viernes, 23 de mayo de 2025

LA ORQUESTA DE CÁMARA DE LA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BAVIERA: DELICIOSO CONCIERTO EN EL AUDITORIO NACIONAL (HISPANIA CONCERTALIA)

Hispania Concertalia. Universo Romántico. Orquesta de Cámara, Sinfónica de la Radio de Baviera. Radoslaw Szule, concertino/director. Iván Martín, piano. Auditorio nacional, 22 de mayo, 2025

Programa

Antonín Dvořák (1841-1904)

Nocturno en Si mayor, op. 40

Frédéric Chopin (1810-1849)

Concierto nº 2 para piano y orquesta

Peter-Ilitch Tchaikovsky (1810-1849)

Serenata para cuerdas op. 48

La Orquesta de Cámara de la Orquesta Sinfónica de la Radio Televisión Bávara fue fundada en el año 2000 por Radoslaw Szulc y Karl Wagner. Llega al Auditorio dentro del fantástico patrocinio de Hispania Concertalia. Es un colectivo variable con un espíritu de conjunto de música de cámara, principalmente concebida como una asociación de virtuosos. Radoslaw Szulc asume la dirección artística como primus inter pares. La Orquesta escande como es habitual en las interpretaciones de los músicos de Alemania o Austria, un tempo, un ritmo y una capacidad expresiva características, aunadas con una sonoridad redonda.

Según la evaluación del Süddeutsche Zeitung, con la que esta cronista está perfectamente de acuerdo, el ensemble "...desde el principio se mostró de primera clase, con su propia contundencia de inmediato. La música es muy refinada, con estructuras de comunicación diferenciadas, espontánea... y da importancia a la redondez del sonido logrando el ideal buscado mediante una máxima precisión interpretativa".

Ha grabado en 2011, en Deutsche Grammophon, que lanzó los conciertos para piano de Mozart en fa mayor, KV 459, y en la mayor, KV 488, interpretados por Hélène Grimaud, conciertos de Bach con Lisa Batiashvili y acompañantes de primera línea como Lang Lang, Julia Fischer, Mischa Maisky, Sabine Meyer, Pinchas Zukerman, Diana Damrau, Igor Levit, Vadim Repin, Janine Jansen y Maxim Vengerov, entred otros artistas.

Por su parte, el director y concertino Radoslaw Szulc, polaco, es la tercera generación de una familia de violinistas y recibió sus primeras lecciones de su madre, Halszka Süss. Ha recibido varios premios en competiciones internacionales, como el Concurso Wieniawski en Polonia, el Concurso Sarasate en Pamplona, el Concurso Spohr en Friburgo, el Concurso Sibelius en Helsinki y el Concurso Kreisler en Viena. Muy premiado en todo el mundo y colabora con formaciones internacionales de mucho calado.

En cuanto al pianista, Iván Martín nació en Las Palmas de Gran Canaria. Se encuentra participando con casi la totalidad de las orquestas españolas, así como con la Orquesta Filarmónica de Londres, Berliner Konzerthausorchester, Wiener Kammerorchester, Orquesta de París, Orquesta Filarmónica de Estrasburgo, Orquesta Sinfónica, Giuseppe Verdi” de Milán, Virtuosos de Praga, Orquesta Filarmónica de Helsinki, Orquesta Filarmónica de Zagreb, Polish Chamber Orchestra, Sinfonia Varsovia…  con directores muy reconocidos. Está fogueado en festivales, conciertos, grabaciones, con diferentes orquestas y grupos de cámara, cantantes y responsables artísticos en los foros más destacados de la música clásica. Ha hecho asimismo radio y televisión.

La velada comenzó con suavidad y un espíritu concentrado e intimista, con el Nocturno en si mayor, Op. 40 (B. 47), una composición de un solo movimiento para orquesta de cuerda de Antonín Dvořák, publicada en 1883. La obra se originó como el movimiento lento, Andante religioso, del primer cuarteto de cuerda del compositor citado n.º 4 en mi menor, de 1870, inédito durante su vida. El movimiento fue adaptado e incluido en su Quinteto de cuerda n.º 2 en sol, de 1875. Además de la versión para orquesta de cuerdas (B. 47), realizó versiones para violín y piano (B. 48a) y piano a cuatro manos (B. 48b).

La partitura en si mayor presenta como se dijo un ambiente tranquilo, que los intérpretes van desgranando con placidez, vestidos de gala y de pie, una medio sonrisa en los labios de muchos, perfecta la respiración, acompañados por la sabia mano del concertino y director, Radoslaw Szulc, en perfecta sintonía con sus colegas de las cuerdas, la misma que desplegará en un momento posterior con el solista Iván Martín.

