AUDIO:
MADELEINE ALBRIGHT, UNA DIPLOMÁTICA CON MANO DE HIERRO, QUE
CONSIGUIÓ ADENTRARSE EN LOS MISTERIOS DEL PODER.
Caudalosa como el Moldava, ese río interminable que fluye con bravura y por momentos
arremansado, dibujado musicalmente por Smetana. Así son la
vida y la trayectoria de la diplomática Madeleine Albright, de origen
checo y judío, que representó con inteligencia y fuerza los intereses de los
Estados Unidos en el marco de las naciones del planeta.
Otra oportunidad más que me dan los personajes
inefables para resituarme en la política internacional, ese
territorio mágico e inestable que pude sobrevolar con fascinación en
los años que pasé en el entorno y en las aulas de la Escuela Diplomática de
Madrid.
Madeleine Albright es la política profesional por excelencia, un paradigma
de elegancia y dureza, a mitad de camino entre los desdobles florentinos y el
posibilismo político, siempre presentes en la Razón de Estado.
Tal vez el uso de broches en su casi regia solapa fuera
una de las pocas concesiones de un ser pensante, que también era una mujer
preocupada por su imagen y su apariencia. Pero la supuesta coquetería
escondía un desciframiento que bucea en los códigos ocultos de la
comunicación no verbal y la advertencia “avant la lettre” de su posicionamiento
en los salones de la diplomacia.
“Read my pins”, su libro-exégesis, tuvo una
magnífica exposición en el Museo de Arte y Diseño de
Nueva York, institución a la que donó probablemente la totalidad de sus
mensajes-joya.
En épocas de Janucá y fin de año ”occidental”, los mejores
deseos también para un 2020 venturoso y amable, cordial y creativo. Así,
festejando el año nuevo dos veces, el judío y el cristiano, es más probable que
se cumplan nuestros deseos. Los que les envía con todo el afecto El
Micrófono en esta nueva edición. Amen.
Caudalosa como el Moldava, ese río interminable que fluye con
bravura y por momentos arremansado, dibujado musicalmente por Smetana. Así son
la vida y la trayectoria de la diplomática Madeleine Albright, de origen checo
y judío, que representó con inteligencia y fuerza los intereses de los Estados
Unidos en el marco de las naciones del planeta.
Otra oportunidad más que me dan los personajes inefables para
resituarme en la política internacional, ese territorio mágico e inestable que
pude sobrevolar con fascinación en los años que pasé en el entorno y en las
aulas de la Escuela Diplomática de Madrid.
Madeleine Albright es la política profesional por excelencia, un
paradigma de elegancia y dureza, a mitad de camino entre los desdobles
florentinos y el posibilismo político, siempre presentes en la Razón de Estado.
Tal vez el uso de broches en su casi regia solapa fuera una de las
pocas concesiones de un ser pensante, que también era una mujer preocupada por
su imagen y su apariencia. Pero la supuesta coquetería escondía un
desciframiento que bucea en los códigos ocultos de la comunicación no verbal y
la advertencia “avant la lettre” de su posicionamiento en los salones de la
diplomacia.
“Read my pins”, su libro-exégesis, tuvo una magnífica exposición en
el Museo de Arte y Diseño de Nueva York, institución a la que donó
probablemente la totalidad de sus mensajes-joya.
En épocas de Janucá y fin de año ”occidental”, los mejores deseos
también para un 2020 venturoso y amable, cordial y creativo. Así, festejando el
año nuevo dos veces, el judío y el cristiano, es más probable que se cumplan
nuestros deseos. Los que les envía con todo el afecto El Micrófono en esta
nueva edición. Amen.
Alicia Perris
https://www.radiosefarad.com/madeleine-albright-read-my-pins/
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