jueves, 27 de febrero de 2025

LA LUCREZIA BORGIA DE GAETANO DONIZETTI EN LA ÓPERA DE ROMA, MUY SUGERENTE

Lucrezia Borgia. Música, Gaetano Donizetti. Libreto de Felice Romani a partir de una obra del escritor francés del siglo XIX Victor Hugo. Ópera seria con un prólogo y dos actos. 23 de febrero, 2025. Cast alternativo.


Director musical, Roberto Abbado

Dirección de escena, Valentina Carrasco

Maestro del Coro, Ciro Visco

Escenografía, Carles Berga

Vestuario, Silvia Aymonino

Iluminación, Marco Filibeck

Elenco

Alfonso I D’Este, Carlo Lepore

Lucrezia Borgia, Angela Meade

Gennaro, Oreste Cosimo 

Maffio Orsini, Teresa Iervolino

Jeppo Liverotto, Raffaele Feo

Don Apostolo Gazella, Arturo Espinosa

Ascanio Petrucci, Alessio Verna

Oloferno Vitellozzo, Eduardo Niave *

Gubetta, Roberto Accurso

Rustighello, Enrico Casari

Astolfo, Rocco Cavalluzzi

Usciere Giuseppe Ruggiero

* Diplomato “Fabbrica”, Young Artist Program del Teatro dell’Opera de Roma

Orquesta y Coro del Teatro dell’Opera de Roma

Nueva producción del Teatro dell’Opera de Roma

 

“Dona Lucrezia: Et que m'importe ? S'ils ne savent pas qui je suis, je n'ai rien à craindre: s'ils savent qui je suis, c'est à eux d'avoir peur”. (Señora Lucrecia: ¿Y qué me importa? Si ellos no saben quién soy, no tengo nada que temer. Si lo saben, serán ellos los que tengan miedo” de la Lucrèce Borgia de Victor Hugo. Traducción del francés, Alicia Perris

El conocido Teatro lírico de Roma, ofrece una Lucrezia Borgia, ópera histórica de Gaetano Donizetti. El compositor trabajó con Felice Romani, poeta y erudito italiano, para adaptar la obra a partir de la pieza de teatro homónima escrita por Victor Hugo, cuyo estreno tuvo lugar el 26 de diciembre de 1833 en La Scala de Milán.

Lucrecia Borgia es una figura fascinante de la historia italiana de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento, parcialmente sometida como su familia por los historiadores a una damnatio memoriae y tergiversada por otros especialistas y público en general.

Era hija ilegítima del Papa Alejandro VI y de Vanossa Cattanei, con otros 3 hermanos, César, Juan y Jofré y se le otorgó un papel relevante en la composición y mantenimiento del poder familiar en el Papado y en el universo protoitaliano gobernado muy a menudo por condottieri que solían tener al Príncipe de Macchiavelo como paradigma de estado y de gobierno.

Gobernó una ciudad-estado, Spoleto, y participó, aunque no siempre decidió la organización de muchos enlaces dinásticos - incluidos los suyos propios – que favorecieron los intereses del Papa Alejandro VI, su padre y de César, el guerrero y exprelado, su hermano. La muerte de su primer marido, Giovanni Sforza, señor de Pesaro y Gradara, los caudalosos ríos de veneno y dagas que rodeaban la geografía renacentista, dieron lugar a muchas especulaciones sobre ella y sus parientes, tanto durante su vida como después de su fallecimiento.

La verdad más ajustada a la historia tal vez sea que actuó vicariamente muy a menudo, al servicio de unos comportamientos que es un error interpretar con los ojos de la historia o la política de hoy en día. Cada época tiene sus normas y sus estereotipos y leídos así, los Borgia no difirieron demasiado de otras dinastías del momento.

En la versión de Donizetti sobre la vida de la hija de los Borgia, la historia comienza durante su tercer matrimonio, que estaba casada en aquella época con Alfonso d’Este, duque de Ferrara. A partir de esta localización temporal, desfilan otras circunstancias de la protagonista, cuyo gran afán es aquí, la ocultación de su maternidad, la salvación del hijo y siempre la consideración nefasta que los contemporáneos tienen sobre esta saga. Clara se aprecia esa circunstancia cuando Gennaro, el hijo oculto de Lucrezia, borra la “b” de la estirpe, pudiendo leerse entonces la palabra “Orgia".

