miércoles, 25 de diciembre de 2019

COLLEGIUM VOCALE GENT, LOS ANGELES QUE ANUNCIARON LA NAVIDAD EN MADRID, A LA MANERA LUTERANA, EN EL AUDITORIO NACIONAL


Madrid. Auditorio Nacional de Música. 22-XII-2019. Universo Barroco. Bach, Oratorio de Navidad (partes I, II, III y VI). Hana Blažíková, soprano. Alex Potter, contratenor. Georg Poplutz, tenor. Peter Kooij, bajo. Collegium Vocale Gent. Director: Christoph Prégardien.

Para mi maestro de francés y relator de tantas historias que iluminaron mi adolescencia, Fernan Goethals, embajador y fascinante políglota nacido en Gante. Todavía recuerdo las frases que me decía en swahili, sotto voce, en mitad de una clase de cultura y civilización europeas. Mi cosmovisión ha cambiado mucho desde entonces. Kanga Munuko, mika bakalele. Danke, lieber Lehrer.

El Collegium Vocale Gent  como “ángeles” de la Navidad, es decir, en su sentido etimológico griego clásico, “emisarios” o “embajadores” (que anuncian). Así llegaron y tocaron en la capital española, como un anticipo de una de las fiestas más conmovedoras y celebradas de la geografía cristiana, la Navidad.

Y para ilustrarla, la siempre espléndida y contundente, algo severa y menos exuberante que la de un Vivaldi, por ejemplo, solar y destellante, (por eso es la iglesia reformada) obra sacra de Johan Sebastian Bach. El gran arquitecto en el sentido más mágico y esotérico, en la tradición original de un Renacimiento siempre renovado. Pura alquimia de pentagramas y fiorituras y el sonido en cascadas concebido y organizado como un corpus matemático y total.

El Collegium Vocale Gent, de la ciudad de mi maestro siempre querido y evocado, es una agrupación coral con sede en Gante, la Bélgica que habla neerlandés, volcada hacia la tradición alemana cultural y musical, también lingüística.


Fue fundada en 1970 por Philippe Herreweghe y se ha hecho famosa por sus interpretaciones de música vocal de Johann Sebastian Bach. En esta ocasión llegó a Madrid de la batuta de Christoph Prégardien, que también para subrayar un nombre y un apellido no exentos de misterio (¿ vinculados en su gens a” Cristo” y a sus “guardianes”?).
Esta agrupación es la primera en aplicar en la década de 1970, una nueva forma de interpretar la música barroca, centrándose en los textos y la retórica. Muy pronto la transparencia de este nuevo lenguaje musical llama la atención de grandes directores como Gustav Leonhardt, Nikolaus Harnoncourt o Ton Koopman.

Sin embargo, aunque el Collegium Vocale es más conocido por su frecuentación de obras de barrocas del norte de Alemania, como Bach, el repertorio de este conjunto no se limita a este tipo de elección. Fueron también Philippe Herreweghe y Collegium Vocale quienes abrieron las puertas al  redescubrimiento de la música antigua y del Renacimiento y en la actualidad interpretan música romántica y contemporánea muy a menudo. A finales de 1980 al coro se unió la orquesta Collegium Vocale Gent.

Ha actuado además en los principales escenarios internacionales en Europa, Japón, Estados Unidos o Australia. El conjunto ha llevado a cabo más de sesenta grabaciones tanto en solitario solo como con otros conjuntos, como la Orquesta el Collegium Vocale Gent, la Orchestre des Champs Elysées, el coro de la Chapelle Royale entre otros y cuentan con una discografía selecta sobre Bach o  Monteverdio Dusapin, entre otros.

Christoph Prégardien (Limburg an der Lahn, 18 de enero de 1956) es un tenor lírico alemán especializado en oratorio, música sinfónico-vocal, de cámara y ópera, que comenzó como corista en la catedral de Limburgo y estudió en Frankfurt am Mein con Martin Gründler y con Harmut Höll ganando en 1978 la competición de Berlín.

Como se  ha podido comprobar muy recientemente en el Ciclo de Lied del Teatro de La Zarzuela, es un género donde se mueve con eficacia y sabiduría. También cantó ópera en Frankfurt am Mein, Stuttgart, Hamburgo, Amberes, Karlsruhe, Zúrich, Ginebra, Gante, Montpelier, Salzburg, Tokio, Parma, Barcelona, colaborando con directores como Frans Brüggen, John Eliot Gardiner, Michael Gielen, Nikolaus Harnoncourt, Philippe Herreweghe, Christopher Hogwood, René Jacobs, Ton Koopman, Sigiswald Kuijken, Gustav Leonhardt y Helmuth Rilling.

