Pissarro «Humilde y colosal», como le llamó
su amigo Cézanne, Camille Pissarro (Santo Tomás, Islas Vírgenes, 1830 - París,
1903) es quizá la figura fundamental del impresionismo y al mismo tiempo la
menos reconocida de ese movimiento. Como mentor del grupo, en 1873 redactó los
estatutos de la cooperativa de artistas que iniciaría las exposiciones
impresionistas, y fue el único pintor que participó en todas ellas, desde 1874
hasta 1886. Pero la carrera de Pissarro sería eclipsada por el inmenso éxito de
su amigo Monet.
Esta primera retrospectiva del artista en España está centrada en el paisaje,
tanto rural como urbano, el género abrumadoramente dominante en la producción
de Pissarro. La muestra, que presenta 79 óleos, se articula cronológicamente en
función de los lugares donde residió y que inspiraron su pintura, como
Louveciennes, Pontoise y Éragny.
Antes del impresionismo
En 1857 Pissarro
conoce a Corot, que imparte clases informales a un pequeño grupo de alumnos a
quienes recomienda salir a pintar al aire libre.
Hacia la misma época
se inscribe en la Académie Suisse, donde conocerá a Monet y Cézanne. En esta
primera sala se muestran algunos ejemplos tempranos de su pintura al natural en lugares próximos a París, como
La
Varenne-Saint-Hilaire, vista desde Champigny, 1863, y Orillas
del Marne, 1864, obras
emparentadas con la escuela de Barbizon en las
que se refleja la
influencia de Corot, Courbet y Daubigny.
Louveciennes-Londres-Louveciennes 1869-1872
En la primavera de
1869 Pissarro se instala en Louveciennes, donde trabajará con Monet y junto al
que forjará el nuevo estilo impresionista. Un año más tarde, al estallar la guerra franco-prusiana, Camille huye de su casa y acaba refugiándose en Londres al igual que otros artistas.
En la capital británica,
Daubigny le presenta a su futuro marchante Paul Durand-Ruel,
y
frecuenta a Monet, con quien visita museos donde contempla obras de Turner y
Constable. Es un momento decisivo cuya impronta queda patente en lienzos tales
como Cerca de Sydenham Hill y Dulwich College, ambos de 1871.
Retorno a Pontoise 1872-1882
Una vez de vuelta en
Francia, el pintor y su numerosa familia residirán en Pontoise durante una
larga temporada, caracterizada por constantes dificultades económicas (la venta de sus obras
es muy limitada y el artista depende todavía
de su madre). Este pueblo cercano a París, en las
riberas del río Oise,
ofrece a Pissarro un escenario donde se mezclan rasgos puramente rurales
con un incipiente desarrollo industrial.
Ambos componentes se reflejan en su obra de este periodo.
Entre 1872 y 1874, Pissarro trabaja junto a Cézanne en el área de Pontoise. La influencia entre ambos pintores es recíproca, ya que los dos buscan un nuevo concepto de espacio en sus
composiciones yuxtaponiendo bloques de pintura que aislados son casi abstractos pero que cuando se ven en relación uno con otro poseen formas reconocibles.
Un ejemplo de ello es El camino en cuesta de la Côte-du-Jalet, Pontoise, 1875.
Los campos de Éragny 1884-1903
A partir de 1884, la
localidad rural de Éragny-sur-Epte, a dos horas de París, será el último lugar
de residencia permanente de Pissarro. Allí su pintura se concentrará en los
huertos y prados adyacentes a su casa, con los árboles frutales como principales protagonistas. Es el caso de Los prados y el Gran Nogal en invierno, Éragny, 1885,
y El huerto de Éragny, 1896.
En 1885, los jóvenes
pintores Seurat y Signac, simpatizantes del movimiento anarquista como
Pissarro, crean un nuevo método para prolongar la investigación impresionista.
Su deseo de renovación le conducirá
a experimentar con el
neoimpresionismo o «puntillismo», que no obstante terminará abandonando hacia
1890.
En las ciudades
Durante los años de
Éragny, como para compensar su creciente aislamiento campestre, el artista se
concentrará cada vez más en el paisaje urbano.
Las dos
últimas salas de la exposición recogen las vistas de París, Londres, Ruán, Dieppe y El Havre que realizó en la última década de su vida ,coincidiendo
con
el momento en que por fin empieza a disfrutar del éxito comercial.
A partir de 1891, a
causa de una enfermedad ocular, Pissarro no puede
trabajar mucho tiempo
fuera de casa y se ve obligado a pintar desde la
ventana de su estudio
o de las habitaciones de hoteles, realizando fascinantes series de París a
vista de pájaro: la Avenue de l’Opéra, el Boulevard Montmartre, el Louvre y el
Jardín de las Tullerías entre otras.
Junto a este nuevo
interés por la capital, Pissarro dedicará su obra más
tardía a las ciudades
portuarias de Normandía. Durante sus cuatro estancias en Ruán plasma numerosas
vistas de los puentes, como Pont
Boieldieu y Pont
Corneille, Ruán, efecto de lluvia,1896. Atraído por la efervescencia y
actividad de los puertos, con más de setenta años viajará
puntualmente a Dieppe
y El Havre para pintar escenas de la modernidad.
Fotos de la expo: Julio Serrano
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