EN PUNTAS.
Orquesta de la Comunidad de Madrid ORCAM.
Director Musical: Marzio Conti. Coreografías de W. Forsythe, B. Stevenson, J.
Neumeier, G. Balanchine y José Carlos Martínez. Artistas invitados: Lucía
Lacarra y Marlon Dino. Estreno, 14 de junio de 2013.
La Compañía Nacional de Danza (CND) bajo la
dirección del director español José Carlos Martínez, de amplio curriculum en
Francia, en Cannes con la institución de Rosella Hightower y un perfil muy
definido en la Ópera de París, presenta,
hasta el 23 de junio, un programa ambicioso y completo.
Se trata de un grupo que ha trabajado bajo la
dirección de figuras reconocidas internacionalmente como Maya Plisetskaia,
Víctor Ullate, Nacho Duato o María de Ávila.
La primera parte de la velada transcurrió con un
proyecto de Balanchine y música de George Gershwin, Who cares?, para calentar
el trabajo grupal y dar paso en segundo término a un precioso Tres Preludios de
Ben Stevenson y partitura de Serguei Rachmaninov, confiados a dos bailarines
del Ballet de Munich.
Lacarra es una bailarina nacida en Zumaia, en el
País Vasco, que estudió con Víctor Ullate en Madrid y tiene una trayectoria
internacional con premios importantes.
Marlon Dino, de origen albanés, juega con un repertorio que incluye
coreografías de Kylián, Cranko, Barra, Bart, Fokine, Petipa y Neumeier, entre
otros. El dúo de ambos bailarines, evolucionando por una barra, compuso una
narrativa muy expresiva, con una técnica excelente y una evidente
compenetración, luciendo ambos unos cuerpos entrenados y nobles. Verdaderas
geografías emocionales.
Tanto Lucía Lacarra como Dino sedujeron al público
con una obra delicada, evanescente y
sutil, que recordaba en la belleza corporal del artista de Tirana
especialmente, los intríngulis de seducción del hombre de Vitrubio. Al piano,
Carlos Faxas, desplegó un acompañamiento muy ajustado y elegante. Fueron muy
aplaudidos.
Un paso a cinco, Herman Schmerman cerró la primera
parte, para dar paso luego del descanso a un pas de deux que reunió nuevamente
a los artistas invitados del Ballet de Munich en una recreación emocionante de
La Dama de las Camelias, la inefable novela de Alejandro Dumas hijo, con música
de Chopin y coreografía de Neumeier. La misma versión que pudo disfrutarse hace
pocas temporadas en la Ópera Garnier de París.
Finalmente, las Sonatas cerraron una noche de danza
que fue muy bien recibida por un público entusiasta, poblado de generaciones
jóvenes, probablemente bailarines, que disfrutaron del esfuerzo y el trabajo bien “accompli” de sus
compañeros o maestros.
La performance del estreno el Teatro de La Zarzuela
de Madrid, con una larga estela operística también (antes del ciclo recomenzado
por el Teatro Real hace diez años) se vistió con la CND de un lujo necesario,
aunque esto resulte paradójico, como en los buenos viejos tiempos.
Alicia Perris
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