viernes, 13 de julio de 2012

AINADAMAR, FUENTE DE LÁGRIMAS, LA ÓPERA DE OSVALDO GOLIJOV, EN EL REAL


Estreno  mundial de la nueva versión para el Teatro Real. Drama lírico en un acto y tres imágenes. Libreto de David Henry Hwang, traducido al castellano por Osvaldo Golijov. Nueva presentación procedente de la Ópera de Santa Fe. Director Musical: Alejo Pérez. Director de escena: Peter Sellars. Escenografía: Gronk. Director del Coro: Andrés Máspero. Coro y Orquesta  Titulares del Teatro Real (Coro intermezzo y Orquesta Sinfónica de Madrid).


Reparto: Margarita Xirgu: Nuria Espert/Jessica Rivera. Federico García Lorca: Kelly O´Connor. Nuria: Nuria Rial. Ruiz Alonso: Jesús Montoya/Marco Berriel. José Tripaldi: Miguel Ángel Zapater y elenco. Músicos invitados: Efectos sonoros y sampler: Jeremy Flower. Cajón flamenco, congas, djembé: Gonzalo Grau. Guitarra flamenca: Adam del Monte. 8 de julio de 2012. 20 horas.

Se trata del último espectáculo que ofrece en esta temporada el Teatro Real y es probable que estuviera casi el “tout Madrid” en el coliseo madrileño.
Es un acontecimiento contar con el estreno en Madrid del compositor argentino Osvaldo Golijov, de origen judío y residente habitual cerca de Boston (Estados Unidos), que estuvo presente la noche de la première.
La versión de la capital cuenta sobre todo con el aliciente de ver una vez más a la actriz Nuria Espert, que, a través del recitado de varios poemas del Diván del Tamarit del poeta granadino, enlaza una partitura construida a base de diferentes momentos musicales originarios de varios puntos lejanos en el mapa.
Esta composición, de profundo sentimiento español sin embargo, rastrea las vicisitudes vitales de Margarita Xirgu, la actriz emblemática de Lorca, la prefiguración y la consecución de su muerte intuida y la herencia del que fuera y continúa siendo con toda probabilidad, el poeta más leído y conocido de la España del siglo XX.

La desaparición o el secuestro de la vida de García Lorca y el desconocimiento final de dónde se encuentran sus restos, lo convierten en hermano de sangre y de infortunio de tantos desaparecidos que contemporáneamente han jalonado la miseria y la vergüenza de las dictaduras.
Para más coincidencia, el ensayo general de Ainadamar tuvo lugar el mismo día en que los tribunales argentinos condenaron al dictador y represor Jorge Videla a 50 años de cárcel inapelables, por su responsabilidad directa en la desaparición y apropiación de los bebés cuyos padres y madres había mandado asesinar.
Textos algo obvios en el libreto, pero no por eso menos dramáticos, en la medida en que estas circunstancias de abuso y genocidio se repiten continuamente en muchos lugares del planeta.
La puesta en escena de Peter Sellars, rendido al talento de Nuria Espert, acompaña bien la acción y le da aire al final, cuando la parte trasera del escenario conecta en directo con la Plaza de Ópera, sus autobuses y sus paseantes, como queriendo indicar que la vida se sigue abriendo paso después de todo.

El coro, dirigido por Andrés Máspero, como siempre magnífico en lo vocal y en lo actoral. Grande y sensible Alejo Pérez, el director de orquesta argentino que ya iluminó la sala del teatro con la dirección de su Rienzi. Ambigua la figura de Lorca, en la representación femenina y asexuada de  Kelly O´Connor, potente y expresiva Jessica Rivera. La escenografía de Gronk, que pintó él solo, sin equipo, recorre las arterias de un cubismo familiar, a lo Picasso, con un toque difícil de encontrar de Klimt.
¿Y qué decir de Nuria Espert, que convocó a tantos admiradores, detractores y curiosos la noche del estreno? Para muchos excesivamente rígida y engolada, siente sin embargo los versos que recita, a su manera, aunque alguna vez deslice un cambio casi imperceptible en las palabras de Federico. Arropada por una túnica color hueso y con un peinado señorial y recogido, impone su presencia sobre todo el desarrollo de la ópera como un hilo conductor evidente.
Hubo muchos aplausos y quien comentó que parecía oportunista volver a tratar el “tema” de García Lorca. Pero el poeta es aquí mucho más que una cuestión literaria y su vida y su muerte siguen resplandeciendo en la escena teatral, histórica y política de estas tierras, con la pertinaz acusación de un fuego fatuo, que no claudica, que no se rinde y que no desmayará nunca.
Fotos Javier del Real (Teatro Real)

Alicia Perris

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