EL AÑO NUEVO JUDIO
TRAJO AL TEATRO REAL MOSES UND ARON DE ARNOLD SCHOENBERG
Ópera en tres actos,
libreto del compositor, Arnold Schoenberg (1874-1951), basado en el libro del
Éxodo de la Biblia.
Un proyecto elaborado
para el Teatro Real, la
Philarmonie de Berlin, el Festival de Lucerna y el Festival
Música de Estrasburgo.
En versión concierto.
Estreno en Madrid.
Director Musical: Sylvain
Cambreling. Director del Coro: Joshard Daus.
Reparto: Moses: Franz
Grundheber (barítono), Aron: Andreas Conrad (tenor), Una joven: Johanna Winkel
(soprano), y elenco. EuropaChorAkademie. SWR Sinfonierorchester
Baden-Baden--Freiburg..
9 de septiembre. 20
horas. Esta función será retransmitida en directo por radio Clásica, de Radio
Nacional de España.
In Memoriam Maurice
Hatchwell Toledano (Comunidad Judía de Madrid)
Se podrían escribir
cosas más o menos eruditas sobre esta ópera-concierto con la que el Teatro Real
abre la temporada 2012-2013. El material preparado por Rainer Peters sobre
“Moisés: creador de un pueblo” es excelente y a él haremos referencia también,
brevemente, pero lo más destacado parece el esfuerzo de la Comunidad Judía
de Madrid para conseguir en parte la financiación que contribuyó a traer este
proyecto a la capital y la coincidencia que la llegada de Schoenberg tiene con
los festejos del Año Nuevo Judío en las comunidades hebreas de España.
Moisés und Aron es una
de las composiciones de mayor enjundia de Schoenberg y la clave de su
pensamiento religioso. En principio agnóstico, luego luterano en 1898, se
adhirió finalmente al judaísmo con Chagall como testigo en 1933, coincidiendo
con la promulgación de las leyes antisemitas en Alemania.
Moses und Aron explica
la contradicción entre el deseo de un dios irrepresentable y la dificultad de
hacerlo conocer sin una imagen visual, sonora o literaria.
Moisés tiene su
Sprachegesang, un canto hablado que el compositor ya había incluido en Pierrot
Lunaire (1912), mientras que el libreto tiene un tercer acto muy breve, que
nunca fue terminado por Schoenberg y muestra el triunfo final del líder judío.
Según los expertos, esta circunstancia enriquecería el significado de la
partitura, que es también el modelo del dodecafonismo. El segundo acto fue
acabado en Barcelona en 1932,
a donde Schoenberg se había trasladado invitado por el
compositor catalán Roberto Gerhard, un antiguo alumno suyo.
Moisés es una figura
señera de la historia de la cultura, que dio que hablar, escribir, pintar y
componer a muchos creadores.
Aparte de Schoenberg,
Rossini, Miguel Ángel y en literatura Thomas Mann, Max Weber y el omnipresente
Sigmund Freud de la civilización vienesa y universal, le dedican horas de
desciframiento y creación. No faltan tampoco las especulaciones sobre su
identidad y filiación: judía, egipcia, misteriosa. Sucede que las
elucubraciones de y sobre Moisés, se comparten por la búsqueda de la propia
construcción de la esencia judía.
Rainer Peters escribe
que “el dodecafonismo con su equiparación de los doce tonos, con el
procedimiento de reflejar la serie sobre un eje longitudinal y vertical, de
situar lo que está arriba debajo, la derecha en la izquierda, lo detrás
delante, la cohesión de todo con todo poseía para Schoenberg un sentido
profundo y metafísico y servía asimismo como metáfora de una faceta privada y
heterodoxa de su religiosidad”.
“La música es aquí
símbolo, signo, metáfora” y todos los integrantes de este proyecto musical para
el Real son conscientes de ello.
Estuvieron fantásticas
la masa coral y la orquesta dirigidos por Sylvain Cambreling, que le regaló un
color y una fuerza como la que pide la partitura. Muy acertados todos los
cantantes del reparto, mientras que Franz Grundheber como Moisés y Andreas Conrad
como Aron trabaron unos dúos verdaderamente emocionantes.
Nos podríamos lamentar
de la falta de escenificación de la partitura, porque finalmente se trata en
origen de una ópera, no de una versión concierto, pero el esfuerzo de un
montaje como este hubiera sido ya inabordable. Una hora y cuarenta y cinco
minutos de audición ininterrumpida exigen concentración y una disposición
excelente, pero la hubo por parte de todos los oficiantes del milagro.
El público del Real
respondió con entusiasmo y aplausos a la propuesta, asumida como un proyecto de
excelente música alemana. Las traducciones del texto, complejo, a veces
redundante y difícil, se hicieron en español y no en inglés como es habitual en
todos los casos, sino en alemán.
Más que una velada
sonora fue una lección de historia de la música y hasta donde quisiera
implicarse el oyente, porque los artistas lo hicieron hasta los límites, todo un
aprendizaje filosófico y de
antropología.
Para todos los amigos
del Teatro Real y sus trabajadores y en este caso, en especial para la
comunidad judía, podríamos aludir a Rosh Hashaná, el nuevo año 5773 (¡los
hebreos van muy adelantados también en esto de las fechas!), que empezó el 16
de septiembre al atardecer y termina el 18 al atardecer:
5773
Feliz Año
A guit iur!
Añada buena
Shaná tová
Manzanas y miel…
Alicia Perris
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