domingo, 14 de abril de 2024

JUAN JOSÉ, UNA ÓPERA ACTUAL Y NECESARIA EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA

Juan José. Drama lírico popular en tres actos. Música de PABLO SOROZÁBAL. Libreto basado en la obra de JOAQUÍN DICENTA. Producción del Teatro de la Zarzuela (2016). 12 DE ABRIL, 2024

Ficha Artística

Dirección musical, MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ-MARTÍNEZ

Dirección de escena, JOSÉ CARLOS PLAZA

Escenografía e iluminación, PACO LEAL

Vestuario, PEDRO MORENO

Movimiento escénico, DENISE PERDIKIDIS

Dirección de reposición, JORGE TORRES

Reparto

Juan José, JUAN JESÚS RODRÍGUEZ

Rosa, SAIOA HERNÁNDEZ

Toñuela, VANESSA GOIKOETXEA

Isidra, MARÍA LUISA CORBACHO

Paco, ALEJANDRO DEL CERRO 

Andrés, SIMÓN ORFILA

Cano, LUIS LÓPEZ NAVARRO

Perico, IGOR PERAL

Presidiario, SANTIAGO VIDAL

Tabernero, RICARDO MUÑIZ; Amiga 1, RAQUEL DEL PINO; Amiga 2, PAULA SÁNCHEZ VALVERDE; Amigo 1, JOSÉ MANUEL GUINOT; Amigo 2, JESÚS ÁLVAREZ CARRIÓN. Bailarines y participantes en la figuración.

Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular del Teatro de La Zarzuela

Estrenar una ópera en España era como celebrar en dos días el nacimiento y el entierro … Para escribir una ópera en España es necesario, aparte de ser músico, ser un perfecto idiota. Es como componer una fábrica de congeladores en el Polo Norte… Bueno, el mundo da muchas vueltas y a lo mejor en el año dos mil, España vuelve a tener cierta cultura musical, por lo menos la que tenía el año 1936. ¡Amén! ". Pablo Sorozábal, hablando de su música.

Como introducción, diríamos que Sorozábal denominó Juan José a un drama lírico popular, aclarando que lo de popular quiere decir proletario y no folklórico. Lo terminó en 1968 y tuvo un conato de estreno en 1979 que resultó fallido. El 21 de febrero de 2009 se estrenó finalmente en San Sebastián, pero en versión de concierto. Es por tanto ahora, en el Teatro de la Zarzuela, donde se llevó a cabo, después de 48 años, el estreno absoluto de la versión escénica.

La historia transcurre en los barrios bajos de Madrid. Juan José y Rosa viven desde hace tiempo juntos y ella es para él el único sentido de su vida, un albañil que depende del humor del contratante para sobrevivir y trabajar. Pronto las cosas cambiarán y los hechos conducirán hacia un fatídico final.

No es la primera vez que la miseria económica, la incultura, el analfabetismo, social, los hijos, la falta de alicientes y de porvenir, de un modo de ganarse la vida profesionalmente en las mujeres para ser independientes del hombre, del padre, del marido, del hermano varón, del Estado, de las iglesias llevaba a la tragedia, al borde de la destrucción física, al vacío. Educación por sobre todas las cosas y “un dinero propio” (proveniente de una profesión) podríamos decir parafraseando a la aristócrata inglesa Virginia Woolf, que creó escuela, incluso entre aquellos o aquellas que solo conocen esa frase de su extensa obra.

También lo contaron muy bien Émile Zola o Guy de Maupassant entre otros creadores del siglo XIX. Inmersos en el movimiento naturalista o el verismo de Puccini y otros compositores italianos y sus óperas de fin de siglo (pensemos en Pagliacci, en Carmen, en Traviata incluso, hay que prostituirse para vivir).  Dibujan el panorama de una época que desgraciadamente no deja aún hoy de replicarse, de actualizarse, en diferentes latitudes o muy cerca de nuestra casa, o del otro lado de la pantalla de la televisión.

Se trata de carnaza periodística, amarilla, también pasto de los periódicos, de las revistas sin aspiraciones, que no hacen nada para evitarlo, sino que lo difunden como una letanía inevitable, una y otra vez. Porque después de mostrar el horror y la barbarie, hay que descubrir soluciones, no bajar los brazos o esperar a la próxima desgracia anunciada.

Continuando habría que señalar que esta producción, repuesta, contó con dos repartos de los cuales se reseña aquí el primero y se llevó a cabo durante dos horas sin intervalo, apenas unos segundos para, a oscuras, cambiar los escenarios, ágiles y sucintos, imbuidos en una estética lóbrega y oscura, siniestra. (Los presos parecen sacados de un asilo de alienados…puede que de lejos se asimilen, pero son otras realidades evidentemente) de la que son autores Paco Leal, en la escenografía e iluminación, con pinturas de Enrique Marty, vestuario, minimalista, ad hoc, de Pedro Moreno, la dirección de escena acertada de José Carlos Plaza y el movimiento escénico, acompañando la tragedia, de Denise Perdikidis.

Pablo Sorozábal Mariezcurrena (San Sebastián, 18 de septiembre de 1897-Madrid, 26 de diciembre de 1988)fue un compositor español y uno de los más destacados autores de obras sinfónicas y del género lírico (zarzuela y óperas chicas) del siglo xx.