Después de una simple introducción en octavas, hay una sección larga, con una melodía sinuosa sobre una nota pedal de fa que da una sensación de anticipación dando paso luego a una sección más animada. Finalmente hay un retorno, sin sensación de anticipación, a la evocación original.

Los músicos consiguen un sonido cristalino, pulcro, con mucho cuerpo, teniendo en cuenta que se trata de unos pocos integrantes para una situación de cámara, pero el resultado es magnífico y apetecible. Relajante y terapéutico. Holístico.

Luego de la apertura, el Concierto para piano n.º 2 en fa menor, Op. 21 de Frédéric Chopin, uno de los dos conciertos para piano del compositor polaco. Terminado a finales de 1829 y estrenado en Varsovia en marzo de 1830 por el propio compositor al piano, está dedicado a la condesa Delfina Potocka. Pese a haberse publicado en segundo lugar, en realidad es anterior al Concierto n.º 1, y es más dramático que este. Los efectivos orquestales son maderas a dos, dos trompas, dos trompetas, un trombón, timbales y cuerdas. Como curiosidad, podría recordarse que uno de sus mejores intérpretes ha sido el pianista polaco Arthur Rubinstein.

El concierto está estructurado en tres movimientos: Maestoso. Escrito en forma sonata. Es una amplia introducción orquestal haciendo esperar al piano de Iván Martín que expone los dos temas principales. Cuando irrumpe este instrumento con brillantez, ya no dejará su puesto privilegiado: éste será el que lleve el protagonismo en todo el movimiento.

Total entendimiento del solista con la orquesta camerística y su director, demostrando al teclado una técnica apropiada, excelente manejo del pedal y con las dos manos dotadas de sólida eficacia y seguridad. Logra imprimir a Chopin a la vez el brío, la potencia y la delicadeza con que el maestro polaco dibuja sus páginas del más inspirado Romanticismo.

El Larghetto también es personal y amoroso, inspirado por un amor de juventud de Chopin: la soprano Konstancja Gładkowska. Tiene una estructura tripartita, con las secciones extremas plenas de geografías emocionales claras, mientras que la central tiene un contrastado sentido dramático. La línea cantabile está adornada con una escritura a veces lánguida y otras de indudable contemplación erótica, pero siempre dentro de un marco de elegancia sublimada y casi etérea.

El último movimiento, Allegro vivace, fue escrito en forma de rondó y tiene dos temas principales: el primero habitado por una evidente sencillez y encanto, mientras que el segundo es casi una mazurca de claro sabor polaco. El piano juega con ambos temas, en un clima desenfadado y muy luminoso acompañado por una orquesta en la que domina la cuerda. El director y el intérprete prácticamente lo enlazaron con la segunda fracción, de forma intuitiva, probablemente ante los aplausos de una parte del público, inadecuados, al final del primer movimiento.

La Serenata para cuerdas en Do mayor, op. 48 de Chaikovski tiene 4 movimientos: el Pezzo in forma di sonatina: Andante non troppo — Allegro moderato, Valse: Moderato — Tempo di valse, Élégie: Larghetto elegiaco y el Finale (Tema russo): Andante — Allegro con spirito.

Chaikovski tenía la intención de que el primer movimiento fuera una imitación del estilo de Mozart, y estaba basada en la forma de la sonatina clásica, con una introducción lenta. Según musicólogos expertos de amplia difusión, “La agitada introducción Andante de 36 compases lleva la indicación "sempre marcatissimo" y llena de dobles cuerdas en los violines y violas, formando imponentes estructuras acordales. Esta introducción es reiterada al final del movimiento, y luego vuelve a aparecer, transformado, en la coda del cuarto movimiento, enlazando la totalidad de la obra en conjunto”. En la segunda página de la partitura de Tchaikovsky escribió, "Cuantos más músicos en la orquesta de cuerda, más estará en conformidad con los deseos del autor." El segundo movimiento, el Vals, se ha convertido en una pieza popular en su propio derecho y muy escuchada.

La Serenata se estrenó en un concierto privado en el Conservatorio de Moscú el 3 de diciembre de 1880. Su primera interpretación en público fue en San Petersburgo el 30 de octubre de 1881 con la dirección de Eduard Napravnik.

Fue una tarde musical de lujo, con la propina además de Iván Martín, resuelta, corta pero más que justa dadas las circunstancias y la audiencia, que no completaba el aforo del Auditorio, premió las actuaciones, como un corpus perfeccionista y generoso, con vítores, vivas y aplausos, muy merecidos, para todos.

Alicia Perris

Fotos 2 y 3, Julio Serrano

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