17 FEB 2013
Una exposición arqueológica de
Israel causa controversia al incluir material de territorios ocupados
DAVID ALANDETE Jerusalén
Maqueta del complejo donde se enterró al rey
Herodes. / DANIELA BRIK (EFE)
Es uno de los monarcas más polémicos de la historia antigua. Un rey de
Judea que gobernó en los albores de la nueva era con excesos y abusos; que mató
a una de sus mujeres y a tres hijos, y que según el Evangelio de Mateo ordenó
la masacre de los niños de Belén. Herodes, llamado el Grande, renovó y
reconstruyó el templo en Jerusalén, del que solo queda el muro occidental, el
lugar más sagrado del judaísmo. Fue enterrado en un mausoleo de 25 metros de
altura, cuya parte central se exhibe ahora en la mayor exposición arqueológica
de la historia de Israel. El hecho de que esos materiales procedan de
territorio ocupado por Israel ha provocado la protesta de las autoridades
palestinas. Ni 21 siglos después de su muerte escapa Herodes de la
controversia.
Durante su mandato, el rey, obsesionado por la arquitectura, construyó 15
palacios. Ahora, 250 objetos extraídos en gran parte de varios de ellos, y
reconstruidos minuciosamente, se exhiben en el Museo de Israel, en Jerusalén,
dentro de la muestra Herodes el Grande: El viaje final del rey. El
principal atractivo es el mausoleo, hallado en el complejo de Herodión, cerca
de Belén. Después de cuatro décadas de búsqueda, un equipo de arqueólogos,
liderados por el profesor Ehud Netzer, encontró la tumba en 2007, justo a los
pies de un palacio.
Lo expuesto en Jerusalén se devolverá a Cisjordania. La exposición fue idea del propio Netzer, que falleció por una caída
sufrida en el mismo Herodión en 2010. Las piedras de la parte del mausoleo que se exhiben pesan en total 30
toneladas. La construcción tenía tres alturas, con una base y un capitel
corintio sobre el techo. “Herodes mandó cubrir todo lo que había alrededor con
piedras, para que el mausoleo se viera desde Jerusalén”, explica Silvia
Rosenberg, comisaria de la muestra y que, como arqueóloga, participó en muchas
de las excavaciones de las que proceden los objetos. “En la exposición hemos
reconstruido la sala del trono en Jericó y parte del mausoleo”, cuenta. “Entre
ambos puntos, se describen sus proyectos más ambiciosos”.
Sarcófago del rey Herodes.
La muestra ha provocado protestas airadas de la Autoridad Palestina. “El
uso de objetos artísticos palestinos de los territorios ocupados sin permiso
del Estado de Palestina es una violación del derecho internacional”, asegura
Hamdan Taha, que coordina el Sector de Antigüedades y Herencia Cultural del
Ministerio de Turismo palestino. “En lo que respecta a las excavaciones,
mientras no haya un acuerdo final de paz entre Palestina e Israel, Israel es
una potencia ocupadora y por lo tanto atada al derecho internacional, que solo
permite excavaciones de rescate y salvamento”.
Lo cierto es que el palacio de Herodión se encuentra en un área de
Cisjordania que, según el acuerdo de Oslo firmado en 1993, se halla bajo
control de Israel. Allí los arqueólogos israelíes pueden excavar y pueden
restaurar y trabajar sobre los objetos que encuentren. Cuando la exposición
acabe, el 15 de octubre, los objetos mostrados en Jerusalén se devolverán a los
lugares en que fueron encontrados. “El museo ha invertido mucho dinero en su
recuperación y restauración. Volverán mejor de lo que estaban”, añade la
comisaria Rosenberg.
“Hemos actuado de acuerdo con los acuerdos de Oslo, como custodios de los
objetos arqueológicos de Cisjordania, invirtiendo en su restauración,
exhibiéndolos y, posteriormente, devolviéndolos a su emplazamiento original”,
añade James Snyder, director del Museo de Israel. “Los representantes
palestinos pueden plantear sus reservas respecto a los términos del acuerdo de
Oslo, pero es este el que nos permite preservar ese material en su
emplazamiento a largo plazo”.
El mausoleo de Herodes dominó el paisaje
en Herodión más de siete décadas. Fue destruido en la primera guerra
judeo-romana, en la que corrió la misma suerte el templo de Jerusalén. El gran
legado del rey cliente de Roma quedó entonces reducido a escombros, para volver
a renacer ahora, en un museo, más de 2.000 años después.
http://cultura.elpais.com/
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