Durante el
acto la compañía de Pablo Messiez ofrecerá un fragmento de la obra que está
preparando.
|
La Comunidad de Madrid ha presentado
el lunes, 23 de septiembre, en los
Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid (C/ Cea Bermúdez, 1), la programación del XXXI Festival de Otoño a Primavera, que se
celebrará entre el 4 de octubre de 2013 y el 29 de junio de 2014.
El acto contará con la participación del director artístico del festival
Ariel Goldenberg y con una actuación de la compañía del director y dramaturgo
Pablo Messiez. Los asistentes podrán ‘degustar’ un fragmento de su última creación, Las
palabras (Una historia de amor), que se encuentra en proceso de
ensayo y será presentada en esta edición del festival.
El Festival de Otoño a Primavera, organizado por la Comunidad de Madrid,
es un encuentro internacional que convierte a la región en epicentro cultural
de Europa a lo largo de toda la temporada, ofreciendo las mejores propuestas
escénicas del panorama mundial, con espectáculos de teatro y danza
contemporánea.
Entrevista
por Alicia Perris, a Ariel Goldenberg en la edición XXIX, publicada en la
revista “Raices”
ARIEL GOLDENBERG
VUELVE A MADRID PARA DIRIGIR LA XXIX
EDICIÓN DEL FESTIVAL DE OTOÑO EN PRIMAVERA
Serafín
Música: Edmundo Rivero Letra: Carlos de la Púa “Lo llamaban Serafín en el barrio de las latas. Funyi, lengue y alpargatas y una mirada sin fin. Tenía fama de piolín cuando entre extraños estaba y si alguno se pasaba, que se broncaba era un fijo que se broncaba era un fijo, y allí nomás...un barbijo al mas pintao le bordaba…..”.
Explica en sus
palabras preliminares de la presentación del programa del Festival de Otoño
en Primavera (fundamentalmente de teatro) de la Comunidad de Madrid, que
“esta edición estará muy marcada por
la época de crisis en que vivimos”.
Dice que “a pesar de
ello hemos logrado establecer una programación digna de nuestro pasado y de
buen augurio para nuestro futuro. Nos visitarán equipos de artistas de gran
nivel que nos interpelarán sobre el presente evocando sobre todo nuestro
pasado siglo XX. Será premonitorio, críptico, analítico. Y hasta nos hemos
permitido el regreso de una fábula moral con el espectáculo de Peter Brook”.
“No vamos a enumerar
todos los espectáculos del Festival porque no tiene sentido justificar
nuestra adhesión a las 24 propuestas. Una vez más esperamos que todas las
personas que participan, ya sean actores o espectadores, salgan de las salas
más inteligentes de lo que entraron”.
Me encuentro con el
Sr. Goldenberg que amablemente me recibe en la cafetería del Circo Price, al
lado de Embajadores. Es una tarde calurosa y llego cuando ya está esperando.
Hace bochorno y el Atlético de Madrid celebra su triunfo en Neptuno. Es el
gran atasco. La primavera, casi el verano más tórrido, se nos ha echado
encima a todos a las seis y media de la tarde.
A.P.: ¿Usted ha
dicho que “el teatro nos hace más inteligentes” y más libres también?
A.G: El Festival de
otoño fue inventado por Joaquín Leguina, Presidente de la Comunidad de
Madrid, especie de prefiguración de la entrada de España en la Comunidad
Económica Europea. Yo colaboré un poco con ellos y después hice mi vida. Vivo
en Francia. Me nombraron director en el Bobigny y luego en el Chaillot, pero
todo eso está en Wikipedia. Bueno, ¿Qué quiere que le cuente?
A.P. Tengo unas
preguntas, pero me dijeron que sólo podía dedicarme diez minutos.
A.G: Yo no he dicho
a nadie que tengo diez minutos…
A.P: Volviendo a la
primera pregunta…Yo digo que aspiro a que el teatro nos haga más inteligentes
cuando salgamos y espero también que sea un espacio de libertad y luego hay
discusiones porque no es lo mismo el trabajo en un teatro público que en uno
privado.