En lo que se refiere a la partitura, aunque no se representa tan regularmente como algunas de otras más populares de Donizetti, el aria de Lucrecia "Com'è bello" Quale incanto in quel volto onesto e altero!, de Orsino Brindisi, "Il segreto per esser felice", del tenor "Di pescator ignobile…", "La mia vendetta!" son todas momentos famosos y muy efectivos de la ópera y han sido representadas y grabadas con frecuencia.

La primera producción de Londres fue en Her Majesty's Theatre en 1839 con Giulia Grisi y Mario. Cuando se estrenó en París (Théâtre des Italiens), en 1840, siete años después del estreno en Milán, Hugo interpuso una querella para evitar nuevas representaciones o producciones de la ópera por los derechos de autor amparados por la ley francesa. El libreto fue entonces reescrito y retitulado La Rinegata, con los personajes en italiano cambiados a Turquía, y las representaciones se reemprendieron. El 30 de diciembre de 1843 fue estrenada en Londres en una producción cantada en inglés.

Tiempo después la creación cayó en el olvido, pero regresó al repertorio en 1965 con una famosa representación en el Carnegie Hall con la soprano catalana Montserrat Caballé (en su debut americano), a la que pronto le siguió una grabación en la que participaron también el tenor canario Alfredo Kraus, la soprano Shirley Verrett y el bajo Ezio Flagello, dirigidos por Jonel Perlea. Sin duda esta representación y posterior grabación ayudaron a difundirla. Suele ser un vehículo para una soprano estelar, siendo un ejemplo las representaciones de otoño de 2008 en la Washington National Opera con Renée Fleming en el rol titular de las que hay varias grabaciones disponibles. Con el Coro y la orquesta de la RCA Italiana.

La acción, a principios del siglo XVI, en Venecia (el Palazzo Grimani) y Ferrara. Además de los fragmentos citados, algunos míticos como el de la soprano, aparece un trío asombroso (Guai se ti sfugge un moto, Se ti tradisce un detto!). En un último dúo, la madre desconocida implora al hijo que huya de la ciudad y de su marido (Bevi e fuggi ... te'n prego, o Gennaro!). Sin olvidar el brindis de Orsini (Il segreto per esser felici y la cabaletta final (Era desso il figlio mio), donde Lucrecia se lamenta por Gennaro y finalmente expira. En realidad, estuvo muy bien considerada como señora de Ferrara, donde la llamaban con aprecio, “la madre del pueblo” y murió de fiebres puerperales después de haber alumbrado a su octavo hijo, el 24 de junio de 1519. Tenía 39 años. Cuando pudo permanecer lejos de su padre el Borgia (los Borja eran originarios de Valencia, España), deslumbró como mecenas de las Artes y las Letras, pero ni así pudo difuminarse su leyenda negra y la de su linaje.

Un compromiso cantar siempre belcanto. En este caso para Donizetti se necesitan cualidades vocales no exentas de esfuerzo, versatilidad, capacidad en el fiato, y el legato. Musicalidad y coloratura. También entrega importante en el plano actoral, que pueda comunicar a la audiencia, sentimientos y emociones de alto voltaje compositivo.

Es en este reparto, el desafío al que se ha enfrentado la soprano norteamericana Angela Meade, que ya había cantado en un Festival Verdiano de Parma, un Simon Boccanegra majestuoso.

Nacida en el Estado de Washington, estudió en la Academy of Vocal Arts, ganó 57 concursos de canto, destacando entre ellos los premios Richard Tucker, Beverly Sills, además de ser la primera cantante triunfadora a la vez del primer premio de ópera y de opereta en el Concurso Belvedere de Viena. Su repertorio incluye desde las heroínas del bel canto del siglo XIX, hasta las protagonistas de las óperas de Verdi, aunque sin olvidar el repertorio mozartiano.

