sábado, 22 de abril de 2023

EXPOSICIÓN EL DORADO, UN TERRITORIO. PROA, BUENOS AIRES. UN LIBRO: ¿HOLA? REQUIEM PARA EL TELÉFONO DE MARTIN KOHAN

 

 1 de abril - agosto, 2023

Idea y Proyecto: Americas Society, New York - Museo Amparo, Puebla - Fundación Proa, Buenos Aires


Comité Curatorial: Aimé Iglesias Lukin - Ramiro Martínez - Adriana Rosenberg



Auspician: Tenaris - Ternium

El dorado. Un territorio

Llega a Proa la exhibición que revisa el mito de El dorado en América a partir de una selección de obras contemporáneas de distintos países del continente

“El dorado. Un territorio”, la nueva exhibición que llega a las salas de Proa desde el 1 de abril y hasta agosto próximo, es una oportunidad para revisar el impacto de uno de los mitos americanos más influyentes en la historia de la humanidad.

Procedentes de instituciones públicas y privadas, y colecciones particulares, un conjunto de obras de artistas latinoamericanos atraviesa - mediante videos, instalaciones y performances -  temas que van desde la materialidad, el sincretismo, los procesos de transformación y el paisaje de un territorio pródigo en recursos y materias primas que cambiaron el mundo a partir del siglo XVI.

Agrupadas en distintos núcleos argumentales se presentan piezas emblemáticas como la balsa de Clorindo Testa, los experimentos con la papa de Víctor Grippo y los mensajes dorados de Mathias Goeritz, Stefan Brüggemann, Laura Vinci, Leda Catunda y Olga de Amaral; se suman Pedro Terán, Mazenett & Quiroga, Andrés Bedoya, Betsabée Romero, Ximena Garrido Lecca, Santiago Montoya, Gastón Ugalde, Iván Argote, Tania Candiani, Florencia Sadir y Benvenuto Chavajay Ixtetela; Marta Minujín paga la deuda externa argentina con maíz y Evi Tártari construye textiles con chalas, entre otras obras que conviven con objetos originales del período colonial cedidos en préstamo por el Museo Fernández Blanco, entre ellos, la serie de capas pluviales, el par de alas de plata y una coquera realizada en el mismo material durante el siglo XIX.

“El dorado. Un territorio” es un proyecto conjunto de Fundación Proa, Americas Society y el Museo Amparo. Las tres instituciones se reunieron entre 2021 y 2022 para profundizar en la problemática del mito de El dorado y su vigencia. El resultado de esta iniciativa se estructura en tres exhibiciones, no itinerantes, a desarrollarse a lo largo de 2023 y 2024 en Buenos Aires, Nueva York y Puebla. 

Cada una de ellas busca reflejar dilemas y puntos de vista propios sobre la leyenda y el alcance que tuvo en sus respectivas regiones. El proyecto curatorial se inaugura en Proa el sábado 1 de abril del 2023, con la exposición en las salas y un programa público educativo compartido por las tres instituciones

“El dorado, ¿existió o no? Proa decide abordar el tema a partir de esta pregunta, para buscar respuestas en el territorio. ¿El dorado existió a través de las materias primas y la inmensidad de recursos que había en América?. Marta Minujín lo expresa en su obra Pago de la deuda externa argentina a Andy Warhol, en la que salda la deuda con maíz. 

Podemos decir que todas esas riquezas del Nuevo Mundo cambiaron la vida cotidiana de Oriente y Occidente, por supuesto, sin olvidar el costo y las consecuencias que tuvo para los protagonistas”  explica Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa. “¿Por qué obras de arte contemporáneo, y no históricas? 

En principio, somos un centro de arte contemporáneo, y creemos que revisitar la historia exige hacerlo con herramientas del presente como el video, la fotografía, las instalaciones. Es el lenguaje al que estamos acostumbrados, tanto el artista como el espectador”. “El dorado. Un territorio” está concebida por el equipo de Fundación Proa sobre la base de la investigación realizada durante el Seminario a cargo de Edward Sullivan.

 EL MITO DEL DORADO

 El supuesto caudal de metales preciosos y extraordinarias riquezas que se encontraban en América despertó la fascinación de los aventureros en el siglo XV, entonces convencidos de la existencia real de un lugar llamado El dorado, una “región de riquezas incalculables, cuya imagen surge del relato deformado de las ceremonias de los chibchas en la laguna del rey Guatavita y despliega luego en el imaginario de la mítica ciudad de Manoa. 

