One of a Kind, estrenado por el Nederlands Dans
Theater en La Haya el 5 de mayo de 1998 y por el Ballet de l´Opéra de Lyon el
10 de junio de 2008. 9 de octubre de 2012.
Concepción y coreografía: Jirí Kylián. Director:
Yorgos Loukos. Violonchelo: Matthew
Barley.
Con las imágenes imponentes de Boris Godunov todavía en la retina, el Ballet de la Ópera de Lyon nos trajo al Real la sutileza de un movimiento perpetuum, una coreografía de Jirí Kylián, con esculturas móviles del japonés Atsushi Kitagawara y la iluminación preparada por Michael Simon.
Con las imágenes imponentes de Boris Godunov todavía en la retina, el Ballet de la Ópera de Lyon nos trajo al Real la sutileza de un movimiento perpetuum, una coreografía de Jirí Kylián, con esculturas móviles del japonés Atsushi Kitagawara y la iluminación preparada por Michael Simon.
One of the kind (Único en su género) está concebido
como una oda a la libertad y abre la temporada de danza del coliseo madrileño, con
una propuesta concebida en 1998 por el entonces responsable del Nederlands Dans
Theater por encargo del gobierno de Holanda, para celebrar los 150 años de la
constitución del país.
A pesar de que el director artístico del teatro, Gerard Mortier, piensa que seguramente un ballet tradicional con tutús y música famosa atraería a más público que este proyecto contemporáneo, el Real vuelve a apostar por una propuesta propia de nuestra época, en este caso envuelta por una partitura que bebe de varias fuentes, aunadas por la inspiración de Brett Dean, por donde se deslizan cinco siglos de música a la vez. Un violonchelo en directo aproxima al bailarín y al espectador a los entresijos inconscientes de la voz humana y sus matices.
Con una formación clásica y una vocación hacia lo contemporáneo, la compañía de la Ópera de Lyon está dirigida por Yorgos Loukos, nacido en Atenas y con una trayectoria de estudios y actuaciones en París, Zurich y Marsella, donde fue colaborador de Roland Petit desde 1980. Luego de una temporada en el Met de New York, se unió al grupo de danza de Lyon de donde es director artístico desde 1991, cuando remplazó a Françoise Adret.
A pesar de que el director artístico del teatro, Gerard Mortier, piensa que seguramente un ballet tradicional con tutús y música famosa atraería a más público que este proyecto contemporáneo, el Real vuelve a apostar por una propuesta propia de nuestra época, en este caso envuelta por una partitura que bebe de varias fuentes, aunadas por la inspiración de Brett Dean, por donde se deslizan cinco siglos de música a la vez. Un violonchelo en directo aproxima al bailarín y al espectador a los entresijos inconscientes de la voz humana y sus matices.
Con una formación clásica y una vocación hacia lo contemporáneo, la compañía de la Ópera de Lyon está dirigida por Yorgos Loukos, nacido en Atenas y con una trayectoria de estudios y actuaciones en París, Zurich y Marsella, donde fue colaborador de Roland Petit desde 1980. Luego de una temporada en el Met de New York, se unió al grupo de danza de Lyon de donde es director artístico desde 1991, cuando remplazó a Françoise Adret.
Al frente también del Festival de Danza de Cannes,
el ballet que auspicia ha trabajado con los más reconocidos coreógrafos, como
Trisha Brown, Nacho Duato, Mats Ek, Merce Cunnigham y Jérôme Bel, entre otros. Dirige
además el Festival de Atenas desde 2006.
La compañía
funciona como un soplo único y perfecto, con una exactitud y una limpieza que
sorprenden. No hay un gesto vacío ni un movimiento fuera de lugar. Son entre
todos, un solo cuerpo y una sola alma que gira, se encoge, se expande, se
tensa, se afloja y sublima los elementos del cuerpo humano y su belleza.
Aliento y suspenso.
Jirí Kylián lo expresa muy bien cuando dice: “La danza, más que mostrar, sugiere. Se alternan momentos de tensión febril con otros de serenidad, muy influidos por la filosofía zen. Hay un personaje central, encarnado por una bailarina que no desaparece nunca de escena. Esta mujer es la conciencia del mundo. Es el elemento permanente, el equilibrio, el lazo eterno que une pasado, presente y futuro. Personaje zarandeado, maltratado, que pasa de mano en mano, es la metáfora de la libertad amenazada”.
Alicia Perris
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