Madrid, Teatros del Canal, Coppélia o la Niña de los ojos esmaltados. Ballet-pantomima en dos actos y tres cuadros. 5 de enero, 2023Precioso regalo de Reyes esta propuesta de los Teatros del Canal para celebrar el nuevo año (y esperemos que sigamos así y mejorando todo) con esta formación ya mítica, que hunde sus raíces fecundas, cosmopolitas y generosas, en los míticos Balles Rusos de Diaghilev.
Coppél-i.A.: Lou BEYNE
Coppélius: Matej URBAN
Swanilda: Anna BLACKWELL
Frantz: Simone TRIBUNA
La madre de Swanilda: Mimoza KOIKE
Lennart, confidente de Swanilda: Lennart RADTKE
Los amigos de Swanilda: Gaëlle RIOU, Ashley KRAUHAUS, Hannah WILCOX, Katryn MCDONALD
Los amigos de Frantz: Daniele DELVECCHIO, Adam REIST, Artjom MAKSAKOV, Michael GRÜNECKER, Koen HAVENITH
Los Invitados: Taisha BARTON-ROWLEDGE, Francesco RESCH, Chelsea ADOMAITIS / Candela EBBESEN, Cristian ASSIS, Juliette KLEIN / Lydia WELLINGTON, Roger NEVES, Ashley KRAUHAUS
Los Prototypos: Daniele DELVECCHIO, Koen HAVENITH, Christian TWORZYANSKI, Adam REIST, Artjom MAKSAKOV, Roger NEVES
Estos tuvieron en Mónaco, precisamente, su sede en los años revolucionarios en torno a la primera Guerra Mundial y los cambios artísticos (en pintura, escultura, diseño, arquitectura y musicales, compositivos) que entonces tuvieron lugar en una Europa ávida y violenta que devoraba todo a su paso (seres humanos, ideas, proyectos, territorios, patrimonios…).
El veterano coreógrafo y director de la compañía, Jean-Christophe Maillot actualiza la historia de dos prometidos cuyo amor se verá desafiado por la aparición de la inteligencia artificial. Agridulce lectura, conveniente para los tiempos inmisericordes que nos toca vivir: el amor, la fidelidad, la confianza, incluso el lirismo original y las promesas han perdido su valor y se abre ante nosotros un futuro incierto. Algo de ese sentimiento difuso pero real ha recogido con mano maestra el talento de Maillot y sus bailarines y toda la constelación que los hace posible.
Hay una tradición mantenida en el trabajo del baile compartido, la disciplina reconocible de la barra al fondo, pero la intención conseguida es la liberación de los cuerpos, a menudo de la mano de pasos de danza moderna o incluso de jazz. Etéreo, por momentos fantasmal, muy Hoffman esta Coppélia revisitada, misteriosa, inquietante por lo perfecta, con la amenaza más o menos velada que la inteligencia artificial ha traído a la modernidad, a cambio de contraprestaciones muy severas conocidas de todos.
Para el recuerdo, el enamoramiento de Coppélius, fantástico de su muñeca en la versión que dirigió durante muchos años, el inolvidable Roland Petit, la pareja de la inefable Zizi Jeanmaire.
Así pues, Les Ballets de
Monte-Carlo, bajo la Presidencia de
S.A.R. Princesa de Hannover, exhiben desde la Noche de Reyes en los Teatros
del Canal, y hasta el 8 de enero, una reinterpretación de la fábula de Coppélia,
el famoso ballet de Léo Delibes, que en versión robótica, con el título de
Coppél-i.A, dirige en su estreno en España el responsable de la compañía
monegasca Jean-Christophe Maillot.
Como opinan sus responsables, Copelia es uno de los pocos ballets del siglo XIX que ha llegado hasta nuestros días sin interrupción y sigue representándose. El argumento de la obra se basó en el cuento de E.T.A. Hoffman El hombre de arena y su estreno se produjo en 1870 en la Ópera de París.
El coreógrafo francés y director de Los Ballets de Montecarlo desde
1993 cuenta que la idea de crear un ballet en torno a Coppélia surgió ya en
2016, aunque albergaba ese deseo tiempo atrás. Sobre ello tenía pensamientos
ambivalentes: “Aunque me fascinaba la
historia de un joven que se enamora de una muñeca mecánica, me desanimaba un
poco el romanticismo del ballet original”.
Para salvar sus dudas actualizó la narrativa concibiendo una
historia de dos prometidos cuyo amor se vería desafiado por la aparición de la
inteligencia artificial, en un momento en que esta “se ha inmiscuido de tal manera en nuestra vida cotidiana que muchas
cosas han perdido su carácter sagrado”. No obstante, el ballet de Maillot
no juzga a la inteligencia artificial. “Si
por casualidad tuviera que emitir una crítica -afirma-, sería más contra la
realidad virtual que tiende a aburrir y estandarizar nuestro entorno”.
Cuando Maillot se incorporó a Los Ballets de Montecarlo, la compañía contaba con unos 8 años. Se había creado en Mónaco gracias a la voluntad de SAR la Princesa de Hannover. Antes de Maillot la dirigieron Ghislaine Thesmar y Pierre Lacotte, y Jean-Yves Esquerre.
Jean-Christophe Maillot llevó a la compañía a una nueva dirección.
Creó más de 30 ballets, varios de los cuales entrarían en el repertorio de
importantes compañías internacionales, como Vers un pays sage (1995), Romeo y
Julieta (1996), Cendrillon (1999), La belle (2001), Altro Canto (2006), LAC
(2011), CHORE (2013), La fierecilla domada (2017), Abstract/Life (2018) o Core
meu (2019).
Elegante y muy vivaz la coreografía de Maillot, adaptados a la historia y la flexibilidad de la geografía de Coppélia, los decorados y trajes de Aimée Moreni, lujosos, imaginativos, retro y de vanguardia a la vez, en tonos grises hasta el blanco roto todo el conjunto arquitectónico de la obra, oníricos y en distintos materiales, la iluminación de Maillot/Samuel Thierry y la dramaturgia de Maillot/Staquet.
Roza la perfección la interpretación por momentos la bailarina que
defiende Coopél-i.A, junto al saber hacer de los otros protagonistas, todos muy
en su papel, Coppélius, Frantz y Swanilda y unos acompañantes fantásticos,
Lennart, la madre de Swanilda, los amigos/as de los enamorados, los invitados y
los prototipos. Un clarísimo proyecto de grupo.
La audiencia, diversa, aplaudió la representación, después de haberse movido, abierto estuches con velcro y tosido innumerables veces sin misericordia para la concentración de los artistas y el resto del público sano.
Cuando se va a un espectáculo en malas condiciones (y hay que insistir porque el ruido era invasivo e insoportable muy a menudo), se le pone remedio antes de entrar ( hay disponibles en farmacias y otros establecimientos jarabes, agua, pastillas emolientes) o se queda uno en casa. Y mascarilla por favor, porque las gripes encubiertas, los estornudos y las enfermedades del pecho y en invierno, a bajas temperaturas, contaminan y contagian. Y volvemos a empezar otra vez, como en China.
Aparte de estas molestias de gentes fuera de lugar, Les Ballets de
Montecarlo, un verdadero lujo, una suerte, (había también niños con un
comportamiento ejemplar). Solar, mediterráneo, acuático, oceánico. Para todos. Grand
merci.
Alicia Perris
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