Murió sin poder estrenar la que él mismo consideró su mejor obra: la ópera Juan José, que fue finalmente estrenada en versión de concierto en el Kursaal de San Sebastián el 21 de febrero de 2009, y grabada en CD ese mismo año, con la dirección musical de José Luis Estellés.

De una humilde familia numerosa, comenzó a estudiar Teoría Musical y violín con Alfredo Larrocha en la Academia Municipal de Música de San Sebastián. Gracias a su indiscutible capacidad musical consigue una beca de 1500 pesetas de la diputación de Guipúzcoa para ir a ampliar sus estudios musicales a Alemania, primero en Leipzig, donde tuvo su primer contacto en el mundo de la dirección al hacerse cargo de la Gotriansteinwegorchester logrando sus primeros éxitos, para luego continuarlos en Berlín, donde terminaría.

Inicia su actividad lírica en 1931, al estrenar la opereta Katiuska, la mujer rusa, a la que seguirían otros títulos tan importantes como La Isla de las Perlas (1933) y Adiós a la Bohemia (1933). En 1934 estrena La del manojo de rosas, con la que termina de cimentar su fama como compositor, tras otros títulos como No me olvides (1935), o La Casa de las Tres muchachas (1935), consiguiendo en 1936, con La tabernera del puerto, uno de sus más resonantes éxitos.

Siempre estuvo muy apegado a las costumbres vascas y reconoció en El Caserío (de Jesús Guridi) una partitura magistral. Las simpatías liberales de Sorozábal le dejaron bastante aislado tras la Guerra Civil española con lo que muchas de sus posteriores zarzuelas fueron representadas antes fuera de Madrid o en teatros de menor prestigio de la ciudad. Su labor como director de la Orquesta Sinfónica de Madrid finalizó de manera abrupta en 1952, cuando le fue denegado el permiso para dirigir la Sinfonía Leningrado de Shostakovich.

Volviendo a la materialización de esta producción, es un placer volver a escuchar la dirección de Miguel Ángel Gómez-Martínez en el foso, aunque empezó con un volumen algo ajeno a las voces en el escenario, ajustó con rapidez los planos sonoros, en una partitura densa, encrespada, con pocas concesiones, diferente a las que habitualmente se encuentran y caracterizan este género español.


El desempeño de Juan Jesús Rodríguez, cuyo personaje da nombre a la obra es desde el punto de vista teatral, inmejorable, se implica, se entrega y cuenta con una emisión que fluye, cristalina y hermosa, que va soltando amarras para confluir en un climax como ríos oceánicos al final de cada intervención.  



Saioa Hernández ha demostrado si hacía falta nuevamente su calidez vocal, su soltura y capacidad escénica además, con un proyección carnosa, ancha y lucida. Trabajoso su rol e invasivo, porque se trata desde el primer momento de “una profecía autocumplida”, sabe e intuye que va a morir o que su pequeña ascensión social y felicidad material no van a durar, porque este es un juego de suma cero.


Simón Orfila,
bella voz, definida emisión y desempeño actoral, declina un tipo psicológico muy adaptativo, con sus más y sus menos con Vanessa Goikoetxea, en Toñuela, la otra cara de la moneda, plástica emocionalmente, con pruebas claras de potencia y manejo vocal, agudos portentosos, excelente técnica y dedicación absoluta a su personaje para enmarcarlo perfectamente en la tarea coral. Simón Orfila, el maestro de obras que defiende Alejandro del Cerro es el aparente ganador de esta partida nefasta que acaba finalmente mal para todos. Juega galanamente con un instrumento de enorme amplitud, preciosa línea de canto y expresividad.

María Luisa Corbacho, la alcahueta, tiene una preponderancia señalada en la obra. Personaje conocido desde casi antes del Siglo de Oro Español, paradigma del logro social a expensas de la moral y la salud de todos, dibuja un figura serpenteante y siniestra, teatralmente bien contada aunque algo menos conseguida en la prestación vocal.  Luis López Navarro como Cano tiene una actuación más reducida pero le saca lustre y consigue que conforme un corpus necesario y hábil dentro del conjunto.

Realizan una labor imprescindible de acompañamiento escénico y vocal, en una partitura que además carece de coros, lo que la vuelve más áspera y ardua, el Perico de Igor Peral, el Presidiario a cargo de Santiago Vidal, el Tabernero de Ricardo Muñiz y las amigas y amigos Raquel del Pino, Paula Sánchez Valverde, José Manuel Guinot y finalmente, otro amigo, Jesús Álvarez Carrión, además de los bailarines y participantes en la figuración.

La orquesta, muy eficiente y cumplidora, el director musical y todos los cantantes y responsables de este proyecto conseguido fueron muy aplaudidos. Faltó un intermedio para estirar las piernas y hacer otras cosas y para meditar sobre el tema hondo y acuciante que, entre otros nos plantean el autor del libreto Joaquín Dicenta y el noble y talentoso, a menudo relegado por esas mismas razones y su decencia, el maestro Sorozábal. L´homme este un animal qui tue” (“El hombre es un animal que mata”), como expresó el jurista Robert Badinter recientemente desaparecido y responsable de la abolición de la pena de muerte en Francia (vigente hasta 1981 y a guillotina). Así es…¡Ay, Carmela!

Alicia Perris

Fotos: Elena del Real/Teatro de La Zarzuela

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