viernes, 13 de julio de 2012

ENTREVISTA CON OSVALDO GOLIJOV. TEATRO REAL 6 DE JULIO 2012.


Nos sentamos en unos espaciosos sillones de unas de las plantas superiores del Real, por donde muy poco tiempo después, circularán los asistentes al Ensayo General de la ópera del maestro Golijov. La sensación de amplitud es enorme y la comodidad del espacio es también psicológica. Nos ofrecen unas aguas minerales para paliar los primeros calores del verano y empezamos.

A.P. Maestro Golijov, ¿es inevitable hablar de la inmigración, de la trashumancia, una vez más?
O.G. Creo que  no es tanta la carga que se le supone. Tanto yo como mis hermanos nos fuimos de Argentina. Ahora que tengo más de 50 años, veo que la mayor parte de la gente ha tenido esa experiencia: migraciones internas, externas, en China por ejemplo, es algo habitual, incluso en España hay mucha gente que ha salido de sus pueblos.
A.P. ¿Qué representa el fenómeno de Ainadamar en su trayectoria?
O.G. Es la ópera como arte vivo que se sigue renovando. El título es “fuente de lágrimas” y si la ópera misma puede seguir siendo un manantial,  una ópera cubista donde está la poesía como parte de la obra.


A.P. ¿Cómo le influyó aprender una lengua tan afectiva como el yiddish?
O.G. Pienso que mucho. Como dijo Isaac Bashevis Singer es un idioma donde los matices para descubrir la naturaleza humana son tan finos, creo que más finos que en ninguna otra lengua. La condición humana, no la nostalgia, la mirada filosófica se expresa en yiddish mejor que en ningún otro idioma y es una lengua muy dulce hecha de inmigraciones.
A.P. Cuando la escuchaba hablar en mi infancia a mis vecinos, mientras preparaban el gefilte fish u otras comidas tan propias, me sonaba una lengua íntima, como de puertas adentro, familiar…

O.G. Sí, parece que se derrite en la boca.
A.P. ¿Qué representó y sigue representando para Usted la Plata?
O.G. Se trata de una ciudad que en mi alma sigue estando muy viva, yo fui muy feliz de niño allí. Por supuesto que cuando voy de visita, es una nueva fuente de reflexiones. Uno trata de buscar  y parece que excavamos ruinas. No es que esté en ruinas, sino que pasaron dos generaciones desde que me fui, hay otra población incluso.


A.P. ¿Está en su “palacio de la memoria”?
O.G. Sí, está intacta ahí pero diferente en la realidad.
A.P. Hábleme maestro por favor de la influencia de los años que usted pasó en Jerusalem.
O.G. Para mí fue una segunda infancia. Caminar por sus calles durante tres años fue un nuevo asombro cotidiano con la simple realidad de la ciudad.
A.P. Hay artistas como Daniel Barenboim que se han involucrado y dado una respuesta al conflicto de Oriente Medio. ¿Usted cómo lo ve?
O.G. Yo admiro lo que está haciendo y tomó muchos riesgos incomodando a las estructuras del poder, a lo que malamente se llama el “sentido común”, que está hecho de temores y él no tiene temores. El está en situación privilegiada para trascender el miedo al otro que es el origen de todo los problemas que tenemos en Oriente Medio y en la vida. (Nos traen las bebidas pero ni por esa circunstancia interrumpimos la charla, sabiendo fehacientemente, que el tiempo no perdona y esto es a destajo).
A.P. ¿Qué recuerdo conserva de su colaboración en las películas de Coppola?
O.G. Hay una nueva que todavía no se ha estrenado. Esta será la tercera. Un recuerdo de gratitud porque ha expandido mi visión artística y fue como tener unas becas permanentes. Aprendí a que todo lo que uno imagina se puede realizar. Y soluciones artísticas a problemas expresivos, dramáticos, una experiencia que recordaré siempre con infinita gratitud.
A.P. Dos premios Grammy por Ainadamar en 2007. ¿Se puede aspirar a más?
O.G. En la música clásica no es tanto, lo que aspiras es que las obras se sigan representando durante siglos después que uno ha muerto… y proyectando emoción. El año pasado con mi esposa nos fuimos a Toscana y en pueblos pequeñísimos se hacía Don Giovanni. Eso es muchísimo más que un Grammy.
A.P. Supone grandes diferencias  trabajar con compatriotas directores como Alejo Pérez o Andrés Máspero?
O.G. Es un placer, es hermoso que aunque en algunos casos sean de otra generación, se pueda dialogar.
A.P. Si pudiera hacer un viaje en el tiempo, volvería a la España de las tres culturas, al Toledo del siglo XII?
O.G. Sí, me encantaría, entre otras muchas paradas e iría también al futuro.…  (Se ríe, como a menudo, durante toda la entrevista, este hombre es muy risueño y da muchas facilidades en la comunicación con el interlocutor).
A-P- ¿Por qué su obsesión con el mar? ¿Tiene otras obsesiones confesables?
O.G. El mar… (y se queda pensando como reviviendo experiencias físicas acuáticas, porque acaba de aterrizar de Atenas y tiene a la Grecia eterna en el pulso y en la mirada).
A.P. En La Plata no hay mar, le comento, pero está el Museo Paleontológico donde me llevaba mi madre de paseo…
O.G. El mar es mi obsesión y nadar. Antes de ayer estuve nadando en una isla griega.
A.P. (Pienso que los hay afortunados y nosotros aquí en la casi canícula madrileña de todos los veranos). Es volver al líquido amniótico, le digo…
O.G. El mar para mí es donde yo podría vivir, saliendo a respirar un poquito de vez en cuando.
A.P. Usted dijo en una entrevista que “no hay territorios geográficos para la música solo zonas emocionales…”.