Frecuenta los senderos diferentes de la ópera, donde se destaca como Tamino, Don Ottavio, Tito, Conde Almaviva, Fenton y Ulises de Monteverdi. Y como educador mantuvo una cátedra en la Hochschule für Musik und Theater en Zúrich y desde el 2004 en la Hochschule für Musik Köln.

Desde hace un par de años el prodigioso tenor, a veces más en la tesitura baritonal,  Christoph Prégardien ha comenzado a surcar nuevos caminos en una carrera colmada de éxitos: la experimentación, también en la dirección.

Grande y corpórea, palpable, su interpretación del Oratorio de Navidad en el Universo Barroco del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM). Otro nuevo acierto de elección y apuesta por la excelencia de sus responsables.


El Collegium Vocale de Gante, muy veterano,  ponía punto y final en 2019 a su ciclo de grandes composiciones sacras de Bach en el Auditorio Nacional, luego de haber experimentado con la Pasión según San Juan, la Pasión según San Mateo y la Misa en Si menor, con  Philippe Herreweghe al mando. Esta vez el desafío y la gran oportunidad fue para el cantante Christophe Prégardien, que dirigió de la manera más conseguida posible, ya que “solo” se limitó a cambiar de “orilla” interpretativa.

El grupo belga y su director en Madrid manejan un repertorio que les resulta un territorio por demás frecuentado en sus recitales. Vestidos de negro al completo, casi monacales, hasta saludando castrenses, su espíritu se diferenció muchísimo de los intérpretes franceses del domingo anterior, dirigidos por el chispeante William Christie, con un muestreo brillante y en general menos intimista en la lectura y en la interpretación (compositores mandan) que las Cantatas a las que honró la técnica y el saber hacer del Collegium. 

Magníficos los músicos de los instrumentos más convencionales, el órgano de Maude Gratton,  el contrabajo de Shalinsky y los intérpretes de los traversos, Patrick Beuckels, Amélie Michel, los oboes d´amore de Ponseele y Kitazato, los oboes de caccia de Timothée Oudinot y Marta Blawat, así como el fagot de Debordes, los timbales de Piechotta y las trompas de Drees, Staff y Kamps.  El coro, seguro, claro, con una emisión generosa, ajustada a la partitura e interpretada a la perfección con la guía, amable y entregada del director Christoph Prégardien, un verdadero “gardien” de sus músicos, que hace holgadamente honor a su apellido.

Entre los cuatro solistas tal vez el más aplaudido fue el contratenor Alex Potter, con una prestación peculiar y amplia, segura en lo vocal y generosa en el despliegue escénico, gran fiato, musicalidad manifiesta, siempre dentro de la línea contenida de la formación y su presentación general.

Hana Blažíková cantó adecuadamente con el bajo Peter Kooij, que estuvo a la altura, Er ist auf Erden kommen arm y  en la segunda parte, Herr, dein Mitleid, dein Erbarmen. El tenor Georg Poplutz tuvo un papel destacado en la velada, como por ejemplo en su aria de la Cantata II, Frohe Hirten, eilt, ach eilet.

Las partes corales verdaderamente ofrecieron una expresividad que para los alemanes siempre tiene unos límites bien marcados, porque se prestan a una mayor fluidez y decontracción. Bonitas, con una pronunciación dolorosamente perfecta y audible.
Mientras discurría el concierto, leyendo a ratos la traducción del alemán una reflexión sobre la estructura de esta lengua tan lejana y tan cerca del Latín, que la impregnó de su racionalidad, con los verbos al final, una sintaxis incomprensible para algunos y la aportación importante germana, esas palabras adosadas unas a otras e interminables y otras invenciones.

La batalla de Teutoburgo la perdieron los romanos en Germania  “Varo, devuélveme mis legiones” (“Quintili Vare, legiones redde!”), le escribió el emperador Augusto a su general). Una enorme confrontación entre dos mundos distintos,  belicistas y territoriales. Sin embargo, a lo largo de los siglos, más reconciliados los pueblos por momentos, la tradición musical alemana y su lengua, densa y compacta, casan muy bien con la voluntad fusional del mundo católico, más volcado hacia fuera, más explosivo.


La sala, al completo, ovacionó a los músicos, cantantes y solistas, todos, que ofrecieron bises y se mostraron conmovidos por el recibimiento de la audiencia.

Las Cantatas de Bach en el Auditorio, con un texto reducido, nada caudaloso, una lección de orden y de una musicalidad de todos, plenamente disfrutable y angélica, como se dijo al principio. Que el mensaje y los deseos de Paz y serenidad, de solidaridad, pues,  prosperen dentro y fuera de las fronteras propias y ajenas. Hace falta. Y un venturoso 2020 para todos (Frohes neues Jahr für alle).

Alicia Perris 

Fotos: Elvira Megías (CNDM)

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