A.P: En la rueda de
prensa de Cyrano de Bergerac, en el Teatro Real, se habló mucho de estas
cosas…
A.G: Yo trabajé
muchos años con Gerard Mortier y Cyrano lo vi en Paris…
A.P: La trashumancia,
el cosmopolitismo y el mestizaje ¿nos vuelven menos limitados?
A.G: Le contesto con
el viejo chiste judío: el judío soviético que viaja a Israel y pide un visado
para volver a la URSS y de nuevo un visado para volver y así durante años y
años y al final le preguntan dónde es más feliz y responde, “En el barco”.
Uno tiene que
moverse y yo soy muy desarraigado. Viví 24 años en Argentina. Tal vez lo
único que me queda de allí al margen de mi acento- cuando quiero- es que tomo
mate todos los días. Mezclo Rosamonte con Canarias que es muy buena y La
Merced, que tomo en París.
Yo me fui por
casualidad. En realidad trabajaba en tres cooperativas, vinimos a París y
Jack Lang me invitó a quedarme. Podría haber vuelto a Argentina sin
problemas. A lo mejor los hubiera tenido después, no lo sé…
A.P: ¿Cuáles son los
criterios de selección de la programación del Festival?
A.G: El criterio
como digo siempre, es el criterio de lo posible, que depende de varias cosas.
De los espacios, de la velocidad de ejecución de las órdenes y del dinero,
aunque no es lo esencial, porque este año hemos hecho buen festival con poco
dinero. Como criterio en este Festival trato de respetar ciertos principios
de base: un carácter europeo y también un mayor acento en el teatro.
Intentamos cubrir las carencias que puede haber en Madrid. La música está muy
representada y la danza, tiene Madrid en Danza, que es otro evento, para no
hacernos competencia entre nosotros, lo que más margen da es hacer teatro
internacional. Hay ideas que no son aplicables en algunos lugares en ciertos
momentos.
A.P: Es
idiosincrático
A.G: ¿Usted conoce
cuál es la diferencia entre un sastre y un psicoanalista en Argentina?
A.P: Yo hice hace
mucho tiempo un libro de chistes judíos en colaboración…
A.G: Yo hablo
yiddish. No lo cultivo más porque lo hablaba con mi madre. En París me podría
haber ganado la vida con el yiddish. El gran gurú en París hizo los mismos
estudios que yo.
A.P: Un argentino
que enlaza Madrid con París, ¿Cómo se produce?
A.G: Por suerte, por
sentido común, aparte trabajo mucho, a la suerte hay que ayudarla, como dicen
en Argentina. Tuve la suerte de entrar con el pie derecho en todos lados y el
privilegio de ser español en 1987 y vivo como español porque me resulta más
cómodo.
No creo haberme
sacrificado. Tuve mis periodos de duda y ganas de volver a Argentina y me
aguanté y las cosas salieron. Y espero que sigan saliendo.
A.P: Le queda
todavía mucho recorrido…
A.G: Esa es una
expresión taurina. A mí me encantan los toros. Es un tema que no se puede
discutir…
A.P: ¿Cómo la ópera?
A.G: Sí, esto es
como la ópera, me gusta pero me parece que se ha vuelto tan elitista. Que el
dinero público se gaste en esto. El que va a la ópera puede pagar tres veces
más. Mire los precios del Festival de Salzburgo. Que den el dinero a quien lo
necesita…
A.P: Daniel
Baremboim dijo en un encuentro en la Fundación March, recientemente, que
“para futbol, Argentina y para la comida India e Italia”. ¿Usted qué diría?
A.G: La comida
peruana, japonesa e italiana. En Madrid se come mejor que en París. Rafael
Ansón me explicó que el mejor armenio, coreano, peruano, están aquí.
A.P: ¿Y los
alfajores, los Havanna?
A.G: Los Havanna no.
Lo Cachafaz y los Marengo y Gayalí que son santafecinos. Lo que me vuelve loco
es una tarta con dulce de leche con merengue, la hacen en las buenas
panaderías. Como el manjar blanco en Perú. No es el chajá, es el postre
Rogel… Capas de hojaldres.
El Sr. Goldenberg se
queda pensativo porque evidentemente, la comida y la que le gusta, la rica,
sobre todo los dulces, lo hacen soñar.