O.G. Lo que quise decir es que muchas veces, territorios geográficos representan zonas emocionales: lo que Lorca llamaba “la eterna soledad del ser humano”. Está muy explorado en Andalucía este tema, más, mucho más que en otros lugares del planeta, la provocación sexual está expresada en el tango en Buenos Aires, más que en otros lugares que yo conozca.
A.P. El teatro y la poesía también tienen una carga sexual…
O.G. Totalmente. El teatro es todo: desde filosofía, hasta sexo, amistad, temor o aceptación de la muerte. Es la vida toda.
A.P. ¿Pueden convivir la música klezmer, el tango, Schubert?
O.G. Sí, todo está en estados a veces muy sublimados y a veces muy reconocibles.
A.P. Esto no estaba pensado para la entrevista, pero tuve un flash de la película “Up in the air” con George Clooney cuando él dice que lo ideal es llevar la maleta muy vacía. Nosotros somos “multitaskers”, ¿no vamos con el equipaje un poco cargado a veces, sin detenernos en esta filosofía? ¿Deberíamos producirnos con lo puesto, también en lo emocional?
O.G. Es posible quizás, pero toda esa carga se puede transformar en aire, la cuestión es destilar todo lo que se lleva en la maleta y quedarse con la esencia y no con los trastos viejos.
A.P. Usted también es un poeta solitario como Lorca?
O.G. (se ríe una vez más). No sé, me gustaría decir que sí.
A.P, “Not only for pleasure”, for what else, maestro?


O.G. Para reflexionar, aprender, porque gracias al teatro y a la música se puede enfrentar la vida con más sabiduría. La música es también una fuente de vida.
A.P. ¿Cómo fue en el Teatro Colón La Pasión según San Marcos? Para mí el Colón también es como mi casa, años de años…
O.G. Yo iba al “paraíso” y de repente tener una obra mía abriendo la temporada lírica fue sentirme parte de esa tradición, de ese universo mágico que es el Teatro Colón.

A.P. ¿Cómo vive en Estados Unidos alguien con un bagaje como el suyo?
O.G. Muy bien, vivo al lado de Newton.
A.P. Pero qué frío por allá, ¿no?
O.G. El frío me molesta pero la gente es fabulosa. El nivel cultural… la investigación médica…. Me fascina vivir en ese lugar con tanta gente dedicada a estos temas.
A.P. ¿Qué diferencias hay entre estar al frente de una orquesta en Chicago o en La Plata? Y no quiero hablar de presupuestos, de dinero, como siempre. Sino  del  trato, los rituales, los ensayos, los autores, el repertorio, la gente…
O.G. Es diferente en Chicago. La orquesta es un contexto donde siempre se han creado versiones definitivas de ciertos compositores. Cuando ellos hacen Bruckner, Mahler… y se hace mucha música contemporánea. La Plata es una ciudad chica pero de repente lo que está sucediendo ahora con Marcelo Lombardero al frente del Teatro Argentino es fabuloso…una ciudad de esa escala está tomando riesgos más importantes que ciudades más grandes no toman. El está haciendo algo con mucha convicción y mi experiencia es haber visto una dedicación, una entrega de parte de todos, que me emocionó el nivel al que se llegó. Con Ainadamar fue altísimo.


