Teatro de la Zarzuela. XXIX Ciclo de Lied. Obras de Brahms (1833-1897). Christian Gerhaher. Pianista, Gerald Huber. Lunes 19 de diciembre, 2022
“Cuando mi corazón
empieza a sonar
Y se despliegan las
alas de las melodías,
Pálidas delicias no
olvidadas
Flotan ante mí de un
lado al otro,
Y las sombras de los
cipreses,
¡Oscuro es el sonido
de mis canciones!”
Texto de Adolf Frey
(1855-1920). (Traducción L.G.)
Obras serias, introspectivas, contenidas, con grandes geografías
del Romanticismo alemán en los textos y
en los sentimientos y atmósferas que inspiran: el yo del poeta y el músico, los
amores e infortunios del alma, la naturaleza como perfecto telón de fondo o la
muerte y el vínculo con Dios. Un inmenso desasosiego y desesperanza tiñen en
general los textos de estas composiciones. No hay sol…
A un paso de celebrar la Navidad en los países cristianos, llega al
XXIX Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) y el Teatro
de la Zarzuela.
Johannes Brahms (Hamburgo, 7 de
mayo de 1833 - Viena, 3 de abril de 1897), único autor de este monográfico de
lieder, fue un compositor, pianista y director de orquesta alemán del
romanticismo, considerado el más “clásico” de dicho periodo. Nacido en una familia luterana, pasó gran parte de su
vida profesional en Viena. Se mantuvo fiel toda su vida al clasicismo romántico
y conservador, influenciado por Wolfgang
Amadeus Mozart, Joseph Haydn y, particularmente, por Ludwig van Beethoven y
Robert Schumann. Fue posiblemente el mayor representante del círculo
conservador en la Guerra de los románticos.
Sus oponentes, los progresistas radicales de Weimar, estaban
representados por Franz Liszt, los
integrantes de la posteriormente llamada Nueva Escuela Alemana y por Richard Wagner. Su música está
firmemente arraigada en las estructuras y técnicas de composición de los
maestros clásicos. Si bien muchos contemporáneos encontraron su producción demasiado
académica, su contribución y artesanía han sido admiradas por figuras
posteriores tan diversas como Arnold
Schönberg y Edward Elgar.
Brahms compuso para orquesta sinfónica, conjuntos de cámara, piano, órgano, voz y coro. Fue pianista y estrenó muchas de sus propias obras. Trabajó con algunos de los principales artistas de su tiempo, incluida la pianista Clara Schumann y el violinista Joseph Joachim (los tres eran amigos cercanos). Las expresiones «Las tres bes», acuñada por Hans von Bülow, y «La santa trinidad» se refieren a Bach, Beethoven y Brahms como tres de los mayores compositores de la historia de la música.
Christian Gerhaher, referente asiduo
en el coliseo de la calle de Jovellanos, es conocido por su característico
timbre cálido y su excelente dicción y considerado como uno de los lideristas
más importantes de nuestro tiempo. A su dominio vocal se suma el talento del
pianista Gerold Huber, fiel
acompañante del barítono desde su más temprana juventud, con lo que la perfecta
sincronía entre ambos intérpretes, es más que evidente.
Gerhaher (Straubing, 1969) en ópera se destaca como Wozzeck,
Pelleas, Agamenon, Orfeo, Ulises, Fígaro, Guglielmo, Posa, Ford, Wolfram y
Papageno. Y en el repertorio sinfónico-coral en los oratorios y sinfonías de
Bach, Britten, Fauré, Schumann y Mahler. Su disponibilidad en Lieder es muy
vasta y abarca Beethoven, Brahms, Mozart, Schubert, Schumann, Richard Strauss,
Britten, Martin, Loewe, Martin, Hugo Wolf, etc.
Por su parte, a Huber, se lo puede considerar el partenaire ideal
del barítono. Nacido en el mismo lugar, el mismo año, han recorrido juntos una
trayectoria flexible y adaptativa, que fue modulándose con el paso del tiempo y
la llegada de la madurez a la vida y la profesión de ambos.
La velada se inicia con la colección Neun Lieder und Gesänge, op. 32 (Nueve canciones y cantos, de
1864). Algunas piezas que integran este ciclo evocan muy bien el espíritu
heroico, mientras que otras presentan un carácter marcadamente intimista. En
esta ocasión, el cantante alemán tendrá que adaptar su maleable instrumento
para adentrarse en territorios emocionales como la pérdida del amor o la
dolorosa soledad que se mencionaban antes.
El recital continuará con Vier
ernste Gesänge, op. 121 (Cuatro cantos serios, de 1896), que hunden sus
raíces en la Biblia y entre las que se encuentra el famoso pasaje de san Pablo
en su primera carta a los corintios, pieza muy popular que se sigue
interpretando actualmente en ceremonias y que ensalza el amor.
Después de la pausa, la segunda parte propone un amplio recorrido temporal de casi cuatro décadas por variados corpus de Brahms. Entre ellos, se encuentran Von ewiger Liebe (Del amor eterno) y Die Mainacht (La noche de mayo), dos joyas musicales muy populares e interpretadas de manera habitual por cantantes y pianistas en todo el mundo, o Mein wundes Herz verlangt nach milder Ruh (Mi corazón herido anhela una dulce paz), caracterizada por una utilización florida del contrapunto. Y además, Herbstgefühl (Sentimiento otoñal), una obra desgarradora que hacía llorar a Clara Schumann cada vez que la tocaba, en palabras de la propia pianista.
Con una sala prácticamente llena y el ambiente “bon enfant” que
siempre reina en el teatro de La Zarzuela, ahora premiado, la audiencia,
poblada de melómanos habituales y concienzudos, como requiere este tipo de
partituras, aplaudió mucho a un barítono que anunció antes de comenzar el recital
estar afectado de un resfriado. A pesar de ello, su técnica y su voz, fluyeron
aquí y allá, asegurando, sobre todo en el más factible registro medio, el
fiato, la expresividad y una musicalidad que siempre lo han caracterizado en
toda su carrera.
Discretísimo, casi subliminal pero firme apoyo del cantante, el
piano delicado, insinuante y sinuoso de Gerold Huber, un compañero ideal para
estas aguas profundas donde nadaba Brahms. Calidez y ternura a pesar de unos
textos a veces cortantes, secos, inmisericordes. No así Wie
bist du, meine Königin, “(¡Qué deliciosa eres, reina mía!”, unas palabras
de Georg Friedrich Daumer
(1800-18759, que Gerhaher entonó como casi una nana enternecedora, una canción
de cuna de amor.
Como broche para este cercano final de año 2022, muy trabajado y
con esfuerzo y empuje en esta institución, El
Teatro de la Zarzuela ha sido galardonado con el Premio Honorífico Ópera XXI a
la mejor Institución Cultural por su labor en defensa, promoción, recuperación,
actualización y divulgación del patrimonio lírico español y de sus artistas. En
la decisión se ha valorado, asimismo, el firme trabajo del coliseo para
promover la declaración de la zarzuela como "patrimonio cultural
inmaterial de la humanidad".
Se lo merecen sus gestores, sus trabajadores fijos y ocasionales,
sus artistas todos, el público y también aquellos que apoyan una labor sin parangón,
que tiene como marco el acceso de todos los que lo deseen, con muchas facilidades,
a un lugar privilegiado y a un patrimonio raro y digno de ensalzar y hacer
conocer.
Fröliche Weihnachten
und die besten Aussichten für das neue Jahr! ¡Feliz navidad y un 2023 venturoso
para todos!
Alicia Perris
Fotos, Rafa Martín
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