A continuación y
como si se tratara de una obra de teatro, se le acerca un conocido que le
dice unas palabras para arreglar un encuentro posterior…
A.G: Este ganó dos
veces la lotería- me comenta.
A.P. ¿Y le pasó lo
que dicen los expertos norteamericanos que les sucede a los que ganan un
premio en dinero, que no saben qué hacer de su vida?
A.G. noooo….!
A.P: Hay muchas
propuestas en el Festival sobre el gesto corporal y el gesto sonoro. ¿La voz
es el inconsciente, como decía Roy Hart y el cuerpo, ¿qué es?
A.G: Yo creo mucho
en las técnicas corporales. Más en los traumatismos somatopsíquicos que
psicosomáticos. El cuerpo es importante. Yo hice la primera producción en el
77 con Pina Bausch y bailé y en Ojos, esta temporada, hay gente de todo tipo
y tamaño que baila.
A.P: Empezó a los 18
años y sigue, ¿no se cansa?
A.G: No, empecé
antes y acá estoy.
A.P: Una relación
especial con Vittorio Gassman y Darío Fo, Francia y España, ¿a Usted le va
especialmente lo latino?
Goldenberg habla de
Gassman y de sus hijos y efectivamente reconoce que sí, que lo latino le
atrae especialmente, hasta que llegue el momento de comprobar cómo escora
también su nave hacia las culturas de Europa del Este o de otros lugares del
mundo. No hay nada más que ver la convocatoria teatral del Festival.
A.P: ¿Qué es el
tango para Usted?
Y entonces ocurre el
milagro, de nuevo. Como aquella vez que Baremboim me cantó lo del “perrito
compañero” cuando estaba en la comitiva de Gallardón visitando unas obras del
ayuntamiento, la mañana de su penúltimo concierto en la Plaza Mayor.
El tango que
desgrana ahora con fruición el director del Festival de Teatro de Otoño en Primavera
es una milonga de Buenos Aires, Serafín. Lo canta entero, con una memoria que
no desmaya. Me quedo boquiabierta porque esto es como el señor que ganó la
lotería dos veces. (Primero Daniel Baremboim y ahora Ariel Goldenberg).
Y le digo: “No lo
conocía”. “Pero yo sí”, me retrueca y sigue esperando alerta la próxima
pregunta.
A-P- ¿Y le gusta la
música klezmer?
A.G: Me encanta,
pero la programo sobre todo en Francia.
Seguimos comentando
de Baremboim, el maestro y me explica.
A.G: Con Baremboim
nos cruzamos todo el tiempo y no nos conocemos y tenemos amigos comunes, pero
es gracioso. Un día me llama para que fuera a dirigir el Teatro Colón de
Buenos Aires y yo le digo, ¿Por qué no van Ustedes?
A.P: ¿Algún recuerdo
del Yiddish Folk Theatre’
A.G: Montones… Son
recuerdos de infancia. Estaba fascinado con el escenario giratorio del IFT,
imitado del escenario del Berliner Ensemble de Bertold Brecht.
A.P: Donde trabajó
Cipe Lincovsky. No está muy bien de salud…
A.G: Fui a Buenos
Aires hace poco porque se acaba de morir mi hermana y ahora tengo que volver
otra vez…
A.P: Con padre
rumano y madre polaca, ¿cómo influye en usted y qué cree que han aportado al
teatro y a Europa las comunidades judías de Europa del Este?
A.G: Ahora es padre
moldavo y madre bielorrusa, porque movieron el mapa. Los más reconocidos
maestros vienen del este, la ortodoxia teatral, Stanislavski y Meyerhold,
curiosamente más conocidos en Argentina que en Europa. El aporte es enorme.
A.P: ¿Cuántos
idiomas habla, Sr. Goldenberg?
A.G: Yiddish,
italiano mejor que el francés, español, francés, claro, portugués, alemán y
entiendo algo de ruso para manejarme con los taxis, pero ahora no tengo ganas
de ir para Rusia.
A.P:¿Cómo cambió el
público del festival?
A.G: Espero que
dure. El día que jugó el Atlético de Madrid estuvo lleno a pesar del fútbol.