A.P. Alguien escribió que el fútbol se vincula al sexo y a la muerte. (Un ruido ensordecedor se une a la entrevista. Están probando el sistema de llamada a la sala luego de las pausas. Parece que nos habíamos olvidado de dónde estábamos con la conversación). ¿Y Estudiantes de La Plata?
O.G. El equipo que amé desde chico y sigo amando. Y siempre me ha inspirado mucho que un equipo modesto haya logrado glorias tan grandes, equiparable al mundo musical: algo pequeño que ha funcionado por el esfuerzo, por el trabajo. Como ve, la cultura del trabajo en música es fundamental.
A.P. (¡Ay maestro, si yo le contara, también pasé mis horas en el conservatorio López Buchardo de Buenos Aires, desafinando mientras el pobre Carlos Guastavino se desesperaba porque cantábamos mal. Y muchas horas al piano, después del colegio y del francés).
-La crisis, de la que todos hablamos y algunos padecen o padecemos, ¿puede opacar sus planes?
O.G. La crisis es dolorosa pero puede llevar con la imaginación a nuevos lugares: los últimos cuartetos de Beethoven fueron hechos para cuatro personas, el “Viaje de Invierno” de Schubert para dos, las Variaciones Goldberg para una persona con dos manos. La “Historia de un soldado” inspirada en la primera Guerra Mundial es bellísima. La crisis puede llevar a inesperadas sendas en el Arte, pero claro que se sufre.
A.P. De las depresiones pueden salir grandes cosas, maestro?
O.G. ¡Ojalá!
A.P. Lo que más odia y lo que más ama?
O.G. En realidad…
A.P. Como dicen los franceses cuando exclaman “je déteste…”
O.G. Ehmm, cuanto más pasa el tiempo no se me ocurre nada que me despierte odio. Hay cosas que me molestan pero me estoy volviendo menos colérico, incluso cuando hay gente que no toca bien lo que hago. Soy más comprensivo que antes. Cosas que amo, estar con mi esposa, con mis hijos, con el mar, el acto de escribir.
A.P. ¿Sus hijos hacen música también?
O.G. Han hecho pero no van a ser músicos.
A.P. ¿Lo lamenta?
O.G. No, es difícil para hijos con padres exitosos en algo, seguir ese camino. Ellos necesitan su propia identidad.
A.P. ¿Tiene algún proyecto en marcha?
O.G. Tengo un concierto para violín y estoy empezando una ópera para el Met.
A.P. Seguro que no me puede contar por cábala…
O.G. Por cábala y por contrato.
A.P. El Met es lo más…
O.G. Es una casa impresionante. Es Estados Unidos.


Se acaba el tiempo. Por supuesto, no terminamos la conversación sin que me agradeciera una charla tan amena. ¡Ay que ver, este hombre! Un verdadero gentleman de Massachussets. Algo internacional, of course.
Ainadamar gusta a la gente. Después del Ensayo General  que sale redondo, el maestro Golijov,  responde emocionado a los aplausos. Está contentísimo.



Noticias Biográficas

El compositor Osvaldo Golijov nació en La Plata, “hace un poco más de 50 años”, como él mismo dice, en una familia judía de origen rumano y ucraniano que dejó esos países en los años 20 del siglo pasado.
Su padre era médico y su madre profesora de piano. Golijov se educó en contacto con la música klezmer, el tango, la tradición clásica que aprendió a conocer y amar en el conservatorio de su ciudad natal, mientras estudiaba composición con Gerardo Gandini.
Vivió tres años en Jerusalem y allí siguió estudios en la Academia Rubin con Mark Kopytman. Continuó sus clases en Estados Unidos y trabajó en el entorno de Tanglewood. Compositor permanente de varias universidades norteamericanas, obtuvo varios premios y en el 2000 fue comisionado junto a los compositores Sofia Gubaidulina, Tan Dun y Wolfang Rihm, para componer obras celebrando la memoria de Johan Sebastian Bach. De esta propuesta surgió su La Pasión según San Marcos. Ha colaborado con diversos intérpretes y en tres ocasiones con el director angloamericano Francis Ford Coppola.


Obtuvo dos premios Grammy por Ainadamar en 2007, que comenzó su andadura en el Teatro Real el día 6 de julio, cuando se llevó a cabo su exitoso Ensayo General. Muy pocos momentos antes de esta primera confrontación con el público de Madrid y en medio de una gran animación en la sala, mantuvimos una entrevista de casi media hora, gracias a la amabilidad del maestro Golijov y a la incansable dedicación y entrega de Graça Ramos de Prensa y Comunicación del Teatro Real, que hasta el último momento pensó que sería inviable, debido a los compromisos del maestro y al corto lapso de tiempo que pudo estar en Madrid.

Alicia Perris

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