Comedia lírica en tres actos. Música de FEDERICO MORENO TORROBA. Libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. 21 de junio de 2023
Estrenada en el Teatro Calderón de Madrid, el 26 de marzo de 1932
Producción del Teatro de la Zarzuela (2021)
Ficha Artística
Dirección musical, MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ-MARTÍNEZ
Dirección de escena, DAVIDE LIVERMORE
Escenografía, GIÒ FORMA
Vestuario, MARIANA FRACASSO
Iluminación, ANTONIO CASTRO
Coreografía, NURIA CASTEJÓN
Diseño audiovisual, PEDRO CHAMIZO
Dirección de reposición, EMILIO JOSÉ LÓPEZ PENA
Reparto
Luisa Fernanda, CARMEN ARTAZA
Vidal Hernando, JUAN JESÚS RODRÍGUEZ
Carolina, SABINA PUÉRTOLAS
Javier Moreno, ISMAEL JORDI
Doña Marian, MARÍA JOSÉ SUÁREZ
Rosita, NURIA GARCÍA-ARRÉS
Don Florito, EMILIO SÁNCHEZ
Luis Nogales, ANTONIO TORRES
Aníbal, DIDIER OTAOLA.
Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular del Teatro de La
Zarzuela
Coro Titular del Teatro de La Zarzuela. Director, ANTONIO FAURÓ
Dedicada a la infanta de España, Luisa Fernanda de Borbón y
ambientada en Madrid y provincia de Cáceres, se estrenó en el Teatro Calderón
de la capital el 26 de marzo de 1932.
Es la cuarta zarzuela de Moreno
Torroba, y su primer gran éxito. Se la considera una representante
sobresaliente de ese género musical, y una de las más distinguidas de la
literatura musical española. De hecho,
algunas de sus frases forman ya parte de la cultura popular. La acción de esta zarzuela comienza en la ciudad de Madrid, durante el
reinado de Isabel II, en los momentos previos a la revolución de 1868, y acaba
en una casa extremeña tras el destronamiento de Isabel II con La Gloriosa.
Muchos de los fragmentos de esta zarzuela tan querida por los
públicos afines y no, en general, han pasado al inconsciente colectivo español,
que a veces canturrea o utiliza piezas de Luisa Fernanda en la vida cotidiana o
incluso en la narrativa periodística. Ejemplo de ello podrían ser, en el primer
acto «Marchaba a ser soldado», habanera popularmente conocida como «El
soldadito», e interpretada en la zarzuela por un personaje secundario, un
mendigo con un organillo, tuvo una versión a cargo del grupo pop La Compañía y
un éxito que todavía se recuerda y se canta.
O, «De este apacible rincón de Madrid», la romanza de Javier Moreno
y en el segundo acto, «A San Antonio, como es un santo casamentero»,
popularmente conocida como «Mazurca de las sombrillas», que consta
de una introducción, a la que sigue un coro con un dueto cantado por Carolina y
Javier Moreno.
Lo mismo sucede con «Para comprar a un hombre», dúo de Carolina y
Vidal Hernando o la inefable «Cuánto
tiempo sin verte, Luisa Fernanda», terceto entre Luisa Fernanda, Javier y Vidal
y en el tercer acto, «En una dehesa de la Extremadura», escena coral de los
vareadores, que incluye «Ay, mi morena», romanza de Vidal Hernando. A esto hay
que añadir que existen dos romanzas más que apenas se cantan en los montajes
actuales.
Como explican los responsables de programación del coliseo de la
calle de Jovellanos, tras el éxito en 2021 sobre este escenario y después de
haber recalado en el Palacio de festivales de Santander, se cierra la temporada
lírica con la reposición de ‘Luisa Fernanda’.
De esta manera, son válidos los comentarios escritos a propósito de
la versión original de 2021 para esta partitura por quien firma esta reseña:
“Como la Historia es realmente la partera de todas las cosas, un rápido vistazo
al siglo XIX español: comienza con la invasión Napoleónica, la farsa de Bayona,
el corto reinado de José Bonaparte en la Península, la derrota francesa que los
españoles no supieron aprovechar posteriormente en el Congreso de Viena, nuevo
reparto de la Europa postrevolucionaria. Fernando VII reconstituido como rey de
España, a pesar de que no cumplió ninguno de los compromisos para
“reincorporarse al puesto” hereditario.
Su hija, Isabel II, casada con un primo inadecuado pero de la
familia, fue expulsada al exilio. Demasiado frecuentes y ominosos los
pronunciamientos y golpes de estado, que tan bien casarían con posterioridad
como paradigma en los ejércitos de las antiguas colonias americanas hasta hoy.
