Estreno
mundial de la nueva versión para el Teatro Real. Drama lírico en un acto
y tres imágenes. Libreto de David Henry Hwang, traducido al castellano por
Osvaldo Golijov. Nueva presentación procedente de la Ópera de Santa Fe.
Director Musical: Alejo Pérez. Director de escena: Peter Sellars. Escenografía:
Gronk. Director del Coro: Andrés Máspero. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real (Coro intermezzo y
Orquesta Sinfónica de Madrid).
Reparto: Margarita Xirgu: Nuria Espert/Jessica Rivera. Federico García Lorca: Kelly O´Connor. Nuria: Nuria Rial. Ruiz Alonso: Jesús Montoya/Marco Berriel. José Tripaldi: Miguel Ángel Zapater y elenco. Músicos invitados: Efectos sonoros y sampler: Jeremy Flower. Cajón flamenco, congas, djembé: Gonzalo Grau. Guitarra flamenca: Adam del Monte. 8 de julio de 2012. 20 horas.
Se trata del último espectáculo que ofrece en esta
temporada el Teatro Real y es probable que estuviera casi el “tout Madrid” en
el coliseo madrileño.
Es un acontecimiento contar con el estreno en
Madrid del compositor argentino Osvaldo Golijov, de origen judío y residente
habitual cerca de Boston (Estados Unidos), que estuvo presente la noche de la
première.
La versión de la capital cuenta sobre todo con el
aliciente de ver una vez más a la actriz Nuria Espert, que, a través del
recitado de varios poemas del Diván del Tamarit del poeta granadino, enlaza una
partitura construida a base de diferentes momentos musicales originarios de
varios puntos lejanos en el mapa.
Esta composición, de profundo sentimiento español
sin embargo, rastrea las vicisitudes vitales de Margarita Xirgu, la actriz
emblemática de Lorca, la prefiguración y la consecución de su muerte intuida y
la herencia del que fuera y continúa siendo con toda probabilidad, el poeta más
leído y conocido de la España del siglo XX.
La desaparición o el secuestro de la vida de García
Lorca y el desconocimiento final de dónde se encuentran sus restos, lo
convierten en hermano de sangre y de infortunio de tantos desaparecidos que
contemporáneamente han jalonado la miseria y la vergüenza de las dictaduras.
Para más coincidencia, el ensayo general de
Ainadamar tuvo lugar el mismo día en que los tribunales argentinos condenaron
al dictador y represor Jorge Videla a 50 años de cárcel inapelables, por su
responsabilidad directa en la desaparición y apropiación de los bebés cuyos
padres y madres había mandado asesinar.
Textos algo obvios en el libreto, pero no por eso
menos dramáticos, en la medida en que estas circunstancias de abuso y genocidio
se repiten continuamente en muchos lugares del planeta.
La puesta en escena de Peter Sellars,
rendido al talento de Nuria Espert, acompaña bien la acción y le da aire al
final, cuando la parte trasera del escenario conecta en directo con la Plaza de
Ópera, sus autobuses y sus paseantes, como queriendo indicar que la vida se
sigue abriendo paso después de todo.
El coro, dirigido por Andrés Máspero, como siempre
magnífico en lo vocal y en lo actoral. Grande y sensible Alejo Pérez, el
director de orquesta argentino que ya iluminó la sala del teatro con la
dirección de su Rienzi. Ambigua la figura de Lorca, en la representación
femenina y asexuada de Kelly O´Connor,
potente y expresiva Jessica Rivera. La escenografía de Gronk, que pintó él
solo, sin equipo, recorre las arterias de un cubismo familiar, a lo Picasso,
con un toque difícil de encontrar de Klimt.
¿Y qué decir de Nuria Espert, que convocó a tantos
admiradores, detractores y curiosos la noche del estreno? Para muchos
excesivamente rígida y engolada, siente sin embargo los versos que recita, a su
manera, aunque alguna vez deslice un cambio casi imperceptible en las palabras
de Federico. Arropada por una túnica color hueso y con un peinado señorial y
recogido, impone su presencia sobre todo el desarrollo de la ópera como un hilo
conductor evidente.
Hubo muchos aplausos y quien comentó que parecía
oportunista volver a tratar el “tema” de García Lorca. Pero el poeta es aquí
mucho más que una cuestión literaria y su vida y su muerte siguen
resplandeciendo en la escena teatral, histórica y política de estas tierras,
con la pertinaz acusación de un fuego fatuo, que no claudica, que no se rinde y
que no desmayará nunca.
Fotos Javier del Real (Teatro Real)
Alicia Perris
No hay comentarios:
Publicar un comentario