Alicia Alonso siempre
es una gran noticia, aunque tenga ya 91 años, no baile pero siga al frente de
su compañía. Esta vez le resultó imposible a esta cronista disfrutar de los dos
espectáculos que trajo a Madrid- Coppélia y El lago de los cisnes- porque le comunicó la responsable de la oficina de
prensa de los Teatros del Canal, que “las acreditaciones eran solo para
periodistas de las revistas especializadas” o aquellos cuyos periódicos
“publicaban la noticia del evento al día siguiente”, es decir los grandes
periódicos, principalmente madrileños.
Una pena. Deben ser
muchos los periodistas especializados y presurosos en dar las noticias de
ballet en el foro, porque, o pagas, o aunque publiques en varios medios
españoles y extranjeros, gratis et amore, la acreditación en este caso solo
estuvo reservada a unos pocos- o a otros muchos afortunados de otros esferas- nunca se sabe.
Hace tal vez más de 30
años, en aquellos tiempos de vino y rosas del Teatro de La Zarzuela y mi
juventud, vi bailar Giselle a Alicia Alonso, cuando era entonces sin discusión
en el mundo de la danza la “prima ballerina assoluta”. ¡Cuánto lamenté entonces
no haber tenido talento o gracia para dedicarme a esa profesión, la de
bailarina! Ver deslizarse a Alonso por el suave parquet pulido del teatro y
sentir cómo el terciopelo que invadía la sala impoluta te acompañaba en el
vuelo, era caer en estado de gracia. Te transportabas a otros mundos de
limpieza de alma, de seducción, de magia, de grandeza estética. Entonces frecuentaba un estudio de ballet y usaba y guardaba como un tesoro dos mallas y zapatillas que había comprado en Repetto de París. Como diría un
filósofo, era bueno y era bello.
Cuentan algunos de los
afortunados colegas de los periódicos consagrados que escribieron la recensión
de esta visita del Ballet de Cuba (no todos los hicieron, sin embargo), que el
espectáculo estuvo muy bien, que los nuevos bailarines ofrecen excelentes
prestaciones y muchas esperanzas de calidad interpretativa y técnica para el
futuro. Suerte los que pudieron verlo.
Pero, aquellas eran
otras épocas… Y entonces es verdad que aquel pasado fue mejor. Ahora, ahora con
esta mezquindad y esta pobreza, ya no quedan Giselles ni Alicia Alonso a quienes
glosar.
Alicia Perris
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