La Capilla Sixtina cumple
mañana 500 años. El 31 de octubre de 1512, el Papa Julio II dio un
imponente banquete en homenaje al embajador de Parma y después se trasladó con
los invitados (incluidos 17 cardenales) hasta la Sixtina, la más
importante de las tres capillas pontificias del Vaticano y en la que
Miguel Ángel había trabajado frenéticamente durante cuatro años.
Los visitantes se quedaron con la boca abierta cuando se descubrió la
bóveda y quedaron a la vista los 1.100 metros cuadrados de frescos que Miguel
Ángel había pintado tumbado sobre un andamio, a casi 20 metros de altura, entre
1508 y 1512.
Era la víspera de la festividad de Todos los Santos cuando la capilla
Sixtina fue inaugurada. Así que el Papa Julio II decidió celebrar ese momento
histórico oficiando una misa vespertina en ella. Mañana,Benedicto XVI
festejará los cinco siglos de esa excepcional obra de arte siguiendo
los pasos de su antecesor y oficiando el mismo día y a la misma hora en lo que
lo hizo Julio II cinco siglos atrás, a partir de las 18.00 horas,
una misa vespertina en la Capilla Sixtina.
30.000 turistas al día
Pero el 500 cumpleaños de esa sublime expresión artística se
está viendo enturbiado por los graves problemas que amenazan a la
integridad de la Capilla Sixtina, víctima de propio éxito. Cada año acuden
a admirarla nada menos que unos cinco millones de personas, y hay días en que
los que pasan por ella hasta 30.000 turistas. El problema es que ese aluvión de
personas, que llenan de polvo ese espacio y que alteran peligrosamente la
temperatura de la sala, están arruinando la obra de Miguel Ángel. Hasta el
punto de que el Vaticano se está planteando muy en serio restringir
fuertemente el número de visitantes a la Capilla Sixtina.
"Si no se actúa inmediatamente y se instala un nuevo climatizador,
será obligado reducir las visitas para poder preservar ese ingente patrimonio
artístico", asegura Antonio Paolucci, director de los Museos vaticanos, en
una entrevista hoy a La Repubblica. "Si continúa la presencia masiva de
visitantes podría provocar daños a causa del polvo, de la presión
antrópica, del anhídrido carbónico, de la temperatura excesiva, de los cambios
climáticos... Todos ellos son elementos nocivos que cada visitante provoca
y que amenazan el microclima de la Capilla Sixtina".
La Santa Sede ha encargado a una compañía especializada en sistemas de
climatización que realice una instalación especial destinada a
proteger la Capilla Sixtina, que además de los de Miguel Ángel incluye frescos
de otros grandes maestros del Renacimiento, como Botticelli o Perugino. Porque
lo que a estas alturas está claro es que el sistema actual de climatización,
puesto en marcha hace 20 años tras la última restauración a la
que fue sometida la Capilla Sixtina, ya no es suficiente para preservarla.
El nuevo climatizador debería estar instalado a principios del próximo año.
Pero si por cualquier motivo no fuera así, el Vaticano se planteará medidas
para reducir drásticamente el número de visitantes a la Capilla Sixtina.
Irene Hdez. Velasco (corresponsal) | Roma
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