La propuesta estuvo
dedicado a Mozart, Beethoven y Brahms, un legado que a veces suscita dudas
respecto a su autoría, pero que en todo caso es un manantial de sonido para
poder gozar de dos instrumentos tan emblemáticos como el violín y el piano, que
se complementan a la perfección. Detallado y completo como siempre el programa
de mano que firma Juan Manuel Viana.
Comenzó la audición
con la Sonata
para Violín y Piano en Sol Mayor, KV 301 de Wolfang Amadeus Mozart (
1756-1791), que forma parte de las conocidas como “Palatinas” .Con solo dos
movimientos, es de un estilo de una frescura casi apropiada para la danza.
Después del
intermedio, la Sonatensatz ,
Woo 2 de Johannes Brahms (1833-1897),
una pieza llena de brío, donde el violín tiene la oportunidad de explayarse a
fondo y de lucirse.
Para finalizar, la Sonata para Violín y Piano
No. 3 en Re menor, Op.108, cuyos esbozos se retrotraen al verano de 1886. A Clara Schumann, que
recibió del maestro una copia de la obra le pareció “un regalo maravilloso y le
gustó más que ningún otro su tercer movimiento”.
El violinista Pinchas Zukerman lleva cuatro décadas
iluminando a un público entregado con su musicalidad y la limpieza de su
ejecución gracias a un instrumento
tentador, pero difícil, con un peso y una entidad propios en la literatura
musical del Romanticismo especialmente.
Nacido en Tel Aviv en
1948, llegó a América en 1962, donde estudió en la mítica Juilliard School con
Iván Galamian. Recibió numerosos premios también por una discografía
abundantísima que le ha dado 21 nominaciones en los Grammy y dos galardones.
Como pedagogo, está al
frente del “Pinchas Zukerman Performance Program” en la Escuela de Música de Manhattan
y su actividad llega incluso a Canadá, donde ha creado el NAC Instituto para
Estudios Orquestales y el Instituto de verano con una dedicación especial a
jóvenes artistas, compositores y directores.
De Canadá también es
la pianista Angela Cheng, que suele actuar con conocidas orquestas de Estados
Unidos y con la
Filarmónica de Israel. A menudo de gira con Pinchas Zukerman
y los Zukerman Chamber Players también por Oriente, fue la ganadora de la
medalla de oro de la Artur Rubinstein
Competition y la primera canadiense en ganar la Montreal Piano Competition.
Cheng y el violinista
israelí tocan como lo que son: dos antiguos músicos muy frecuentados y amigos que se entienden
incluso sin mirarse, tal es su capacidad de tocar a dúo y la absoluta precisión
en el tempo con que enmarcan sus interpretaciones, limpias y perfeccionistas en
los dos casos. Llevan interiorizado el ritmo y la melodía con naturalidad y
exactitud.
Un despliegue ascético
y contenido aunque no distante, le da a su música un sentimiento y un estilo
únicos, que el público del Auditorio Nacional supo recompensar con abundantes
aplausos. Los artistas respondieron con otra creación, esta vez de Paganini,
que redondeó una noche pródiga en talento y en saber hacer. Un gusto.
Alicia Perris
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