sábado, 21 de septiembre de 2013

DECEPCION CON EL BALLET DE CUBA EN LOS TEATROS DEL CANAL DE MADRID



Alicia Alonso siempre es una gran noticia, aunque tenga ya 91 años, no baile pero siga al frente de su compañía. Esta vez le resultó imposible a esta cronista disfrutar de los dos espectáculos que trajo a Madrid- Coppélia y El lago de los cisnes- porque  le comunicó la responsable de la oficina de prensa de los Teatros del Canal, que “las acreditaciones eran solo para periodistas de las revistas especializadas” o aquellos cuyos periódicos “publicaban la noticia del evento al día siguiente”, es decir los grandes periódicos, principalmente madrileños.
Una pena. Deben ser muchos los periodistas especializados y presurosos en dar las noticias de ballet en el foro, porque, o pagas, o aunque publiques en varios medios españoles y extranjeros, gratis et amore, la acreditación en este caso solo estuvo reservada a unos pocos- o a otros muchos afortunados  de otros esferas- nunca se sabe.

Hace tal vez más de 30 años, en aquellos tiempos de vino y rosas del Teatro de La Zarzuela y mi juventud, vi bailar Giselle a Alicia Alonso, cuando era entonces sin discusión en el mundo de la danza la “prima ballerina assoluta”. ¡Cuánto lamenté entonces no haber tenido talento o gracia para dedicarme a esa profesión, la de bailarina! Ver deslizarse a Alonso por el suave parquet pulido del teatro y sentir cómo el terciopelo que invadía la sala impoluta te acompañaba en el vuelo, era caer en estado de gracia. Te transportabas a otros mundos de limpieza de alma, de seducción, de magia, de grandeza estética.  Entonces frecuentaba un estudio de ballet y usaba y guardaba como un tesoro dos mallas y zapatillas que había comprado en Repetto de París. Como diría un filósofo, era bueno y era bello.
Cuentan algunos de los afortunados colegas de los periódicos consagrados que escribieron la recensión de esta visita del Ballet de Cuba (no todos los hicieron, sin embargo), que el espectáculo estuvo muy bien, que los nuevos bailarines ofrecen excelentes prestaciones y muchas esperanzas de calidad interpretativa y técnica para el futuro. Suerte los que pudieron verlo.
Pero, aquellas eran otras épocas… Y entonces es verdad que aquel pasado fue mejor. Ahora, ahora con esta mezquindad y esta pobreza, ya no quedan Giselles ni Alicia Alonso a quienes glosar.
Alicia Perris

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