Está instaurado el festival. Los periodos de crisis se aprestan para las
artes vivas.
A.P: ¿Para buscar
una salida?
A.G: En Argentina
había una “boutade” que decía “el teatro vive de dictadura y se muere de
libertad”. Las crisis provocan curiosidad. En los 80 ya los teatros estaban
llenos y no se ponían ni subtítulos, como hoy.
A.P: ¿A quién
citaría con especial interés de toda la gente famosa que ha conocido?
A.G: A Deborah
Warner (con la que hice 14 producciones), A Peter Sellars (hice 12), a Robert
Wilson. A mí me interesa el arte y la ciencia y trabajar con gente en esa
línea. Están también Jean François Peyret de Francia, que me gusta mucho,
William Forsythe y Misha Baryshnikov.
Somos muy amigos. Lo tengo en el teléfono y cuando podemos nos vamos incluso
juntos de vacaciones. Lo conozco desde hace 30 años.
A.P: Un verso, una
frase para dedicarle a los enemigos o como se dice en España, “a los
enemigos, ni agua”?
A.G: Al enemigo ni
piedad. “Cuando uno se quema con leche ve una vaca y llora” y también “cuando
uno se quema con leche sopla hasta los yogures”.
A.P: ¿Y a los
amigos?
A.G: A los amigos,
lo que decía Atahualpa Yupanqui: “los amigos son como uno, con el cuero de
otro”. Los amigos son los amigos.
A.P: ¿La nostalgia
del pasado o los desafíos del futuro?
A.G: “La nostalgia
del pasado” es una frase muy tanguera. Estoy más por el futuro. Y yo no me
considero un exiliado en el sentido habitual del término. Me reconozco en el
judaísmo pero no lo puedo definir y además soy un ignorante. En mi casa era
mi mamá la que frecuentaba eso pero mi papá ganó, entonces…
A.P: ¿Qué piensa
cada mañana cuando se levanta?
A.G: La verdad, en
hacerme un mate, escuchar la radio. Abro el ordenador, a ver si hay algún
mail y leo El País y en Argentina El Clarín. Me dijeron que cómo leía ese
diario. Es un placer. Y luego fumarme un cigarrillo, me gusta mucho el
primero del día, los otros ya no importan. Ya sabe: “Fumar es un placer”… ¿Y
para qué quiere esta entrevista, para Usted?
A.P: No, para la
revista Raíces. ¿Se acuerda que le traje una? (Y miro el sobre que está junto
a él sobre la mesa). Si pudiera echarle un vistazo…
La camisa de color
brillante y un chaleco. Es afable y la entrevista ha sido peculiar. Para no
preguntarle siempre lo mismo, cansinamente, hablamos poco de teatro pero fue
todo muy teatral.
Este hombre igual
podría estar montando a caballo en la provincia de Santa Rosa mirando cómo se
funde la línea evasiva del horizonte en un mar de pasto, que persiguiendo a
las cabritas de Marc Chagall en un stétl.
Se va acercando la
gente a la mesa y empiezo a retirarme a mi vez con disimulo y delicadeza,
como para no significarme más. Le agradezco el tiempo que me ha concedido. Se
levanta ostentosamente para darme un beso y saludarme más de cerca que a mi
llegada, que me hizo un recibimiento más comedido. La entrevista luego de la
transcripción parece un poco deshilvanada, pero las costuras en ciernes
tienen su encanto. Alguien le pregunta no sé qué al Sr. Goldenberg, que
contesta en italiano: “Vado súbito”.
En este fin del día
madrileño, con el asfalto ardiendo por el calor, la gente va llegando para la
función. Fuera, en la calle, un cielo plomizo de calima que en nada recuerda
los azules de Goya. Y el convencimiento claro y estridente, de que he sido
alguien más que se ha agregado a la “troupe” alegre y danzante, como de
caranvansarai turco, de Ariel Goldenberg, la reencarnación más o menos
conseguida en Madrid, del conocido y recordado Flautista de Hamelin.
Alicia Perris
|
lunes, 23 de septiembre de 2013
PRESENTACION DE LA PROGRAMACION DEL XXXI FESTIVAL DE OTOÑO A PRIMAVERA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario