical es una novela de Peter Jungk, que relata los últimos meses de vida de Walt Disney, uno de los artistas con más fantasía para plasmar universos mágicos pero con más responsabilidad en la realidad de las miserias laborales cotidianas de sus trabajadores que se hayan visto. 

Personaje conservador, muy típico en los Estados Unidos de su época, era misógino, racista y le otorgaba un escaso papel- el mínimo posible- a los verdaderos responsables de las historias que poblaron las vivencias y las emociones de los niños y adultos de muchas generaciones. Efectivamente, la constelación Disney atraviesa buena parte del siglo XX y todavía continúa. Muchas décadas después de que su promotor no fuera sometido a una criogénesis con la esperanza de la resurrección, sino a una rápida cremación para enterrar definitivamente el cáncer de pulmón y las circunstancias que lo llevaron a la tumba.
Gerad Mortier, cuando estaba al frente la Opera de París,entró en contacto con el material literario. Tiempo después el actual director artístico del Teatro Real convenció a Glass para comprometerse en una propuesta musical sobre el emblemático patrón de los dibujos animados y las películas infantiles. En origen tendría que haber fructificado la empresa en Nueva York pero la recogieron Madrid y Londres.
Philip Glass ofrece una música adecuada para este argumento, subrayando la peripecia vital de los personajes y poniendo también de manifiesto su lado oscuro. Los protagonistas, en los roles de Walt y Roy Disney en las voces de Christopher Purves y David Pittsinger, hacen un excelente trabajo vocal, igual que destaca la adecuada ejecución del coro y la orquesta titulares del Teatro Real. La puesta no es excesivamente llamativa pero arropa el ambiente de la ópera.

Fue relajante cuando el público premió el trabajo y la orografía distinta de esta música para el siglo XXI, amable y previsible, ya familiar, pero igualmente eficaz y la traducción escénica y vocal de una novela morosa, un tanto deshilvanada, con tintes dramáticos aquí y allá como sugieren las últimas experiencias ya muy decadentes de un genio reconocido en todo el mundo, pero envuelto para siempre en una atmósfera de sombras.
 Políticos actuales y anteriores vecinos del foro y venidos de fuera, críticos, compositores como Pilar Jurado y García Abril, colaboradores habituales del coliseo madrileño, abonados, patronos egregios e invitados variados de menor postín, se unieron para aplaudir y valorar el esfuerzo de un alumbramiento original e interesante en medio de las dudas financieras y económicas que suscitan actualmente la crisis y el desaliento en muchos teatros importantes de Europa. Valió la pena compartirlo.

Alicia Perris 

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