Solista/s: Ruggero Raimondi,
barítono
Sabina Puértolas, soprano
Marina Pardo, mezzosoprano
Jose Cura, tenor y regista
Rosa Torres - Pardo, piano
Sabina Puértolas, soprano
Marina Pardo, mezzosoprano
Jose Cura, tenor y regista
Rosa Torres - Pardo, piano
Obras:
G. Rossini (1792-1868)
El Barbero de Sevilla, "La Calunnia"
R. Leoncavallo (1857-1919)
Pagliacci "Si può?"
G. Puccini (1858-1924)
Gianni Schicchi "O mio babbino caro"
Tosca "Te deum"
Tosca "E lucevan le stelle"
La Bohème, "Quando m' in vo'"
H. Panizza (1875-1967)
Aurora “Canción a la Bandera”
A. de Curtis, “Totó” (1898-1967)
De Curtis, "Malafemmena".
El Barbero de Sevilla, "La Calunnia"
R. Leoncavallo (1857-1919)
Pagliacci "Si può?"
G. Puccini (1858-1924)
Gianni Schicchi "O mio babbino caro"
Tosca "Te deum"
Tosca "E lucevan le stelle"
La Bohème, "Quando m' in vo'"
H. Panizza (1875-1967)
Aurora “Canción a la Bandera”
A. de Curtis, “Totó” (1898-1967)
De Curtis, "Malafemmena".
Di Capua- Russo, "I te
vurría vassà".
Gador Enríquez. Huellas en la arena.
Gador Enríquez. Huellas en la arena.
Barcarolle de Los cuentos de
Hoffmann, de Jacques Offenbach (1819-1880)
C. Guastavino 1912-2000)
La rosa y el sauce
José Cura - P. Neruda (1904-1973)
Pensé morir
C. Guastavino 1912-2000)
La rosa y el sauce
José Cura - P. Neruda (1904-1973)
Pensé morir
Franz Léhar (1870-1948), La
viuda alegre (Canción de Vilja)
Manuel Penella Moreno
(1880-1939).
Todas las mañanitas (D.Gil de
Alcalá)
M. de Falla (1876-1946).La danza del fuego, “Canción del fuego Fatuo”
Especial velada la del jueves en el Auditorio Nacional, un público diferente: emocional, entusiasta, dispuesto y disponible. La Fundación Prodis reunió a un ramillete de artistas para organizar una gala llena de encanto y ternura, con gran asistencia de lo que la presentadora, miembro de la institución, definió como “jóvenes de unas capacidades diferentes”.
Quien haya trabajado o interactuado con chicos con Síndrome de Down,
sabe perfectamente la calidez de su trato, su interés por el acercamiento, por
aprender, por integrarse en una sociedad que a menudo resulta no haber sido
concebida para ellos. Son una delicia.
Dicen los organizadores en el programa de mano que “Este año la
Fundación Prodis celebra su 15 aniversario. En estos años nos hemos esforzado
para acercar la discapacidad intelectual a la sociedad, persiguiendo el
objetivo de proporcionar los apoyos necesarios a las cuatrocientas personas con
las que trabajamos actualmente, para mejorar su calidad de vida, ayudándoles en
su desarrollo personal y en su inclusión social y laboral. La recaudación de
este concierto irá destinada a sufragar parte de los gastos de los programas y
servicios que se desarrollan en Prodis. Queremos aprovechar esta ocasión
para reiterar nuestro profundo agradecimiento a todas las personas e
instituciones que hacéis y habéis hecho posible estos 15 años de intenso
trabajo”.
Grandes cantantes y músicos han participado a lo largo de estos años en
los recitales organizados por esa organización y esta vez le tocó el turno a
personajes conocidos internacionalmente, algunos muy consagrados, como el
barítono- bajo italiano Ruggero Raimondi o el tenor y regista argentino José
Cura.
Raimondi, profundamente implicado por motivos personales y familiares en
este proyecto, incluyó a los jóvenes de Prodis que estaban sentados en los
bancos del coro en su actuación, igual que hicieron el resto de los
participantes.
Sus perfomances en el cine con la Tosca, Rigoletto, la Carmen de Rossi, el
mítico Don Giovanni con Teresa Berganza o el Boris de Zulawski forman parte de
la leyenda cinematográfica. Ha sido también Don Quijote o Felipe II, cantando
de manera soberbia el aria del acto IV de Don Carlo de Verdi, que en esta
ocasión hubiera resultado demasiado melancólica. Muy graciosa en cambio su
recreación de La calunnia de Il barbiere de Rossini, excelente y con la típica
picardía de los tenorios del sur de Italia sus “Malaffemena y I´te vurría vasà.
José Cura estuvo fantástico y gallardo con su Si può de Pagliacci, conmovedor
en Lucevan le stelle, y muy especialmente y emocionantes para mí, sus versiones
de la Canción a la bandera extractada de un aria de tenor de la ópera Aurora de
Héctor Panizza, adoptada en homenaje al símbolo azulceleste de los argentinos, que
se canta cada día en los colegios, su creación de Pensé morir con letra de Pablo
Neruda, el poeta oceánico de Chile y por supuesto, La rosa y el sauce del
maestro argentino Carlos Guastavino. Guastavino es junto con Alberto Ginastera
punta de lanza de la composición en Argentina, como Heitor Villalobos en
Brasil.
Se da la circunstancia de que el compositor y pianista de la patria de Carlos
Gardel me dio clases de canto en los años míticos en que yo asistía el Conservatorio
Nacional de Música Carlos López Buchardo de Buenos Aires, así que escuchar esta
partitura, que él mismo tocaba al piano y nos dirigía en aquellos tiempos,
renegando con pasión de nuestra evidente desafinación, me retrotrajeron décadas
atrás en el tiempo. Y conmovieron hasta los cimientos mi personal palacio de la
memoria.
La soprano española Sabina Puértolas, graciosa, entregada y con una buena
línea vocal cantó muy bien Mio babbino caro, Quando m´in vo´de Puccini y la Canción
de Vilja de La viuda alegre. Tiene gusto y una inmejorable relación con la
mezzosoprano Marina Pardo que ofreció la Canción del fuego fatuo y Todas las
mañanitas y la Barcarolle de los Cuentos de Hoffmann junto a Puértolas. La
mezzo tiene un amplio registro y una voz delicada y ajustada, bien conseguida.
Buen dúo de voces femeninas para acompañar a Raimondi y Cura, igual que la
discreción absoluta del la agrupación vocal Coralia que se lució igual que la
reconocida pianista española Rosa Torres- Pardo como solista en la Danza del
fuego de El amor brujo de Falla y como acompañante durante toda la
representación. Torres- Pardo siempre mucho mejor y brillante cuando no
frecuenta los forte, que suele gestionar con enérgicos acompañamientos de pie.
El público, que incluyó al ex Ministro de Justicia del actual gobierno de
España Alberto Gallardón y a la
alcaldesa de Madrid Ana Botella, junto a familiares, conocidos o
voluntarios volcados en la cooperación con proyectos de este tipo aplaudió
mucho y animaron a los participantes de Prodis, igual que los artistas que
hicieron del recital una noche inolvidable.
Después del concierto, saludos entre bastidores a los maestros José Cura y
Raimondi, que me dio dos veces la mano. Estaban encantados y satisfechos, esgrimiendo
la rosa roja que le habían ofrecido los chicos de Prodis, entusiasmados.
Exultantes.Tutti.
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