sábado, 28 de septiembre de 2013

UN BARBERO DE SEVILLA FRESCO EN EL TEATRO REAL



El Barbero de Sevilla de Gioachino Rossini. Director musical: Thomas Hanus. Director de escena: Emilio Sagi. Elenco: Dmitry Korchak, El conde de Almaviva.  Bruno De Simone, Bartolo.  Serena Malfi, Rosina. Mario Cassi, Figaro.  Dmitry Ulyanov, Basilio. Isaac Galán, Fiorello y Berta Cordón, Susana. Coro y Orquesta del Teatro Real. Fortepiano, Angelo Michele Errico. Violonchelo, John Friefhoff y contrabajo, Holger Ernst. 25 de septiembre de 2013.
Con esta conocida y frecuentada ópera, el coliseo madrileño comienza su 17ª temporada presentando entre los días 14 y 26 de septiembre, 10 funciones de la obra maestra del maestro Rossini (1792-1868).
En su día fue una propuesta teatral de vanguardia, con humor pero también con una filosa cirugía social y política que describe los vicios de una época que algunos llamaron- con alguna duda- el comienzo final del Ancien Régime.

El responsable de esta producción operística, Emilio Sagi, desplegó ya con gran éxito en 2005 (con Juan Diego Flórez como protagonista) una ópera que triunfó en el Théâtre du Châtelet de París, Sâo Carlos de Lisboa, Bauluarte de Pamplona y Ópera de Los Angeles, en donde volverá a subir a escena en 2015.
 Tomas Hanus, es el director checo que debuta en el Real. Estará al frente del doble reparto, en una producción concebida como una ingeniosa “folie organisée”: todo se mueve, nada es seguro, incluyendo el decorado y unos figurines preciosos de Renata Schussheim. Es la transformación permanente delante del público, dando cobijo a las diferentes escenas de una propuesta que es la metáfora de unos tiempos de transición, que cambiarían la arquitectura de Francia y de buena parte del mundo conocido.

Hay efervescencia y alegría burbujeante en El Barbero en un final de verano que recibió Madrid con la noticia de la enfermedad de Gerard Mortier, intendente del Teatro hasta ese momento y la aparición de Joan Matabosch, responsable del Teatro del Liceu de Barcelona, que se hará cargo de la nueva gestión del Real a partir de enero, mientras que el intendente belga sigue conservando su participación en la gestión de la sala, como ya informó también “Música, arte y cultura”.
Esta producción se desgrana en un minucioso trabajo dramático a cargo de los protagonistas, el coro y los actores- bailarines que participan en el espectáculo, que se va hilvanando como una intensa coreografía donde también danzan el propio decorado y el atrezzo.
 Se convierten también el coro y la iluminación en elementos dramáticos,  una muestra en principio en blanco y negro, que eclosiona en “la tempesta”, una lluvia multicolor, que rompe la primera bicromía en el escenario.
 Emilio Sagi explicó con acierto en la rueda de prensa cómo había concebido esta puesta en escena,  mientras capeaba el temporal contestando con soltura y honestidad a los periodistas que por momentos, parecían más interesados en la situación del binomio Mortier/Matabosch” que en la propia ópera.
 El elenco de la velada del día 25 de septiembre logró transmitir a la perfección el interés y la dedicación esforzada que pusieron en el compromiso de hacer que la producción alcanzara su mejor performance posible.

 La conocidísima cavatina de “Largo al factotum” de Fígaro, sonó muy bien.  Mario  Cassi compone un Fígaro con ánimo y un buen instrumento, dúctil y que le resulta cómodo de manejar en todos los registros. Excelente “A un dottor della mia sorte” del Doctor Bartolo. Bruno De Simone tiene un  desempeño teatral temperado y justo, con una dicción y emisión cuidadísimas, cristalinas. De hecho, el cantante napolitano es uno de los barítonos más importante de los últimos tiempos, que brilla especialmente como una referencia en el repertorio bufo y belcantista.   “La calumnia è un venticello” en la voz de Basilio, deliciosa, un Dmitry Ulianov que presta su picardía y su personaje un poco patético de viejo que quiere controlar todo y no consigue finalmente más que ser burlado. No tiene una voz potentísima, pero cumple.  Y está por supuesto “Una voce poco fa”, la también celebérrima cavatina de Rosina. Serena Amalfi en este personaje tal vez no sea perfecta, es algo irregular, pero acompaña teatralmente a sus compañeros de reparto en el trabajo corporal ajustado. Susana Cordón como Berta e Isaac Galán defendieron muy bien su parte y prometen un futuro interesante en la ópera. Dmitry Korchak, tiene una hermosa voz, un Conde de Almaviva con prestancia vocal y escénica, suelto y contundente.
La orquesta podría haber tenido todavía más brillantez y le faltaba ese punto que se alcanza cuando ya no se puede mejorar la ejecución y el jugo de la partitura, bajo la batuta de Thomas Hanus. El director, no perdió el hilo en ningún momento y el coro, excelente en su desempeño como viene siendo habitual, hicieron que la noche rossiniana fuera un éxito. El público reconoció y aplaudió la entrega y el esfuerzo de todos.
Alicia Perris

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