lunes, 19 de junio de 2023

UN ERNANI DE GIUSEPPE VERDI VIBRANTE, EN LES ARTS, TAMBIÉN EN SU ÚLTIMA FUNCIÓN

 Giuseppe Verdi. Ernani, ópera en 4 actos. Adaptación de la obra teatral de Victor Hugo, Hernani. Libretista Francesco Maria Piave. Lugar de estreno La Fenice (Venecia), 9 de marzo de 1844. Palau de Les Arts, 18 de junio, 2023.

Equipo creativo

Dirección musical, Michele Spotti

Dirección de escena, Andrea Bernard

Escenografía, Alberto Beltrame

Vestuario, Elena Beccaro

Iluminación, Marco Alba

Reparto

Elvira, Angela Meade

Ernani, Piero Pretti

Carlo, Franco Vassallo

Don Ruy Gomez de Silva, Evgeny Stavinsky

Giovanna, Laura Orueta++

Jago Javier Castañeda

 Cor de la Generalitat Valenciana, director, Francesc Perales

 Orquestra de la Comunitat Valenciana

 ++Centre de Perfeccionament

Nueva producción del Palau de les Arts en coproducción con el Teatro La Fenice de Venecia

El Ernani de Verdi está basado en la exitosa obra de teatro de Victor Hugo (titulada Hernani en la versión original en francés), obra que había introducido el Romanticismo en París, derrotando las convenciones del teatro clásico francés. Esta ópera se representa poco en la actualidad, por lo que significa una apuesta de lujo presentarla ahora en la temporada de Les Arts, que se luce habitualmente con jugosas aportaciones operísticas, de danza, de solistas, en un entorno onírico, que encaja a la perfección en esta ciudad marinera abierta al mundo.

Giuseppe Verdi, después de I Lombardi, se propuso avanzar en la creación de personajes con caracteres psicológicamente más elaborados. Para intentar alcanzar su deseo, solicitó de su nuevo libretista Piave, aún algo bisoño, que eliminara de Ernani (primera ópera donde Verdi pudo elegir argumento) cualquier cosa superflua, dejando bien clara y perceptible la acción. Además, el compositor se involucró en el guion y dejó al poeta la redacción de los versos. Ernani es también la primera ópera con “tema español”, aspecto que va a ser bastante recurrente en su producción.

El compositor a menudo se orienta hacia una base literaria en sus obras y de esta manera, recurrió a Shakespeare, Schiller, Dumas, el Duque de Rivas, García Gutiérrez y Lord Byron. Obras que, en su mayor parte, están encuadradas en el pleno romanticismo con todas las características que ello conlleva. Victor Hugo a día de hoy en Francia y en el mundo es considerado un escritor de manual, por su estilo, su poesía, las tramas y la defensa que hizo a ultranza de una idea de libertad que lo convirtió en enemigo de Napoleón III, el responsable del II Imperio. Nuestra señora de París o su poesía se estudia en las escuelas. Es uno de los padres de la patria, literaria (y otras).

Esta partitura se declina con los personajes- un cuarteto increíble-- y su dilema romántico. Posee un fuerte carácter, contiene rudeza y extroversión pero también momentos verdaderamente líricos. Seduce, atrapa al oyente/espectador que entra con facilidad en el tablero dramático. Se trata de melodías sencillas pero también elaboradas, que desgranan sentimientos habituales del repertorio lírico (el honor, el trono sin amor, el desafío o la traición y por supuesto, muy hamletiano, con fantasma y todo) y freudiano, la omnipresencia del padre asesinado y su mandato de vendetta. Algunos críticos consideran  este Verdi juvenil gallardo y declamatorio, a veces, orgulloso y vehemente, atravesado por la espontaneidad, la fuerza y la vitalidad de su inspiración.

El argumento en esta su quinta partitura —a diferencia de Nabucco e I Lombardi— no estimulaba el amor a la patria soñada, en un momento- muy largo- en que la futura Itallia ensayaba su reunificación. Sin embargo, hay un fragmento del coro, "Si ridesti il leon di Castiglia" (Que despierte de nuevo el león de Castilla), que pronto se transformó popularmente en (“Si ridesti il leon di Venezia”). También la célebre aria inicial de Elvira (“Ernani! Ernani, involami”) se podría considerar—según cuenta la tradición bastantes años después— como como el deseo de que Víctor Manuel, rey del Piamonte, la liberara del yugo del odiado Imperio Austro-Húngaro (Y habría que recordar aquí la famosa leyenda de V.I.V.A V.E.R.D.I, de todos conocida). Así pues, Ernani triunfó y pervivió en su época, gracias a su fértil melodismo, que emparenta con el del Trovatore.

Hernani es una obra teatral de Victor Hugo, estrenada en el Théâtre Français de París el 25 de febrero de 1830 y Verdi fue siempre un discreto francófilo (no así hispanófilo, ya que Don Carlo y Ernani, de referencia, no dejan muy lustroso el pabellón de “Iberia” de la época, la misma en los dos casos: la de los Austrias mayores, descendientes de trastamaras y borgoñones, entre otros). Escribió óperas en francés (Don carlo, de nuevo), se casó con Giuseppina Strepponi de tapadillo en el país galo y vivió y trabajó algún tiempo en él.

En el momento del estreno del drama de Víctor Hugo, tuvo lugar lo que luego se denominaría la «batalla de Hernani» entre románticos y clasicistas, que discrepaban en las convenciones estéticas del teatro. Fue una verdadera batalla campal entre partidarios de una y otra escuela de escritura. Ambientada en la España de 1519, concretamente en Zaragoza —actos I, II y final— y en un castillo en las montañas de Aragón —acto III—, pero también en Alemania (tumba de Carlomagno en Aquisgrán) —acto IV—. Hernani y el rey don Carlos luchan por la mano de Doña Sol, también pretendida por el noble Silva.  