Se trata de un auténtico u-topos, un no-lugar cuyo espejismo desata las más exageradas ilusiones, motoriza penosas aventuras y acaba en tremendas acciones” escribía en sus apuntes Graciela Sarti, a propósito de un ensayo publicado en 1990 por el Grupo CAyC.

 Esos tesoros yacían a lo largo y ancho del continente y eran sustento esencial de las comunidades locales. Papa, batata, maíz, territorio, América del sur, oro latinoamericano, artesanía y alimentos aparecen en las obras de los artistas convocados que exploran esos recursos naturales en un lenguaje contemporáneo.

EL DORADO. UN TERRITORIO, LA EXHIBICIÓN

La balsa, el viaje y el río dan inicio al recorrido haciendo énfasis en el revisionismo crítico sobre la historia de El dorado mediante las obras de Clorindo Testa, Fernando Bryce, Carolina Caycedo y Víctor Grippo. Los motivos del oro están pensados en términos generales, aquí asociados al espejismo, a la fantasía.

El dorado como representación y materialidad en el territorio plástico se aprecia en los monocromos de Mathias Goeritz y Stefan Brüggemann, y lo vemos aplicado a la idea de poder en las capas pluviales del Museo Fernández Blanco y en las piezas de Leda Catunda. Andrés Bedoya, Tania Candiani y Sandra Gamarra son algunos de los artistas que recuperan técnicas, sabidurías ancestrales, mitologías de sus países de origen y rescatan el tejido, la artesanía, el idioma y el paisaje. 

El espectador se sumerge en el territorio del mito y sus riquezas de la mano de las fotografías de Mazenett & Quiroga, dúo de artistas colombianos que trabaja sobre el paisaje del Amazonas y el sitio donde se extrajo el metal; aparecen el maíz y el caucho en el trabajo de Betsabée Romero, la hoja de coca en el de Gastón Ugalde. 

El cacao surge con forma de chocolate en las figuras de Santiago Montoya, el cobre en la de Ximena Garrido Lecca, que se ocupa de pensar el territorio peruano en términos de lo que le dio al mundo y en el hecho de haberse convertido en el segundo exportador de cobre del planeta. “Vuelan” las moscas de Andrés Bedoya, destacan el par de alas y las monedas de plata que evocan los procesos dramáticos de la explotación de este metal en las minas de Potosí, y que introdujeron el concepto de valor y le dieron la riqueza a España.

Si pensamos esta exhibición como un viaje por el túnel del tiempo, al final de la escena el espectador podrá visualizar lo que podría considerarse el verdadero dorado: la papa, el maíz, el tomate, la batata. 

Eso parece expresar Marta Minujín, que paga la deuda externa a Andy Warhol con maíz, mientras que el guatemalteco Benvenuto Chavajay Ixtetela recupera la historia reciente de la violencia en Colombia, Venezuela y Guatemala apelando a esa narrativa para construir elotes o choclos con balas. 

La artista tucumana Evi Tártari hace telas y cortinas de chala para resaltar la importancia del choclo en su tierra. La ruta de la papa, la papa de Víctor Grippo, la batata de Iván Argote y la pieza de Tania Candiani teñida de rojo con tinta de cochinilla nos recuerdan a otros de los commodities que América legó al mundo.

Comité curatorial: Adriana Rosenberg - Aimé Iglesias Lukin - Ramiro Martínez

Coordinación Seminario Académico: Edward J. Sullivan

Asistentes curatoriales: Manuela Hansen - Tie Jojima - Maite Paramio

https://www.proa.org/esp/exhibicion-proa-el-dorado-2-presentacion.php



Editorial: EDICIONES GODOT (31/10/2022)
Resumen:

El teléfono es hoy (o parece ser) un objeto caído en desuso. Si en algún momento era el principal medio por el cual una persona podía comunicarse con otra y esa era su única función, hoy ha mutado (de “teléfono de línea” a “celular”), y ha dejado de cumplir esa única función para ser un dispositivo que sirve para muchas otras cosas: sacar fotos, enviar mensajes de audio, filmar, navegar por Internet. Pero no para hablar.

El dato es que las conversaciones telefónicas empiezan ritualmente así, diciendo “¿Hola?”, deteniéndose antes que nada en el propio canal de la comunicación, constatando una y otra vez, y antes de empezar la conversación propiamente dicha, que el canal efectivamente está y que anda perfectamente bien. 

Como si un resto de asombro ante el hecho mismo de que el teléfono exista no pudiese sino aflorar ante cada llamado y ante cada respuesta, como si cada conversación telefónica no pudiese sino verse antecedida por una especie de homenaje implícito ante el prodigio, nunca asimilado del todo, de poder hablar con otro aunque el otro no esté ahí. Martín Kohan

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