Responde con rigor a las agilidades, matizando momentos, climas y organizando en torno a ella una atmósfera cálida y al mismo perturbadora. Su presencia en escena es una seguridad para conseguir las propuestas operísticas con las que se declinan las voces donizettianas.

Oreste Cosimo fue un Gennaro atravesado por unas situaciones desencontradas con la madre ausente y desconocida. Comenzó muy joven a estudiar piano y se graduó en el Conservatorio Arrigo Boito de Parma con honores. Fue seleccionado por Riccardo Muti para su Academia de Opera de Ravenna. Poseedor de varios reconocimientos, se maneja con soltura en numerosos roles como tenor, de enjundia y ha colaborado con famosos directores y colegas cantantes.

Dibuja un personaje lleno de dudas, en ocasiones violento, con dobleces, amigo de sus amigos y coherente dentro de la irracionalidad del Renacimiento, marcado por la fluidez de las pasiones personales, de artistas, predicadores y políticos. Es un mundo bello donde no falta la guerra y el desorden, pero de la complejidad nace una alternativa que marca esa época como un paso adelante en la historia de la Humanidad. Cosimo es capaz de fraguar vocalmente esas antípodas. Tiene una agradable presencia física en el escenario. Un instrumento rico, fresco, poderoso, que corre a la par que una orquesta por momentos estridente y grande en sonido, bajo la batuta del maestro Roberto Abbado.

Carlo Lepore construye un Alfonso d´Este creíble, majestuoso, también con las dudas que emanan del poder de su Casa y el rigor del momento. Ambigua la relación con lucrecia en la ópera aunque más construida y clara en la realidad. Lepore encarna vocalmente un papel bisagra importante, con resolución, bonita voz, dueña de un solvente legato y técnica vocal muy dispuesta.

Teresa Iervolino, elegante y seductora en el infaltable rol del “amigo”, despliega capacidades necesarias en este tipo de repertorio. Esta joven mezzosoprano de Bracciano, conocida en España, es una estrella ascendente en el espacio lírico e ideal para un Orsini adecuado.

Este cast multicultural y supranacional, goza además de unos acompañantes eficientes, de campanillas, atentos y entregados, haciendo legible y clarificando la historia compleja de la que ya se ha hablado profusamente.  

Así, Jeppo Liverotto defendido por Raffaele Feo, Don Apostolo Gazella por Arturo Espinosa, Ascanio Petrucci por Alessio Verna, Oloferno Vitellozzo por Eduardo Niave, Gubetta por Roberto Accurso, Rustighello por Enrico Casari, Astolfo por Rocco Cavalluzzi y el ujier en la voz y presencia de Giuseppe Ruggiero.

La regia de la argentina (de Buenos Aires) Valentina Carrasco, realmente muy inspirada, así como el vestuario, acorde con las posibilidades también de los cantantes, luminoso, intemporal y aéreo, excelente complemento de la acción y la trama de la ensoñación de Silvia Aymonino, de Roma. Bien la iluminación, creando atmósfera, de Marco Filibeck y el trabajo, en equipo también bien organizado, del catalán Carles Berga.

El Coro dirigido por el maestro Ciro Visco, cumple con largueza el seguimiento de la acción y la eficacia necesaria en el todo. Hubo sobretítulos en italiano e inglés, una organización del teatro atenta a todo momento a las posibles incidencias o necesidades del espectáculo y del público, que aplaudió ampliamente y reconoció el esfuerzo, aunque quedaban algunas localidades en la sala libres, la platea estuvo al completo. Como se describió arriba, apasionada, la Orquesta del Teatro dell´opera en forte, porque que el Maestro Abbado llevó el sonido y los tempi con pasión, “a tutta orchestra”.

Un programa de mano de 15 euros, prácticamente un catálogo en precioso papel, bien nutrido, exhaustivo, sorprendente, con anotaciones, comentarios, biografías, reproducciones fotográficas, modélico. Desde luego se habitó en esta oportunidad, una propuesta icónica y emocionante. Redonda.

Alicia Perris

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