Su hijo Alfonso XII retomará el poder, el turnismo a la británica modelo
Cánovas del castillo, a lo que hay que incorporar la efímera primera República.
Con estos mimbres, se ideaban las partituras de época, empapadas en
los acontecimientos sociales, políticos y constitucionales o castrenses, que
dejaban de tener importancia en un género como la zarzuela, que supeditaba,
como era lógico, las grandes líneas históricas a las emociones, los afectos y
las desventuras de todo tipo de los personajes novelescos.
Davide Livermore, responsable de lo que ocurre en el palcoscenico, apreciado más por unos públicos y otras críticas que por otras, tiene sin embargo, relevancia. Fue varias temporadas como gerente del Palau de les Arts en Valencia e inauguró las dos últimas temporadas de La Scala de Milán”.
Así, con Luisa Fernanda vuelve al Teatro de la Zarzuela un clásico
de los escenarios líricos españoles y americanos, con el regista italiano
Davide Livermore, desplegando color, texturas, gracia y optimismo en una
concepción del teatro y del género español que desprende una visión muy
particular, contestada por algunos a la hora de los aplausos del estreno. El
escenario, pues, se concibe como un espacio arquitectónico reconocible de
Madrid, “un mundo figurativo o desfigurado que evoluciona en 360 grados ante
nuestros propios ojos…”, como explica el propio Livermore, que utiliza a
discreción técnicas y recursos del lenguaje cinematográfico inspirados en obras
del séptimo arte.
Preciosa la inclusión de la danza, con buenos y sensibles
bailarines, que lo dan todo, (coreografía Nuria
Castejón) con una iluminación, coreografía y vestuario relucientes y
burbujeantes. Las sombrillas que se abren y se cierran son una oportunidad de
elevarnos musical y espiritualmente, buscando una línea de fuga que nos permita
soñar. Es una geografía completamente solar, a diferencia de la moda que desde
hace décadas, vienen arrastrando algunos creadores escénicos de feísmo,
grisura, pobreza (que no tiene nada que ver con el teatro “povero” de antaño) y
sobre todo, falta de imaginación, chatura y
ausencia avara de inversiones claras en decorados, vestuarios o,
incluso, elencos. Intentando hacer pasar lo barato, por inspirado.
Excelente reparto y grandes voces, algunas ya bien cuajadas como las
de Ismael Jordi, lírico-ligero que
destaca en la línea de canto, técnica, agudos sin esfuerzo y actuación gentil y
decidida. Sin embargo, tiene edad y capacidad para seguir creciendo.
La protagonista, Carmen
Artaza, que ganó el 58 Concurso Viñas, tiene todo lo que hace falta teatral
como vocalmente para construir una protagonista galana, activa, sabedora de la
vida, sin perder sin embargo lozanía y frescura. Es otra de las artistas a
quien le aguarda una larga y fecunda trayectoria, para sumar a lo que ha
logrado hasta hoy.
El barítono Juan Jesús
Rodríguez deslumbró como siempre con un caudal espectacular de voz
agradable, elegante, bien timbrada, ilumina su actuación y extiende su efecto
de halo sobre el resto de compañeros, donde destacó como siempre con su saber
hacer y cantar, la mezzo María José
Suárez como Doña Mariana y la duquesa Carolina, defendiendo un papel agradecido, que engalanó con una
actuación bien perfilada y segura, Sabina
Puértolas.
Siguiendo con los cantantes, buena labor de la Rosita, de Nuria
García Arrés, El Don Florito, de Emilio
Sánchez, muy apropiado el Luis Nogales de Antonio Torres y también
Aníbal, con Didier Otaola. Además, Rafael Delgado en doble rol, César Diéguez como Bizco Porras, el posadero, una camarera a cargo de Julia Barbosa y el párroco de Román
Fernández-Cañadas, del Coro Titular del teatro de La Zarzuela.
Fantástico además como suele el Coro cuya responsabilidad y
pedagogía ostenta Antonio Fauró y
adaptada y generosa batuta del maestro Gómez
Martínez, un todoterreno que siempre consigue acoplarse a lo que se
presenta en el escenario y en las salas, contribuyendo con facilidad a un
lucido resultado final.
El público, fiel, entregado, en corrillos de los habituales,
muchos, acompañó con aplausos, se rió, sonrió y festejó las circunstancias de
este “apacible rincón de Madrid” (pero fogoso y apasionado).
Alicia Perris
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