En efecto, la tragedia de Hernani y Doña Sol, desgarradora, hiperbólica (el símbolo de las virginales azucenas que pasan de mano en mano toda la representación, no podían faltar en el maestro, que prestaba mucha atención a esos temas) era contraria a la estética clasicista hasta entonces imperante en el teatro francés. Se configura así, una vez más (revisad la Carmen de Mérimée/Bizet) el paradigma de la mujer o bien a merced del deseo masculino, sumisa y pura. Y la de su contrapartida, la fémina libre, de dudosa reputación y mal considerada socialmente. En España, Hernani fue popular también, representándose por primera vez el 24 de agosto de 1836 en el Teatro del Príncipe de Madrid.

La Ernani de Les Arts fue honrada como se merece, con profesionalidad y entusiasmo. Fantástica la dirección orquestal del joven Michele Spotti, milanés, 29 años, director de la Orquesta Filarmónica de Marsella, a partir de la temporada 23/24, sucediendo a Lawrence Foster.

Su sensibilidad, la empatía con los músicos valencianos se fundió realmente en una misión común: que la formación sonara pero no resonara tanto como para adquirir una dimensión circense (a menudo desafortunadamente presente con las direcciones atrabiliarias del maestro de Busseto). Fue muy aplaudido y reconocido como uno de los pilares de la representación, sobre todo esta última actuación donde se habían decantado los talentos y las aficiones de la audiencia). Según el especialista Philippe Gault, que cita a Spotti comentando: “La luz de Marsella se refleja en la sonoridad de la orquesta”, “Los directores de orquesta se reclutan cada vez más jóvenes”. La labor de Spotti se vio escoltada por el sonido realmente verdiano del coro de la Generalitat Valenciana, a cargo de Francesc Perales.

La dirección de escena de Andrea Bernard fue lograda, sujeta en parte a una escenografía (de Alberto Beltrame) que destacó por su versatilidad, su simplicidad también a la hora de facilitar el discurso narrativo, ágil, y cambiante. Un audiovisual al tiempo de la obertura, permitió comprender con rapidez la relación de fuerzas entre-por ejemplo- Ernani y el rey, cuyo padre había dado muerte al de aquel y su posición en ese mundo endogámico y asfixiante de la nobleza y la corte.

En una línea que algunos considerarían no demasiado innovadora, relajó la atención del espectador, recordando a todos que la escena en todo caso en la lírica, debería siempre supeditarse a las voces, al canto, a la música y no al hecho teatral por encima del resto de necesidades dramáticas. Adaptada al resto la iluminación de Marco Alba, así como el vestuario, en bellos tonos oscuros y terracotta, envolventes, de Elena Beccaro.

Angela Meade, la soprano norteamericana compone una Elvira creíble dentro de las convenciones románticas, sumisa y fiel, parecida. a aquel personaje que bordó en el Simon Boccanegra del Regio de Parma hace unos 4 años para el Festival Verdi. Posee una excelente técnica, un instrumento bello y muy educado, fiato, y una línea de canto eficaz y segura. Fue celebrada por todos y aclamada como la figura señera de la noche, con la suerte de ser, además, la única protagonista femenina del cuarteto verdiano. Su próxima Turandot en uno de los casts del coliseo de la capital, le dará la oportunidad de dibujar otro modelo femenino, muy distinto.

Piero Pretti, italiano como el director y el barítono, de apariencia juvenil, supo dotar de esa mezcla potente de fragilidad y arrojo que dibujan a Ernani. Muy viajado y fogueado en grandes e importantes salas, el artista formó un buen equipo con los otros tres cantantes protagonistas, destacando claramente una bonita voz de tenor, afinada, excelente fiato y la capacidad para vivir en la escena dignamente, aun sabiendo que estaba de antemano condenado. Fue convincente su imposible dúo de amor con la Elvira de Meade.

Franco Vasallo, dibujó un Carlo, rey de España y emperador del Sacro-Imperio (apropiada la bandera que se despliega en escena) con todas las contradicciones de un rey omnipotente por derecho divino. Buena voz de barítono, reconocida trayectoria, por momentos voluble, afrontó con denuedo un rol nada fácil y de los más presentes en escena.

Elegantísimo el don Ruy Gómez de Silva de Eugeny Stavinsky, sobrio, severo, implacable. Muy agradable voz de bajo, aunque no estentórea, convence, acompaña, exige y fascina por el contraste que establece con el resto de los miembros del cuarteto.

Adecuado y esforzado seguimiento de la historia y sus héroes y heroína, los acompañantes Laura Orueta, en Giovanna, Matheus Pompeu como don Riccardo  y Javier Castañeda (Yago).

Hubo aplausos para todos y vivas y una especie de celebración del casi comienzo del verano, en una tarde nubosa y gris en Valencia sin embargo (llovió al mediodía, un solemne chaparrón). Había habituales del foro, abonados, espontáneos, críticos de fuera, muchos turistas de todas partes, que parecía encantados, muy contentos. 

Esperemos que la próxima temporada sea por lo menos igual de gozosa que esta y entonces será también un lujo, un disfrute. Enhorabuena.

Alicia Perris

Miguel Lorenzo y Mikel Ponce son los fotógrafos de Les Arts.

Última foto de saludo: Julio Serrano

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